El PSOE saludó ayer, aunque con cautela, la disposición de Mariano Rajoy a inaugurar una nueva época política basada en el diálogo. "Queremos que el PP entierre la crispación para abrir una nueva etapa en la historia de España. Por eso damos la bienvenida al diálogo", manifestó el secretario de organización del PSOE, José Blanco, al término de la reunión de la comisión ejecutiva federal. Sin embargo, Blanco expresó sus dudas de que los populares cumplan sus buenos propósitos: "A ver cuánto les dura".

La estrategia del nuevo PP, que pretende erradicar su imagen agresiva con el fin de ganar más simpatías en el espectro del centro político, ha puesto en guardia al PSOE, que ya se había acomodado a un rival de maneras radicales y posiciones rancias en materia social. El giro que pretende imprimir Rajoy a su partido planeará en el congreso que los socialistas celebrarán los próximos días 4, 5 y 6 de julio en Madrid.

A la ponencia marco del cónclave socialista se han presentado cerca de 6.000 enmiendas, el doble que en el 2004. Blanco afirmó sentirse "especialmente orgulloso" del debate generado en el seno del partido.

SEÑAL DE AVISO Pero fuentes socialistas interpretan el aluvión de enmiendas a la ponencia como un aviso contra la línea adoptada por la dirección en algunas materias. Por ejemplo, muchos enmendantes reclaman la aprobación de una ley de plazos para el aborto, regular la eutanasia o finiquitar los acuerdos con la Iglesia.

Por otra parte, asociaciones de barrio y comarcales de Madrid y Valencia quieren evitar la propuesta del aparato de constituir ejecutivas municipales en las grandes ciudades.