Cuando Pablo Iglesias suba mañana al escenario del Palacio Vistalegre de Madrid para inaugurar la asamblea ciudadana de Podemos llevará en la mente el discurso más comprometido de cuantos ha pronunciado. Para seguir liderando el partido, deberá seducir a los 8.000 simpatizantes presentes y a los que le sigan por streaming. No va a ser un speech más.

El eurodiputado se enfrenta al reto de persuadir a las bases de Podemos para frenar el motín que se le viene encima, la rebelión de las bases, que le acusan de diseñar un organigrama que le permitiría asumir prácticamente todo el control del partido.

"Decepción" y "desprecio" son algunas de las palabras que pronuncian los críticos. Se trata de tres movimientos de Podemos --Es la hora de la gente, Podemos participar más y Profundización Democrática--, que hoy ofrecen una rueda de prensa para proponer una fórmula más plural, la del voto directo, para elegir los órganos de dirección, porque consideran que el proyecto que defiende Iglesias le otorgaría un poder desmesurado.

El eurodiputado Pablo Echenique es la cabeza más visible del sector crítico y, aunque expresa sus discrepancias con diplomacia, reconoce que apenas ha hablado del asunto con el líder, a pesar de que ambos pasan parte de la semana en Bruselas. "Hay una falta de espacios de comunicación, no estamos en la misma habitación y a veces hay que salir corriendo", justifica Echenique para quitar hierro a la evidente ausencia de diálogo.

El problema radica en la forma organizativa que Iglesias propone: un consejo ciudadano en el que no se vota a candidatos, sino listas. Los críticos consideran que este sistema favorece a la "figura mediática" que apadrine una determinada lista. Es decir, si Iglesias fuese designado secretario general --como es de esperar-- tendría más influencia para imponer a su equipo en el consejo ciudadano y, además, dispondría de potestad para elegir también al consejo de coordinación.

"Sería una directiva monocolor", lamenta Echenique.

Conscientes de la capacidad de liderazgo de Iglesias, los críticos no quieren renunciar a él como número uno, pero sí limitar su poder. Sin embargo, el aludido ya ha explicado que si su fórmula no es la más votada, no seguirá dirigiendo Podemos. "Me sorprendería, si lo hace se equivoca y perderíamos algo valioso", afirma Echenique, que pide a Iglesias que abra la mano en el control del partido, pero que lo siga liderando. Hay sectores de Podemos menos benévolos con la actitud del equipo de Iglesias. "Creo que es un órdago, van de farol. No se van a ir porque no gane su propuesta", opina Víctor García, portavoz de Profundización Democrática. A partir del lunes, tras los debates en la asamblea, 130.000 militantes tendrán que votar y elegir líder fuerte o pluralismo.