La Europa más inclusiva

Un grupo de ocho italianos con discapacidad intelectual ha visitado Zaragoza durante unos días para participar y aprender de las actividades de Kairós, en un intercambio facilitado por los programas Erasmus+ KA1 Movilidades de aprendizaje

Una de las actividades más destacadas del intercambio fue el taller de accesibilidad cognitiva y lectura fácil

Una de las actividades más destacadas del intercambio fue el taller de accesibilidad cognitiva y lectura fácil / Servicio Especial

Allá donde hay «ilusión por compartir experiencias», se puede derribar cualquier barrera para el entendimiento, incluida la del idioma. Esa es la sensación con la que se queda Amor Numancia, responsable del área de discapacidad de la cooperativa aragonesa de iniciativa social Kairós, tras la experiencia vivida la semana pasada junto a integrantes de la entidad italiana Stranaidea, procedente de Turín.

Un grupo de ocho italianos con discapacidad intelectual, acompañado por dos educadoras de apoyo, experimentó y aprendió durante unos días de las actividades diarias y el enfoque de trabajo de Kairós en sus centros, fomentando el intercambio de buenas prácticas y el desarrollo de habilidades. Vinieron a Zaragoza de intercambio, en el marco de los programas europeos Erasmus+ KA1 Movilidades de aprendizaje.

El objetivo de estos programas es que personas de todas las edades y procedencias aprendan conocimientos, habilidades y experiencias a través de la movilidad transnacional. Contribuyen a construir una sociedad más inclusiva y consciente de la diversidad, a la vez que fomentan el desarrollo personal y la autonomía de los participantes.

Es «su vocación transformadora», indica Numancia, «compartida con Stranaidea», la que llevó a Kairós a embarcarse en este proyecto. Para la entidad aragonesa, ha supuesto «una apuesta estratégica por la innovación, la apertura europea y la mejora continua de su labor social, una oportunidad valiosa para enriquecer nuestro trabajo diario y avanzar hacia una sociedad más inclusiva», agrega.

«Nos ha permitido fortalecer las competencias del equipo profesional de Kairós, al entrar en contacto con nuevas formas de intervención», continúa Amor Numancia. «Asimismo, ha brindado a las personas con discapacidad intelectual, protagonistas reales del intercambio, la posibilidad de vivir una experiencia formativa y cultural que potencia su autonomía, su desarrollo personal y sus capacidades sociales, desde una lógica de empoderamiento y participación activa».

Pero, como ocurre en todo intercambio, los beneficios son de ida y vuelta. Kairós ha podido «compartir y aportar, desde nuestra propia experiencia, prácticas y valores», y un modelo de intervención «basado en la atención personalizada y el respeto a los ritmos y capacidades de cada persona. Promovemos la participación real en entornos normalizados, el fomento de la autonomía y la implicación en actividades con sentido comunitario».

Stranaidea cuenta con una amplia trayectoria ofreciendo servicios para personas en riesgo de exclusión y con discapacidad, incluyendo los centros Artemisa y Casa di Zenzero, donde reciben apoyos las ocho personas que visitaron Zaragoza. Todas ellas han podido conocer de primera mano el Centro Ocupacional de San José y participar en actividades dedicadas a la accesibilidad cognitiva, acudir a una representación teatral o realizar un taller de cocina española. Visitaron también el Centro Ocupacional Parque Goya y hasta tuvieron tiempo de asistir al festival de fin de curso del Centro de Tiempo Libre Kambalache y, como despedida, de realizar una visita cultural al Palacio de la Aljafería.

El grupo llegado de Italia, con sus dos educadoras

El grupo llegado de Italia, con sus dos educadoras / Servicio Especial

El programa, denominado Intercambio de aprendizaje Kairós-Stranaidea: un puente europeo para la inclusión, combinaba momentos formativos, culturales, lúdicos y de convivencia, «creando un clima muy propicio para el aprendizaje compartido y el fortalecimiento de vínculos entre participantes de ambos países», sostiene Amor Numancia. Pero, «uno de los elementos que seguramente más ha impactado positivamente al grupo italiano ha sido la calidez de la acogida», que «ha generado un ambiente de confianza y ha facilitado una comunicación fluida, más allá de las barreras lingüísticas o culturales».

De hecho, «lo que realmente ha funcionado han sido la comunicación no verbal y la empatía: miradas, sonrisas, gestos, abrazos. Las actividades compartidas, como el teatro, los talleres o la cocina, generaron un espacio donde el lenguaje verbal no era lo más importante. La convivencia, el respeto y la buena voluntad hicieron posible una experiencia de comunicación auténtica. La visita ha demostrado que, cuando hay intención y sensibilidad, la inclusión se habla con todos los sentidos, y las diferencias lingüísticas se convierten en oportunidades para descubrir otras formas de entenderse y conectar».

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