Con el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, como anfitrión, la cumbre de los líderes socialdemócratas europeos, reunida ayer en Madrid, aprobó una declaración contra la política de austeridad que, a su juicio, ha provocado tanto daño en Europa, apostando por impulsar políticas de crecimiento "justo y sostenible".

Sánchez, que hizo su intervención íntegramente en inglés, aludió directamente al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al criticar sus "políticas conservadoras" que han llevado a España a "niveles de desigualdad sin precedentes".

La cumbre selló también una segunda declaración para luchar contra el terrorismo internacional, en la que los líderes del Partido de los Socialistas Europeos (PSE) se comprometen a "reforzar la cooperación a todos los niveles" para impulsar su "respuesta progresista" y a "fomentar la intensificación del diálogo y promover una Europa donde todas las personas tengan su lugar, independientemente de su raza, religión, origen, género y orientación sexual". En un momento delicado en el Partido Socialista por su confusa situación interna y el empuje en las encuestas de las propuestas de Podemos, Sánchez contó con la complicidad de los socialdemócratas europeos, especialmente la del primer ministro francés, Manuel Valls. "Estamos aquí para ayudarle y apoyarle", le dijo Valls, quien subrayó que "España necesita un cambio" y que "la alternativa son los socialistas" con Sánchez.

Manuel Valls, en un encuentro con un reducido grupo de periodistas en la residencia del embajador en Madrid, lanzó también una advertencia a Cataluña al insistir en que "Europa necesita estados, naciones fuertes y no divisiones".