Inclusión con mucho ‘flow’

La cultura urbana se vuelve accesible, convirtiéndose en un elemento de cohesión social e inclusión. Este viernes, 25 de abril, a las 18.00 horas, el Centro Cívico Teodoro Sánchez Punter del barrio de San José acogerá el Festival Rapsivoy+, un espacio de expresión artística que rompe barreras, promovido por el centro de tiempo libre Kambalache, proyecto de ocio y deporte inclusivos de Kairós.

El festival, que alcanza su tercera edición, empezó siendo un evento de rap, y ahora se amplía a otras músicas y al baile para favorecer una mayor participación de artistas amateurs. «Por eso, hasta ahora se ha llamado Rapsivo, y a partir de esta edición le hemos cambiado el nombre a Rapsivoy+, porque damos opción a artistas de rap, pero también va a haber diferentes actuaciones de muy diversa índole», explica Ana Martínez, coordinadora de Kambalache.

Canto, violín, baile moderno… Así, hasta un total de doce solistas pasarán por el escenario, además del equipo de danza del propio centro de tiempo libre de Kairós. Otros artistas que no podrán acudir personalmente han querido participar por vídeo. Es el caso de uno de los componentes de Natos y Waor, así como el del grupo de baile del Colegio de Educación Especial Rincón de Goya. «Y, además, vamos a contar con el rapero aragonés Francesc Tamarit, que ha colaborado desde el principio con este evento, y también vendrá a actuar», añade Martínez.

Muchos de los artistas son usuarios y usuarias con discapacidad intelectual de Kambalache. «Pero el evento se difundió para que cualquier persona con o sin discapacidad que quisiera participar pudiera apuntarse», indica la responsable del programa de ocio de Kairós, «integrando distintos colectivos, edades, habilidades y experiencias en un espacio común de expresión artística».

De ahí que Rapsivoy+ se considere «totalmente inclusivo, además de accesible para todo el mundo. No hay que adquirir ninguna entrada, solo acercarse al centro cívico y disfrutar» de manera gratuita. Y, si alguien no puede pasarse este viernes, el jueves tiene la oportunidad de asistir a los ensayos generales, a partir de las 18.00 horas, en Harinera ZGZ.

La idea de organizar un festival con estas características surgió hace tres años, por un usuario de Kambalache aficionado al rap, que no encontraba su oportunidad para poder actuar ante el público. «Quisimos darle la opción, tanto a él como a otros jóvenes y personas con y sin discapacidad, de disponer de un espacio inclusivo, en el que poder expresar sus habilidades artísticas», recuerda Ana Martínez.

«La música, el rap y cualquier disciplina artística –continúa-, son una parte primordial de las personas, ya tengan discapacidad o no. Pero es verdad que con discapacidad nos encontramos con muchas barreras a la hora de poder participar en eventos en la ciudad. Por eso creímos que era necesario poder contar con un espacio como este festival, o como el que hacemos a final de curso, que se centra más en el teatro, fundamentales para acercar a las personas con discapacidad al bienestar emocional y la mejora de la autoestima que solo te da la cultura», sostiene la coordinadora de Kambalache.

«Lo que queremos hacer en Kairós, a través de Rapsivoy+ y de otras actividades, es proporcionar entornos inclusivos para no dirigirnos siempre a personas con discapacidad, y empezar a ampliar un poco con actividades más inclusivas y accesibles». Porque «la verdadera inclusión es participar todos juntos, y no solo las personas con discapacidad. Aunque las personas usuarias de Kambalache lo son, buscamos también ir haciendo de forma progresiva este tipo de acciones que pueden acercar la discapacidad intelectual a la comunidad, haciendo que cualquier actividad pueda ser inclusiva».

Al final, este festival es también es una forma de sensibilizar a la sociedad y mostrar las capacidades de los integrantes de este colectivo. «Todavía quedan muchos estigmas y estereotipos. Pero en Kambalache, por ejemplo, tenemos los jueves solidarios, en los que nuestros usuarios hacen algo por los demás. Ayudaron un montón a los afectados por la dana de Valencia, y también colaboran con el Banco de Alimentos. Con estas acciones, demuestran que no siempre tienen que ser ellos los beneficiarios de la ayuda. Son capaces de hacer muchas cosas», en el ámbito artístico, «pero también en el laboral, o en cualquier otro».