"Lo moderno es la unión, no la disgregación. El signo de los tiempos es la integración y no el aislamiento". Con estas palabras replicó ayer Mariano Rajoy el proceso soberanista que vive Cataluña en su discurso de bienvenida al primer Foro del Mediterráneo Occidental, celebrado en Barcelona. El presidente del Gobierno lanzó este mensaje en el Palacio de Pedralbes, donde fue recibido por el president Artur Mas con un apretón de manos. El presidente de la Generalitat, no obstante, abandonó el recinto antes de que el líder del PP ofreciera su discurso en protesta por que no le dejaran intervenir.

"En el siglo XXI es imposible sobrevivir al margen de una sociedad internacionalizada, cada vez más interdependiente. El mundo camina hacia procesos de integración", abundó Rajoy a modo de advertencia velada sobre la posibilidad de que una eventual Cataluña independiente se quedaría fuera de la Unión Europea (UE).

Respecto al espíritu del foro, aseguró el presidente que es que perviva un Mediterráneo como "eje de vertebración y de unidad", un mar que, dijo, "nunca ha sido una frontera, sino un horizonte de esperanza y un puerto seguro para la prosperidad". "A lo largo de los siglos, de costa a costa y de una orilla a otra orilla, el Mediterráneo nos ha permitido reconocernos en el otro sin renunciar a lo que somos", por lo que "si algo nos enseña la historia es que estamos mejor en el encuentro que en el desencuentro, en la cercanía que en el alejamiento, en la cooperación que en los esfuerzos aislados", concluyó.

ALABANZAS A BARCELONA Además, aprovechando su presencia en Barcelona, quiso ensalzar a la capital catalana como "un lugar donde las identidades se suman y los arraigos se comparten" y una ciudad que es la "honra de España". También señaló que "Barcelona, como ciudad mediterránea, catalana y española", es ejemplo de tantas aportaciones que pueden armonizarse positivamente en un proyecto común que "no excluye a nadie y beneficia a todos". Y, acuñando la expresión de Miguel de Cervantes, insistió en que los españoles encuentran en Barcelona "un carácter tan fiel a su identidad y sus raíces como abierto y acogedor".

EL ENFADO DE MAS La contestación a Rajoy se la dio Mas en el Parlament. El líder de CiU puso voz a su enojo atacando, primero, a Alicia Sánchez-Camacho, a la que definió como la presidenta "más dependiente" del Gobierno central que ha tenido el PPC. Y, después, espetando que no solo el Ejecutivo central no ayuda a Cataluña, sino que el PP es un "impedimento" para la recuperación de la economía, y como ejemplo de ello citó el "bloqueo de las políticas activas de empleo". Era la réplica también al ministro Cristóbal Montoro, quien había acusado a los soberanistas de alargar la crisis y de dañar a la Unión Europea.

El socialista Pere Navarro afeó a Mas y a Rajoy por su confrontación. "No hay un problema de protocolo, hay imposiciones protocolarias que generan problemas", le contestó Mas, y justificó su comportamiento ante el foro como un gesto de educación "para no crear tensión añadida" y, al mismo tiempo, defender "la dignidad" de la Generalitat. Mas rechazó asimismo convocar la comisión bilateral Estado-Generalitat, como le pidió Navarro.