El nuevo Estatuto que propone Juan José Ibarretxe para Euskadi plantea la posibilidad de que los vascos se pronuncien sobre su "segregación" y, en caso de respaldarla de forma mayoritaria, recoge la obligación de las instituciones vascas y españolas de pactar las condiciones para que esa secesión se produzca. Así figura en un borrador de su propuesta que, según dijo ayer el lendakari, sólo es uno de los ocho documentos preliminares con los que está trabajando.

El texto fue difundido por los diarios Abc y El Correo , lo que fue interpretado por la vicelendakari, Idoia Zenarruzabeitia, como la muestra de que su filtración persigue "condicionar" el debate y crear "confusión e intranquilidad" entre los vascos.

Se trata de un documento que concreta el plan esbozado hace un año por Ibarretxe. Es un texto articulado para ser presentado al Parlamento vasco como proyecto de ley. Un nuevo Estatuto para sustituir al de Gernika, que lleva el nombre de Estatuto Político de la Comunidad Libre Asociada de Euskadi. Para entrar en vigor, debería concitar la mayoría absoluta del Parlamento vasco, recibir el apoyo de las Cortes españolas y ser ratificado en referendo.

VOLUNTAD DE LOS VASCOS En caso de salvar esos pasos, el nuevo Estatuto permite a los vascos pronunciarse en una consulta sobre la "segregación del Estado". Si la "voluntad clara e inequívoca" de los vascos es ésa, "las instituciones vascas y españolas se entenderán comprometidas a garantizar un proceso de negociación para establecer de común acuerdo las condiciones de la misma".

El texto parte de que el derecho de autodeterminación del pueblo vasco lo legitima para definir qué relaciones quiere tener con España. También otorga al Gobierno vasco la potestad de convocar referendos e incluye el reconocimiento de la "nacionalidad vasca", que será "compatible" con la española y que tendrá carácter "oficial".

Para justificar "la voluntad" de llegar a un nuevo "pacto de convivencia con España", el texto se remite a la Constitución, que ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales. Asimismo, establece los mecanismos para articular las relaciones con Navarra, así como con los "territorios vascos ubicados en el Estado francés".

El borrador limita las alusiones a la Constitución, pero sí apunta que los vascos ostentarán los derechos y deberes fundamentales establecidos en la Carta Magna y los que les corresponden como europeos. También faculta a la "comunidad libre asociada" a tener voz en Europa, establecer relaciones internacionales o contar con selecciones deportivas.

GUIÑOS A BATASUNA El texto está plagado de guiños a las reclamaciones de Batasuna y abre una vía para que se reorganice, ya que pone en manos del "inviolable" Parlamento vasco la facultad de "creación, reconocimiento, organización y extinción de partidos políticos".

El proyecto fija que la relación entre la "comunidad libre asociada de Euskadi" y España estará sujeta a un "régimen de garantías jurídicas" basadas en los principios de "lealtad institucional recíproca, cooperación y equilibrio entre poderes". Aquí se alude al polémico artículo 155 de la Constitución, que facultaría al Estado a suspender una autonomía, para señalar que, de conformidad con la "bilateralidad y el respeto mutuo", no será aplicable en Euskadi.

MIMETISMO CON QUEBEC Fuentes del PNV atribuyeron ayer la inclusión de un término tan poco usual entre los peneuvistas como el de "segregación" al mimetismo con los nacionalistas de Quebec. Una nota del Gobierno vasco recordó que la propuesta de Ibarretxe no se conocerá hasta que la presente al Parlamento en septiembre. "Que nadie se ponga nervioso", recomendó.