España puede contar con "la solidaridad" alemana para afrontar los problemas de la inmigración procedente de África. Esas fueron ayer las primeras palabras de apoyo de la cancillera alemana, Angela Merkel, a su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la 20ª cumbre hispano-alemana, celebrada en Meersburg, al pie del lago Constanza. En poco más de una hora, Merkel y Zapatero despacharon "el problema concreto" de la inmigración, además de la cooperación dentro de la UE, el envío de tropas al Líbano y la opa de E.ON.

La cancillera reconoció que la frontera sur de España es la frontera sur de Europa y que los Veinticinco deben aportar "ayuda". Si se refuerza la Frontex (agencia europea de control de fronteras exteriores) esto puede ayudar a resolver el problema, adaptando sus métodos de trabajo "a esta nueva realidad", explicó Merkel, que añadió que este no es solo "un problema español", sino que afecta a toda la UE.

Zapatero, que llegó con 20 minutos de retraso al encuentro por problemas horarios de la delegación española, agradeció calurosamente a Merkel el apoyo europeo ante un problema de tal gravedad y expresó su confianza en que "el fenómeno migratorio y el reto que comporta" sea un tema a abordar en el seno de la Unión Europea, a través de la agencia Frontex.

MANDATO ALEMÁN El dirigente español mostró sus esperanzas abiertas para el próximo mandato alemán en la UE, cuya presidencia comienza a primeros del 2007, y recordó que España y Alemania son dos países profundamente europeístas, dispuestos a relanzar el proceso de la Constitución europea.