La dirección del PP hará la vista gorda con el alcalde de Valladolid y sus intolerables calificativos sobre Leire Pajín. Es más, la opción más probable es que repita como candidato en las próximas municipales. De hecho, el regidor pucelano ha recibido, vía telefónica, el aliento del propio Mariano Rajoy, quien, según su entorno, considera un simple error las declaraciones machistas de Javier León de la Riva por "lo precipitado" de su opinión sobre la nueva ministra de Sanidad.

Pero la cúpula popular teme que esta "excepción" pueda convertirse en regla general dentro de sus filas, y que la estrategia de comunicación diseñada por el nuevo Gobierno saque de su letargo al ala dura del partido para intentar dar la réplica.

Los contras de la posible "radicalización" del PP como reacción a los ataques que está recibiendo (y le seguirán lloviendo desde la Moncloa y la sede socialista en esta nueva etapa) preocupan a los colaboradores de Rajoy. Tanto, que han sido motivo de reflexión y de horas de conversación en los últimos días. Y han conllevado que, durante el pasado fin de semana, destacados dirigentes conservadores hayan aprovechado actos con la militancia e, incluso, alguna entrevista, para hacer continuos llamamientos a la "moderación".

CONVENCIÓN Uno de los populares más activos a la hora de advertir de los riesgos de "caer en la trampa" del discurso radical está siendo el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. El sábado pasado, en el seno de una convención del PP que reunió en Madrid a más de 4.000 personas, se encargó de lanzar en nombre de la dirección del partido un primer aviso. "Frente al radicalismo en que ha entrado la izquierda, el PP no caerá en un radicalismo alternativo. No vamos a hacerles el juego. Y frente a una izquierda radical, no se encontrarán una derecha radical, sino una derecha moderada y centrada, solvente y cercana".

Además, Gallardón concedió una entrevista al diario La Razón en la que volvió a incidir en que ahora, "más que nunca", los populares deben insistir "en la moderación y en el centrismo".

El desvelo de Gallardón es compartido por casi toda la dirección del PP. Incluido Rajoy, que se puso manos a la obra el pasado domingo en un mitin en Linares (Jaén) y se sumó a las apelaciones a la tranquilidad, después de recordar a los suyos que los sondeos les son propicios y que entrar en el cuerpo a cuerpo con un Ejecutivo que ha pasado al ataque podría ser, a su entender, un desacierto.

Ayer, ante empresarios en Santander, Rajoy dijo ser consciente de que el PSOE busca "señuelos" para orillar al PP. "Pues el PP no se va a radicalizar", garantizó. Pero, para evitar nuevos disgustos como el del alcalde de Valladolid, seguirán dando toques.