El presidente de la Generalitat, Artur Mas, evitó ayer entrar en el fango dialéctico con el ministro de Hacienda, el "inefable" Cristóbal Montoro, según le describió. Mas prefiere confiar en la capacidad de negociación directa con la Moncloa, con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a quien ayer mismo envío una carta reclamándole iniciar formalmente la negociación del nuevo modelo de financiación de Cataluña. El president hace, de momento, caso omiso al portazo del PP, al que ayer puso voz la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

Pese a la prisa de los sectores más soberanistas de CDC, entre ellos las juventudes, que acogieron ayer a Artur Mas en su escuela de verano, el presidente catalán pide calma. De entrada, la negociación se prolongará más allá de este año. Rajoy tendrá "pereza" en iniciarla, pronosticó, "a menos que desde la primera reunión nos digan que no hay nada que hablar".

Y para afrontar esta batalla política cargado de razones, replicó al frente común de las comunidades del PP y el PSOE contra la "insolidaria" reivindicación catalana. "Lo que es una insolidaridad y una tomadura de pelo es sacar tanto dinero de territorios como Cataluña, que no han podido desarrollar su propio proyecto de país. El Estado se ha demostrado profundamente insolidario con Cataluña", sostuvo el líder convergente, que ensayó uno de los argumentos que, probablemente, trate de esgrimir ante Mariano Rajoy: a España le conviene conceder a Cataluña el pacto fiscal porque, de lo contrario, "España se hundirá todavía más".

El president confía en contar con el aliento de la sociedad civil catalana y de las fuerzas políticas favorables al pacto fiscal (CiU, ICV-EUiA y ERC), con las que, el próximo mes de septiembre, se constituirá la comisión de seguimiento del proceso. En este sentido, Mas avisó de que se puede producir una encrucijada: que el Estado formule una oferta de mejora de la financiación, pero que la comisión catalana la rechace. "Quizá en algún momento tendremos que saber decir que no, aunque haya una pequeña mejora".

INTERVENCIÓN Mas volvió a minimizar la trascendencia de que Cataluña pida el rescate al Estado, algo que aún no ha confirmado, pero a la que sí ha replicado, ante la posibilidad de que el Estado intervenga la Generalitat: "Desataría una oleada de cabreo y protesta, sería el pueblo el que diría que ni hablar. Sería el colmo que los que más contribuyen y más adelante están en políticas de austeridad, fueran intervenidos". Aunque Mas evitó la palabra, el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, admitió que se trataría de un rescate, pero desmintió que la Generalitat vaya a ser intervenida.