Carlos M. Pablo Alcaine, Responsable de Medicus Mundi en Aragón: “Si los problemas de salud son globales, las soluciones deben serlo también”

Carlos M. Pablo Alcaine

Carlos M. Pablo Alcaine / Laura Trives

Pregunta: En una reciente jornada abordaron que "sin salud para todos, no habrá salud para nadie". ¿Esto qué implica?

Respuesta: Trabajar para que todas las personas tengan acceso a la salud es una cuestión de derechos humanos, pero también es por nuestro propio interés. La salud de las personas está interconectada, y nuevas enfermedades locales pueden derivar en una pandemia terrible. La propagación de enfermedades infecciosas que estaban en retroceso puede ser una realidad con los recortes a la cooperación. La falta de control de otras por un descenso de la cobertura vacunal favorece igualmente su propagación. En un mundo global y tan intercomunicado, la amenaza es para el conjunto de la humanidad. Por eso no podemos garantizar nuestra propia salud ni la de nadie si no es una realidad para todas las personas.

Pregunta: ¿Cómo están celebrando su aniversario?

Respuesta: Empezamos con esa misma jornada en Zaragoza, y luego, la repetimos en Teruel. Debatimos sobre los retos para la salud global con nuestro compañero y expresidente de Medicus Mundi Internacional, Carlos Mediano, y hablamos de nuestro propio trabajo en cooperación a través de Alicia del Cura, que fue voluntaria en Guatemala, así como de la violencia de género en Mozambique, a través del documental ‘Women’.

Pregunta: ¿Qué más actos tienen previstos a lo largo del año?

Respuesta: No hemos cerrado la agenda, pero en noviembre vamos a organizar otras jornadas, un acto institucional y otro más festivo, porque es importante hablar de la salud global y sus retos, pero celebrarlo y pasarlo bien también es salud.

Pregunta: ¿Qué acciones impulsa Medicus Mundi Aragón actualmente?

Respuesta: Trabajamos en cuatro países de África y tres de América Latina apoyando el acceso a los sistemas públicos de salud y su fortalecimiento, priorizando la estrategia de atención primaria, la salud pública y la salud comunitaria. Además, apoyamos actuaciones de mejora de los determinantes sociales de la salud, como el acceso al agua potable, saneamiento y nutrición o el desarrollo económico. Por último, cuidamos la equidad y la lucha contra la violencia de género, la sostenibilidad ambiental, la reducción del impacto del cambio climático en la salud y la inclusión de los colectivos más vulnerables, culturas y pueblos. Además, en Aragón hacemos muchas actividades de transformación social y trabajamos en red con la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS) para sumar fuerzas e incidir en las políticas públicas sobre desarrollo.

Pregunta: ¿Cuál ha sido su seña de identidad en este medio siglo?

Respuesta: Somos una entidad independiente, profesional -aunque integremos muchas personas voluntarias- y que trabaja por la universalidad del derecho a la salud. Pero tenemos otro objetivo fundamental: aspiramos a dejar de existir -y, cuanto antes, mejor-, a que nuestra cooperación ya no se necesite porque ese derecho a la salud ya sea efectivo para todas las personas.

Pregunta: ¿Qué han aprendido en este periodo?

Respuesta: En América Latina, donde hay organizaciones comunitarias muy fuertes, aprendimos la importancia del trabajo de promoción y cuidado básico de la salud liderado por las propias comunidades. Permite llegar a mucha más población cuando los recursos son escasos y facilita la vigilancia, promoción y prevención de la salud. Nuestro sistema público haría bien en integrar, con las adaptaciones necesarias, este modelo. Otro gran aprendizaje ha sido la importancia de respetar las culturas locales e integrar la medicina tradicional. En Churcampa, Perú, favoreciendo en los centros de salud el parto vertical con la mujer agarrando una cuerda que cuelga del techo, como es la costumbre local, se logró aumentar el número de partos atendidos y que no hubiera más muertes maternas.

Pregunta: 50 años después, ¿cuáles son los nuevos retos para la salud global?

Respuesta: El cambio climático o las resistencias a los antibióticos y otros antimicrobianos que, aunque no son retos nuevos, están cada vez más presentes. Quizás lo más novedoso es la cultura de la desinformación, por ejemplo, con el rechazo a las vacunas o el desprecio por la ciencia, o la quiebra del multilateralismo, con la salida de EEUU de la OMS. También está el falso dilema de pobres contra pobres, que preconiza que no debemos atender las carencias de personas fuera de nuestras fronteras. Pero, si los problemas de salud son globales, las soluciones deben serlo también, y priorizando allá donde las necesidades son mayores.

Pregunta: ¿Qué hace falta para que toda la población mundial disfrute del derecho a la salud?

Respuesta: Eso no ha cambiado, sean cuales sean los retos que enfrentemos en cada momento, quizás el principal sea la inequidad, que además es transversal a todos los demás. Combatir las profundas desigualdades sociales y económicas que sufre la humanidad es lo más importante para el acceso al derecho a la salud de todas las personas.

Tracking Pixel Contents