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Alojados con dignidad

El innovador modelo de alojamiento para temporeros agrícolas en situación de exclusión social en el Valle del Cinca, puesto en marcha por la Orden Constantiniana de San Jorge, recibe el Premio de Filantropía CaixaBank Wealth Management

Juan Luis Doncel y Paredes recibe el Premio de Filantropía CaixaBank Wealth Management de manos de Isabel Moreno.

Juan Luis Doncel y Paredes recibe el Premio de Filantropía CaixaBank Wealth Management de manos de Isabel Moreno. / Servicio Especial

La precariedad en la que a menudo se ven obligados a vivir los trabajadores temporeros del campo en las comarcas frutícolas de Aragón ha generado indignación durante años. Pero también hay casos merecedores de reconocimientos, por transformar «de manera ejemplar la realidad de personas vulnerables».

Así lo califica la directora territorial Ebro de CaixaBank, Isabel Moreno, que ha sido la encargada de entregar el Premio de Filantropía CaixaBank Wealth Management en la Dirección Territorial Ebro a Juan Luis Doncel y Paredes, delegado de la Orden Constantiniana de San Jorge en Aragón, Navarra y La Rioja, por su innovador modelo de alojamiento para temporeros en situación de exclusión social en el Valle del Cinca. Para el galardonado, este reconocimiento «supone un apoyo esencial» y «un impulso para dar continuidad a este proyecto».

El gran logro ha sido conseguir la implicación de instituciones públicas, entidades sin ánimo de lucro y empresas de la zona para mejorar las condiciones de vida de los temporeros y los servicios que reciben. Por ello, Moreno agradece a Doncel y Paredes «su capacidad para generar alianzas», lo que ha hecho posible un proyecto único en España, con un gran impacto social y económico. Y este responde que «es necesario que todos los agentes sociales se unan para buscar soluciones a problemas tan acuciantes como el de los temporeros».

La actuación dio albergue en sus inicios a 50 personas y, actualmente, cobija a 200. Además de la mejora de la habitabilidad, condiciones laborales y bienestar de los beneficiarios, la construcción de los alojamientos ha contribuido a la generación de empleo en la comarca, ha reducido los conflictos sociales y ha posibilitado un mayor control de la contratación laboral.

«El proyecto nació por iniciativa de Su Majestad la Reina Sofía. Justo antes de la pandemia, le inquietaba la situación en la que estaban los temporeros por toda España, y el secretario de su fundación me llamó para ver si me podía encargar de hacer algo al respecto», recuerda Doncel y Paredes. «Vimos las necesidades dentro del territorio de Aragón, donde pudiéramos solventar el problema de los temporeros, e hicimos un estudio logístico sobre los valles del Cinca y del Jalón».

«La idea era implicar a varios actores; cuantos más, mejor saldría el proyecto», continúa. «Quería contar con una administración pública, una institución de caridad, los dueños de los terrenos de cultivo y los propios temporeros». Conciliar intereses tan dispares «fue lo más difícil, y lo más bonito a la vez».

Tras contactar con distintos gobiernos municipales, como los de Calatayud o Monzón, y varios intentos fallidos, los alojamientos se acabaron instalando en Fraga. De la financiación se hizo cargo la Fundación Reina Sofía. Y el consistorio fragatino puso los terrenos y dotó a las instalaciones de infraestructuras y suministros.

La gestión se encargó a Cáritas, que suscribió un convenio por diez años con el ayuntamiento. «Esto garantiza la estabilidad y la continuidad en el tiempo del proyecto, que es lo que buscábamos. Y los alojamientos están abiertos todo el año como albergue para quien lo necesite, no solo durante la temporada de recogida de fruta». Una iniciativa «pionera, que está sirviendo como inspiración en otros lugares, ya que se han interesado por este modelo ciudades como Albacete o alguna empresa de Sudamérica», relata el delegado en Aragón de la Orden Constantiniana de San Jorge.

De la instalación de los bungalós se encargó una empresa de Calatayud. Y, «como no queríamos que fuese una residencia fría, se rodearon de vegetación y arbolado para hacer la vida más agradable a los temporeros». Se añadieron módulos de lavandería, comedor, zona social… «En definitiva, construimos un pequeño barrio».

Nada que ver con las condiciones «precarias, por decir algo», en las que muchos temporeros del campo vivían antes en el Valle del Cinca. «Sin agua, bajo plásticos, sin medidas de higiene…», detalla Doncel y Paredes, quien agradece la implicación de la entonces alcaldesa de Fraga, «que la pobre murió» en 2022, lamenta, y su sustituto, Santiago Burgos, «que nos ayudó también desde el principio. Su secretaria, Laura Navarro, se portó excelentemente con nosotros, y se quitó horas de sueño y de estar con su familia por nuestro proyecto. Es el alma mater de Fraga», que ya aloja con dignidad a quienes sostienen la economía de la comarca.

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