No sería la primera vez que un piloto decide suicidarse llevándose al resto de la tripulación y a los pasajeros por delante. Si se confirmase esta hipótesis, los hechos serían prácticamente calcados al del vuelo 470 de LAM (Líneas Aéras de Mozambique) que a finales del 2013 se estrelló en el Parque Nacional de Bwabwata, al norte de Namibia, con 33 personas a bordo. Las primeras investigaciones apuntaron hacia el mal tiempo pero en las grabaciones de cabina pudo oírse como alguien aporreaba repetidamente la puerta de cabina y gritaba que le dejaran entrar.

El grabador de datos reveló posteriormente que en un determinado momento el primer oficial dejó los mandos. Entonces se escucha la puerta abrir y cerrar, con lo que se dedujo que salió para ir al baño. Cuando regresó ya no pudo entrar. Desde el 11-S las puertas de las cabinas no pueden abrirse desde fuera bajo ninguna circunstancia para evitar que, como ocurrió entonces, los secuestradores puedan tomar el mando del avión y estrellarlo contra objetivos terroristas.

Al investigar al copiloto se descubrió que hacia un año había sufrido un conflictivo proceso de divorcio durante el cual se suicidó uno de sus tres hijos. A raíz de ello sufrió varias crisis depresivas pese a lo cual le dejaron seguir volando.