Como aviso de lo que ocurrirá cuando la resolución del Parlament sobre el derecho a decidir llegue al Congreso, algo que tendrá lugar en los próximos meses, esta última Cámara proclamó ayer su rotundo rechazo al referendo sobre la independencia de Catalunya. PP, PSOE y UPD (el grupo proponente) se aliaron para decir no a la consulta, causando por el camino un nuevo cisma en la familia socialista. Con su abstención, el PSC volvió a romper la unidad de voto. La resolución no deja ninguna posibilidad al derecho a decidir, pero eso no impidió que CiU, tras sus últimos contactos con el Gobierno central, aumentase su optimismo sobre las posibilidades de algún entendimiento. Sin embargo, más allá de los micrófonos, dirigentes de uno y otro lado señalan que ese diálogo no vislumbra ninguna posible solución del conflicto.

El texto del Congreso señala que «bajo ningún concepto una parte de la ciudadanía puede decidir sobre la organización territorial» y añade, en referencia al Govern, que «nadie está por encima de la ley». La propuesta llegó de Rosa Díez, que sabe rentabilizar electoralmente la deriva soberanista, y causó una profunda incomodidad en los dos grupos mayoritarios. Sobre todo en el PSOE.

TENSAS RELACIONES / Para los socialistas, cuyos dirigentes admiten estar «hartos» de las resoluciones parlamentarias sobre este asunto, cualquier discusión sobre la consulta supone un conflicto con el PSC, que aboga por ella. Según fuentes de los socialistas catalanes, el PSOE estuvo en un principio a favor de la abstención, pero después, tras las presiones de la poderosa federación andaluza y de la vieja guardia, decidió apoyar el texto de UPD. Se intentó convencer al PSC. Fue imposible. «No podemos votar un texto que plantea la confrontación con Catalunya», concluyeron estas fuentes.

El voto diferenciado vuelve a tensar la relación entre ambos partidos, justo antes de una cita tan importante como la conferencia política de los próximos 8,9 y 10 de noviembre. En febrero, cuando los socialistas catalanes votaron a favor del derecho a decidir y el resto de sus compañeros en contra, hubo multas para los 14 diputados del PSC y José Zaragoza dejó su cargo en la dirección del grupo. En la dirección del PSOE no avanzaron si estas sanciones se volverán a aplicar. En cualquier caso, hay algo seguro: lo ocurrido en el Congreso dará alas a quienes reclaman la ruptura entre los dos partidos.

Pero mientras se complican los vínculos PSOE-PSC, se apaciguan las tensiones internas de los socialistas catalanes. Su líder, Pere Navarro, habló con los dirigentes del sector crítico Àngel Ros y Joan Ignasi Elena. Según fuentes conocedoras de estas conversaciones, fue felicitado por su «determinación».

En el PP, por su parte, el malestar obedece a que un sector importante del partido reclama más dureza en este asunto y ve cómo Díez, que le quita votos, le llama «cobarde».

Socialistas y populares intentaron el acuerdo con UPD. El PSOE dio por bueno el texto, pero presentó una enmienda en la que proponía añadir su reforma federal de la Constitución. Los conservadores intentaron que el texto insistiese en la «indivisibilidad» de España y la necesidad del «consenso» y la «estabilidad». A unos y otros, Díez les dijo que no, acusándoles de «distraer la atención». Pero eso no impidió que ambos grupos se sumaran al texto. «Lo que dice la resolución es lo que dice la Constitución», argumentaban los dirigentes socialistas, que intentaban quitar hierro al cisma con el PSC. «Se trata de una diferencia ya conocida», insistían.

LOS ENCUENTROS / Unas horas antes, el Govern había destacado los recientes «movimientos» del Ejecutivo central. En las últimas semanas, Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió, se ha reunido con Mariano Rajoy. Y la número dos del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, habló brevemente con el president Artur Mas el pasado fin de semana.

Sin embargo, cuando se pregunta al Ejecutivo del PP y al Govern sobre las posibilidades de éxito de este diálogo, las dos instancias contestan lo mismo. Escasas, explican. Las conversaciones se reducen al día a día de la crisis y a la financiación. Pero el portavoz del Govern, Francesc Homs, se mostró optimista, informa Fidel Masreal. «Nos da la sensación de que en el diagnóstico, que es identificar lo que para unos es un problema y desde Catalunya se plantea como un reto, empieza a haber movimientos», sostuvo.