Isabel Funes: "Campañas de desprestigio amenazan la solidaridad internacional y sus valores"
La FAS ha lanzado una campaña para desmentir los bulos que cuestionan y atacan a diario la labor de las oenegés.

Isabel Funes, vicepresidenta de la Federación Aragonesa de Solidaridad / SERVICIO ESPECIAL
¿Tantos bulos circulan sobre las oenegés?
Sí, la cooperación y la solidaridad están siendo amenazadas y criticadas sin piedad. Son moneda de cambio en el panorama político y denostadas por los discursos de odio de la ultraderecha. Ante esta manipulación, es más necesario que nunca explicar nuestro trabajo. Las oenegés realizan proyectos en muchos rincones del planeta, fruto del compromiso y esfuerzo de profesionales y voluntariado, que dan respuesta a necesidades básicas como salud, alimentación, vivienda, educación, estructuras democráticas y paz. Hemos lanzado una campaña para recordar el papel de la cooperación y desmentir los bulos que sufre a diario.
¿De dónde salen estos ataques?
En Europa y Estados Unidos se están dedicando recursos económicos a campañas de desprestigio, que no solo amenazan la solidaridad internacional como mecanismo, sino también los valores que esta entraña: comunidad, unión, ayuda mutua, empatía. Lo contrario es un aumento del individualismo que lleva a una sociedad enferma.
Por ejemplo, se dice que las oenegés gastan todo el dinero en sueldos y no llega a los más necesitados. ¿Es así?
Las oenegés estamos sometidas a exhaustivos controles de transparencia y auditorías, cuya información está disponible para ser consultada. Cada céntimo de fondos públicos es justificado con rigor, de acuerdo a las intervenciones de cada gobierno u organismo. Además, los salarios soportan la estructura necesaria para gestionar nuestros proyectos, y hay personas voluntarias que nos ayudan a desempeñar la tarea.
¿Es la cooperación solo asistencialismo?
La cooperación para el desarrollo se divide en dos partes: ‘cooperar’, que significa trabajar codo a codo con nuestras contrapartes del sur global, y ‘desarrollo’, que no tiene nada que ver con repartir ayuda puntual, sino con apoyar procesos duraderos que parten de las comunidades locales. Este es el enfoque en el que nos basamos, bastante alejado del asistencialismo. Trabajamos desde las causas de la raíz de la pobreza y promovemos el desarrollo a largo plazo.
No merece la pena ayudar a los países pobres, porque siempre lo serán. ¿Qué tienen que decir?
Esa idea es falsa y profundamente desalentadora. Una cosa es reconocer las causas estructurales de las desigualdades sociales, contra las que las oenegés trabajamos día a día, y frente a las que reclamamos coherencia para que no haya contradicción entre lo que se trabaja desde la cooperación y las políticas financieras, comerciales o medioambientales que amenazan sus logros. Otra muy distinta es negar que la cooperación al desarrollo carece de impacto. Evaluamos nuestras acciones para rendir cuentas de todo lo logrado. Gracias a la cooperación, millones de personas han salido de la pobreza extrema, tienen agua potable, educación, vacunas y mejor nutrición materno-infantil.
¿Viven de lujo los cooperantes, mientras van de salvadores?
No son héroes, sino profesionales con formación y experiencia que colaboran con organizaciones locales para que las personas y las comunidades sean protagonistas de su propio desarrollo. Su trabajo, además de exigir perfiles técnicos muy especializados para abordar problemas complejos en contextos muy frágiles, exige un profundo compromiso personal y humano. En muchas zonas existe un riesgo real, por eso es esencial que vivan en alojamientos seguros. Pero eso no es un lujo, sino una medida básica de protección.
¿Se puede ayudar a los pobres ‘de aquí’, y también a los ‘de allá’?
No solo es compatible, sino necesario. Las personas que trabajamos en cooperación no distinguimos en qué trocito de tierra habita la pobreza; al contrario, apostamos por un mundo más humano y justo. No hay que dejar a nadie atrás, se encuentre donde se encuentre.
¿Las oenegés están políticamente sesgadas?
Son organizaciones independientes que trabajan por los derechos humanos y la justicia social. Su objetivo es ayudar a quienes lo necesitan, sin importar ideologías. Los derechos humanos se encuentran por encima de los sistemas de creencias.
¿Gobiernos y empresas harían mejor el papel de las oenegés?
Hay faena para todos. Gobiernos, empresas y oenegés tienen roles distintos y complementarios. Sin embargo, estas últimas llegan donde ni los estados ni las empresas pueden o quieren estar. Además, el valor añadido de nuestra experiencia y alianzas locales y nuestro enfoque de derechos garantizan que la ayuda no sea solo económica, sino transformadora. El trabajo conjunto es lo que marca la diferencia.
¿Es ineficaz la ayuda humanitaria?
La ayuda humanitaria salva vidas cada día en contextos de conflicto, desastres naturales o crisis. Hay errores, como en cualquier sistema complejo y humano, pero también controles, y muy estrictos. La mayoría de los recursos llega, y llega bien, aunque estos logros no siempre salgan en las noticias.
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