La Dirección General de la Policía realizó un retrato robot del asesino de Giménez Abad que tampoco ha acabado conduciendo hasta el terrorista. Según la documentación difundida por la Policía Científica, el presunto etarra tenía entre 20 y 25 años, de complexión delgada, una estatura de 1,80 y cabello negro y ondulado, si bien no se descartaba que hubiera utilizado peluca para cometer el crimen. Una veintena de testigos, que presenciaron en alguna medida los hechos, y sobre todo el hijo del fallecido, que vio cómo el hombre mataba a su padre, ayudaron a realizarlo.