Pablo Casado insiste en la batalla personal que, tanto él como Isabel Díaz Ayuso, está manteniendo con Pedro Sánchez. "Sanchismo o libertad", ha sentenciado el líder del PP después de varios días en los que los dos dirigentes populares y el presidente del Gobierno se han enfrentado cuerpo a cuerpo por las cifras de contagios en la Comunidad de Madrid y por la distribución de las vacunas para movilizar el voto de sus respectivos electorados de cara a las elecciones del 4-M.

En la apertura del congreso de Nuevas Generaciones del PP para elegir a la diputada popular Beatriz Fanjul como nueva presidenta, el líder de los conservadores ha mantenido su estrategia de confrontar personalmente con Sánchez. Ante Díaz Ayuso y algunos de los candidatos a los comicios madrileños, Casado ha propuesto abandonar el lema 'comunismo o libertad' -empezó siendo 'socialismo o libertad' hasta que Pablo Iglesias anunció su candidatura- para sustituirlo por 'sanchismo o libertad'.

La dicotomía de Casado

"Sánchez ha decidido ser el candidato del PSOE a la Comunidad Autónoma de Madrid, cómo vera la situación", ha ironizado después de que en la última semana el presidente del Gobierno haya entrado en la batalla electoral contra la cabeza de lista del PP. "Cuando tu ves que hay una comunidad como Madrid en lo que está en juego es la capacidad del individuo para ser libre y que dependen de que no haya un Gobierno que ponga palos en las ruedas, es cuando hay una dicotomía entre el sanchismo y la libertad", ha subrayado Casado.

A renglón seguido, ha acusado a Sánchez "ponerse a mentir" en plena precampaña electoral. En concreto, el líder del PP se ha referido a las dudas que planteo el jefe del Ejecutivo sobre los datos de contagios en Madrid durante una conversación informal con periodista el pasado miércoles durante su gira por África. "Han hecho de la mentira una forma de hacer política", ha lamentado Casado.

La marca de Iglesias

Díaz Ayuso, muy combativa con Sánchez, ha señalado el cambio del PSOE desde su alianza con Iglesias: "Podemos y sus círculos lo han extremado tanto en sus políticas que lo han dejado irreconocible, incluso para los socialistas históricos que supieron moderarlo durante la Transición". Así, se ha mostrado como una posible opción para los votantes socialistas que "quieren construir el futuro sin servilismos ni imposiciones de nadie".