Una mancha oleaginosa de un kilómetro de largo por un metro de ancho desplazándose lentamente aguas abajo de Flix, cerca del punto donde 15 días atrás se produjo un vertido de mercurio, sembró de nuevo la alarma ayer en las poblaciones de la ribera del Ebro. Un centenar de efectivos de los Bomberos de la Generalitat, agentes rurales y policías locales intentaban anoche detener la mancha tóxica a la altura de Mora de Ebro con dos barreras flotantes, a 70 metros de distancia, cedidas por las empresas Repsol y Tarraco Ecològic. Una barrera anterior más pequeña, colocada en Ascó, no pudo parar el vertido. Francisco José Godó, responsable de Vertidos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), apuntó desde un primer momento que el elemento detectado era aceite mineral que podría proceder de una central hidroeléctrica (en la zona operan tres, en Mequinenza, Ribarroja y Flix), pese a que al principio se sospechó de Ercros, presunta responsable del vertido de mercurio. La Agencia Catalana del Agua (ACA) fue la primera en localizar flotando en el río lo que describió como "un producto químico de aspecto morado-azulado". La CHE ordenó disminuir el caudal de desembalse en Ribarroja, de 240 a 80 metros cúbicos por segundo, para ralentizar la mancha. Ante la disminución de caudal para el circuito de refrigeración, la nuclear de Ascó optó por recircular el agua para poder devolverla al río suficientemente fría. Responsables de la nuclear se encargaron de transmitir el aviso al Ayuntamiento de Ascó y al Consejo Comarcal de la Ribera de Ebro, cuyo presidente, Santiago Campos, pasó la alerta a todas las poblaciones de la comarca con el fin de evitar que los vecinos cogieran agua del Ebro para regar. "Esto ya empieza a ser fantasmagórico", exclamó Campos refiriéndose a la situación del río desde que el 25 de diciembre aparecieran 4.000 peces muertos en Flix. La Comunidad General de Regantes de la Derecha del Ebro, desde cuyo canal se capta el agua del Consorcio de Aguas de Tarragona, que suministra a 40 municipios, estaba preparada para cerrar las compuertas en Xerta si la mancha llegaba, lo que parecía improbable.