José Luis Rodríguez Zapatero negó ayer la posibilidad de que el relevo de Celestino Corbacho al frente del Ministerio de Trabajo sirva también para hacer una reestructuración más profunda del Ejecutivo. No habrá crisis de Gobierno, pese a que miembros de la Ejecutiva del PSOE y algunos ministros relevantes llevan tiempo diciéndole que debe nombrar a ministros de un perfil "más político y menos técnico" para remontar esas encuestas que ahora mismo dan al PP como seguro vencedor en las elecciones generales del 2012.

Acababa de finalizar su mitin en Ponferrada, en su León natal, cuando el presidente se reunió con varios periodistas y, aparentemente relajado tras augurar ante 5.000 personas congregadas en un polideportivo (según las cifras de los socialistas) que a Mariano Rajoy solo le espera la "oposición" durante otros cuatro años, repasó los principales asuntos de la convulsa actualidad política.

El jefe del Ejecutivo sostuvo que el reciente acuerdo de estabilidad con el PNV, que le asegura su puesto hasta el fin de la legislatura, no debilita al lendakari, Patxi López, --"al revés", señaló--; que el nuevo titular de Trabajo será nombrado el miércoles, tras la previsible aprobación de los presupuestos con los votos del PSOE, PNV y Coalición Canaria (CC); que el acuerdo con el partido del archipiélago estaba también "cerrado", y que por el momento no piensa anunciar si volverá a ser candidato a la presidencia del Gobierno.

CUESTIONES DE ESTRATEGIA "Es un factor político; una cuestión estratégica", dijo el jefe del Ejecutivo sobre su intención de no revelar su futuro. ¿Pero ya lo tiene decidido? "Él lo intuye", contestó el presidente. Dicha así, la frase podría denotar que el candidato socialista a la Moncloa no será él sino otro. Pero no. Zapatero utilizó aquí el estilo Julio César, que consiste en hablar de sí mismo en tercera persona, y ligó su respuesta a una inmediatamente anterior.

Se le había preguntado por el nombre del sustituto de Corbacho, que no ha sido nombrado hasta ahora porque al presidente no le parecía "adecuado" hacerlo en plena negociación presupuestaria, y cuando no quiso decir quien sería, la siguiente pregunta fue si el elegido sabía que era el elegido. "Él lo intuye", respondió. Zapatero, por tanto, también parece tener decidido qué será de él a partir del 2012.

Gran parte de la charla giró en torno a Euskadi. Por el pacto con el PNV, cuyo apoyo a las leyes económicas del Gobierno hasta el final de la legislatura a cambio de 20 transferencias y partidas presupuestarias deja en una delicada situación a López.

¿Incómoda posición para López? No, según Zapatero. Al contrario, el presidente considera que el líder el PSE sale reforzado. Por dos motivos: por un lado, dijo, con el acuerdo se muestra la capacidad de los socialistas para tomar acuerdos con distintas fuerzas --el PP en Euskadi y el PNV en Madrid--; por otro, se ahonda en la senda del desarrollo del Estatuto de Gernika.

"NO ESTAMOS BIEN" En la conversación, el secretario general admitió el pésimo escenario que por ahora auguran las encuestas al PSOE. "No estamos bien", reconoció Zapatero, que durante el mitin, en el que se presentaron los candidatos de Castilla y León a las autonómicas y municipales, había dicho a su auditorio que, por mucho que digan los sondeos, hay partido de aquí al 2012: "Un año y medio, en política, es mucho tiempo".