La legalización de Batasuna, el acercamiento de presos y la puesta en marcha de la mesa de partidos son para Juan José Ibarretxe elementos clave de la fórmula para superar la actual situación de bloqueo que sufre el proceso de paz y normalización política en Euskadi. Por eso, el lendakari aprovechó el debate de política general en el Parlamento vasco para proponer un gesto simultáneo: la formación ilegalizada presenta nuevos estatutos y el Gobierno del PSOE se compromete a dar "garantías jurídicas" de que serán aceptados.

Esta propuesta fue acogida con indiferencia por parte del secretario general del PSE. Patxi López la ignoró a la hora de responder a Ibarretxe. Como tampoco valoró la petición del lendakari a José Luis Rodríguez Zapatero para que "sea sensible" a las peticiones de las instituciones vascas y acepte el traspaso pendiente desde hace 28 años de las prisiones de Euskadi a la Administración autonómica.

Lo que sí hizo el líder socialista fue comprometer la voluntad del PSE de constituir una mesa de partidos "para hablar de los problemas políticos de Euskadi". López precisó que esa mesa solo se podrá formar en "ausencia de violencia" y rechazó que ese foro sea una exigencia de ETA. Su novedoso compromiso en favor del diálogo se produjo en medio de la insistente demanda de Batasuna que cada día, y ayer también, reclama la mesa de partidos.

SIN PRECIO Aunque a los socialistas no les gustó nada que Ibarretxe diera una clase teórica sobre lo que deben hacer los partidos para conformar el foro de diálogo ni que concretase la urgencia de constituir de inmediato una "comisión" que se presente ante la sociedad como primer acuerdo, López evitó la polémica.

Adujo que la "mejor norma" es "hablar poco". De todas maneras, reconoció que "la prioridad de las prioridades" de los socialistas es lograr que el fin de la violencia sea pronto "un hecho irreversible" y que se consiga "sin pagar precio político".

En las antípodas se situó la presidenta del PP vasco. María San Gil mantuvo su discurso duro y acusó a Ibarretxe de pretender un "fraude de ley" con sus propuestas para legalizar a Batasuna. Con permanentes indirectas al PSE, sentenció que el "mal llamado" proceso de paz es en realidad un proceso de "cesión" a las amenazas de ETA-Batasuna para negociar la autodeterminación.

CUESTIÓN DE FONDO El papel del lendakari en este momento se transformó en cuestión de fondo del debate que inauguraba el curso parlamentario. Fuera del diálogo entre el Gobierno y ETA y pendiente de que los partidos vascos le atribuyan un cometido concreto en la futura mesa, Ibarretxe no quiso limitarse a bucear en las tareas de gestión y centró buena parte de las dos horas de discurso en desgranar análisis y propuestas en torno a la situación. Así, equiparó la "irresponsabilidad" de Batasuna por no desmarcarse de la kale borroka con la del presidente del Gobierno por "negar" el derecho de autodeterminación.

Las fuerzas aliadas en el Gobierno (PNV, EA y EB) hicieron piña para defender el mensaje. Los tres partidos son conscientes de que es el lendakari quien frena las desavenencias, tanto las que a nivel interno se lidian dentro del PNV entre los partidarios de Josu Jon Imaz y los de Joseba Egibar, como las que enfrentan a este partido con EA después de que la formación presidida por Begoña Errazti optara por no mantener la coalición con el PNV.

El PP cuestionó el liderazgo del lendakari y López solo se enfadó ante el interés del lendakari y el portavoz del PNV, Joseba Egibar, por reivindicar el llamado plan Ibarretxe. Esta propuesta, que el Congreso rechazó en febrero del 2005, planeó como un reducto del pasado a la hora de los reproches. Pero tanto el lendakari como López quisieron transmitir un mensaje de "esperanza".