PSOE y PSC se esforzaron ayer en volver a la normalidad en sus relaciones tras la nueva división de la noche del martes en el grupo socialista a la hora de votar sobre el derecho a decidir, y las direcciones de ambos partidos reiteraron su deseo de seguir juntos y defendieron su propuesta de reforma federal.

El nuevo enfrentamiento --puesto de relieve en el momento de votar una moción de UPD que proclamaba que el derecho a decidir es de todo el pueblo español-- ha hecho resurgir las voces de aquellos que llevan tiempo pidiendo que el PSOE se separe del PSC y se presente con su propia marca en Cataluña.

Tal y como ocurrió tras la anterior "rebelión" de los diputados del PSC, a finales del pasado mes de febrero y que, al igual que ahora, fue a cuenta del derecho a decidir, el exvicepresidente Alfonso Guerra ha liderado las arengas en este sentido.

Sin embargo, las direcciones del PSOE y del PSC han descartado la posibilidad de una ruptura y se han reafirmado en su voluntad de continuar con una alianza que ya se extiende desde hace casi 35 años. Más aún en un momento como el actual, donde la unión entre el PSOE y el PSC es, según sostienen ambos partidos, casi el último puente que queda para mantener la unidad entre Cataluña y el resto del país después del órdago soberanista.

El propio Alfonso Guerra repitió ayer su demanda para que el PSOE cree en Cataluña un partido alternativo al PSC, una fuerza que, a su juicio, hace mucho tiempo que "dejó de ser" socialista para acercarse a las "posiciones nacionalistas".