Ahora en la picota después de que hayan trascendido sus polémicas conversaciones con el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, Daniel de Alfonso fue colocado al frente de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC) en julio del 2011, seis meses después de que el primer responsable de la institución, el fiscal David Martínez Madero, falleciera de un infarto. De Alfonso llegó al cargo desde su puesto de magistrado de la Audiencia de Barcelona, donde se ganó fama de juez de derechas. También fue portavoz en Cataluña de la Asociación Profesional de la Magistratura, asociación de jueces de ideología conservadora.

Nacido en Cantabria, ha aprendido el catalán y lo habla siempre que puede en público. Fue propuesto para el cargo de director de la OAC por Unió Democràtica y, aunque contaba con el visto bueno del PP y del PSC, fue la propia Convergència Democràtica la que se tomó su tiempo para aceptar su designación al frente de una institución que los nacionalistas estaban en contra de crear pero que el tripartito puso en marcha. Su nombramiento se aprobó con los 111 votos favorables de CiU, PP, Ciutadans y el PSC. ERC, ICV-EUiA y Joan Laporta se abstuvieron, mientras que los tres miembros de Solidaritat Catalana per la Independència fueron los únicos que votaron en contra. El entonces líder de aquel grupo en el Parlament, Alfons López Tena, argumentó su rechazo en que la "imparcialidad" y la "independencia" de De Alfonso no estaban suficientemente acreditadas.

"TRABAJAR EL DOBLE"

A su llegada al cargo, De Alfonso prometió «trabajar el doble» para hacer de la OAC un referente anticorrupción en toda Europa. En sus comparecencias en el Parlament, sin embargo, tuvo enfrentamientos con varios partidos que cuestionaban que Antifraude había destapado muy pocos casos de corrupción, a lo que él respondía reclamando más fondos para poder investigar.

También levantaron cierta polémica unas declaraciones suyas en las que afirmó que la OAC estaba siendo atacada por los viajes al extranjero de sus responsables y que él tenía "cartas» para defenderse. "La OAC no está al albur de los vaivenes políticos o interesados en un momento o en otro. La oficina ha actuado bien, dentro de sus competencias", ha afirmado este miércoles en plena tormenta.