La Cámara de Comercio de Barcelona alerta de una desaceleración «significativa» de la economía catalana en el cuarto trimestre. Según las estimaciones de esta organización, el crecimiento entre octubre y diciembre será del 0,5%, frente al 0,8% y el 1,1% en el segundo y primer trimestres.

Para el ejercicio actual se mantiene la previsión de un alza del PIB del 3,1%, pese a la reducción en la última parte del año. Se revisa, en cambio, a la baja en dos décimas la previsión para el 2018, del 2,7% al 2,5%, siempre que el conflicto político de la Generalitat y el Estado se resuelva «a corto plazo».

En el escenario más optimista, la incertidumbre empezaría a reducirse en el primer trimestre del año que viene, que es el que baraja la Cámara.

El entorno más negativo sería con una incertidumbre prolongada, lo que haría revisar «significativamente a la baja» las previsiones, teniendo en cuenta las condiciones de financiación. Aunque la desaceleración ya se empezaba a notar, el descenso se ha pronunciado en la última parte del año, explican.

El presidente de la entidad, Miquel Valls, advirtió también de las huidas de domicilios sociales de Cataluña y el aumento de la desconfianza por parte de las empresas de más de 200 trabajadores, muy superior a la registrada en el conjunto de España. La marcha de sedes sociales entre el 1 y el 19 de este mes es superior a la suma de los cuatro años anteriores, según la Cámara.

A su vez, Valls reclamó a los políticos, «que son los únicos responsables», que tomen decisiones para evitar un mayor deterioro de la economía. «No a la declaración unilateral de independencia (DUI) ni al artículo 155», sentenció Valls. No hizo una petición clara de elecciones, como el Círculo de Economía el día anterior, pero reclamó soluciones.

INSPECTORES DE LA UE / Dentro del ámbito económico destaca también que los inspectores de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) que estuvieron en Madrid entre el 16 y el 18 de octubre, en plena crisis catalana, para evaluar la situación financiera en España, los conocidos como hombres de negro, no mencionan ni una sola vez a Cataluña en su evaluación preliminar. Ni aluden a la fuga de más de un millar de empresas del territorio ni al traslado de CaixaBank y Banco Sabadell.

Silencio absoluto, por tanto, en esta octava misión posrescate bancario en torno al asunto catalán. El análisis preliminar vuelve a reiterar, en cambio, que los planes de reestructuración de los bancos que recibieron ayudas públicas marchan por buen camino; insisten en que la resolución del Banco Popular fue «exitosa», porque no hubo pérdidas para los contribuyentes o depositantes; que es necesario llevar a buen puerto la fusión de Bankia y BMN; completar la reforma de las cajas de ahorro tal y como estaba prevista, y mejorar la gestión de la Sareb, conocido como el banco malo.

En líneas generales consideran que los bancos españoles siguen siendo rentables pero avisan de que a medio plazo lograr una «rentabilidad suficiente» puede ser un desafío para muchas instituciones debido a «los bajos tipos de interés, el decreciente margen para mejorar la eficacia operativa y a una actividad crediticia todavía débil». Por ello, las entidades tendrán que adaptar sus modelos de negocios y mantener una «vigilancia cuidadosa».

El análisis alerta de retos importantes. Advierte de que el déficit público sigue siendo elevado, lo mismo que la deuda pública. Y lo mismo ocurre con la tasa de paro que aunque ha registrado una mejoría sigue siendo muy elevada. Ante este panorama, recuerdan a Rajoy la necesidad de más reformas.