Ya tenemos más de 6.000 urnas. No veo cómo el Estado puede frenar el 1-O». De esta guisa y respondiendo las preguntas del rotativo británico Financial Times Carles Puigdemont volvió ayer viernes a la «normalidad»», es decir, al llamado procés, aplicando aquello que varias voces de su Gobierno, e incluso él mismo en la entrevista, han ido explicando estos días. Que el mayor de los fracasos de los terroristas de Barcelona y Cambrils, su derrota, es, precisamente, que la vida (política) siga su curso, sin más alteración que el duelo y el dolor de los últimos 10 días.

Las palabras de Puigdemont llegan, quizá, 24 horas antes de lo que todo el mundo preveía, es decir, poco antes de la gran manifestación de hoy sábado que muchos habían señalado como el la del cierre del luctuoso paréntesis que la célula islamista abatida y detenida por los Mossos abrió el 17 de agosto.

En la entrevista, Puigdemont no da mayores detalles de dónde ha obtenido su Ejecutivo esas 6.000 urnas, ni tampoco de cuándo podrán disponer de las más de 2.000 que les faltan para cumplir con uno de los requisitos del 1-O, y es que haya tantas mesas electorales como acostumbran a haber en las jornadas electorales.

Sí se puede deducir, sin embargo, que la Generalitat, tras declarar desierto el concurso abierto en su día, ha acudido ahora a más de un proveedor para contar con los recipientes electorales, de ahí que no cuenten aún con el 100% de ellas. Eso sí, el president no da pistas del misterioso lugar donde se ocultan las urnas.

El tono empleado por Puigdemont es casi de advertencia al Estado de que ha llegado ya tarde y de que todo está ya preparado. Poco menos que, parafraseando un guión de Star Trek, toda acción es inútil, incluso la más extrema. «No quiero ir a la cárcel pero no hay nada que me puedan hacer a mí, que haga detener este referéndum», avisa el presidente catalán en el prestigioso diario.

Puigdemont no ha sido el único que ha vuelto ya a la plácida y familiar (sobre todo por comparación con lo vivido en los últimos días) rutina del procés. También Xavier García Albiol, líder del PP en Cataluña, mantiene un pie en cada orilla, las secuelas del atentado, por un lado, y el desafío soberanista, por el otro. Para el popular, el Gobvierno de Puigdemont ha usado los atentados de la semana pasada «en favor del proceso independentista», aunque considera que no todos los representantes de la Generalitat lo han hecho. Para Albiol, «los partidos constitucionalistas han estado a la altura, y no se puede decir lo mismo por algunos representantes y miembros del Govern», declaró tras el pleno extraordinario del Parlamento catalán sobre los atentados, celebrado ayer. H-