Las investigaciones policiales en torno al envío de balas y amenazas de muerte a miembros del Gobierno y políticos de distintos partidos, aprovechando como contexto la crispadísima campaña electoral que está teniendo lugar en Madrid, van tomando forma, pero también distintos rumbos. Resumimos y actualizamos la información que se va conociendo al respecto.

1. Los amenazados

Fue Pablo Iglesias, el candidato de Unidas Podemos en Madrid, quien el jueves 22 de abril dio a conocer a la prensa que había recibido un sobre con una carta repleta de amenazas y cuatro balas. Lo mismo le había ocurrido al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y la directora de la Guardia Civil, María Gámez. El lunes siguiente, día 26, fue la titular de Industria, Reyes Maroto, quien se vio en la misma situación. En la noche del martes, 27 de abril, se sabe que se interceptó otro sobre con amenazas y balas para la aspirante del PP, Isabel Díaz Ayuso, así como un segundo paquete dirigido a la dirección de la Guardia Civil. El miércoles, 28, es el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero quien corre la misma suerte, mientras que Iglesias aclara que el segundo envío a la sede de la benemérita iba, en realidad, dirigido a su persona.

2. Las primeras medidas

Desde el momento en que se reciben las primeras amenazas, las fuerzas y cuerpos de seguridad comienzan a investigar, mientras que el ministerio de Interior reevalúa la seguridad de los amenazados. Al tiempo, el departamento de Grande-Marlaska pone seguridad extra a todos los candidatos de las elecciones en Madrid, dado el ambiente de incertidumbre que empieza a hacerse presente. En los ministerios y sedes se revisan también los controles y en Correos se inician pesquisas para conocer cómo pudieron 'colarse' paquetes con balas o una navaja.

3. El primer identificado

La primera conclusión cierta es que el o los responsables de los primeros envíos nada tiene que ver con la persona que decide amedrentar a la ministra Reyes Maroto. En este último caso, las fuerzas de Seguridad localizan de inmediato al autor del hecho, dado que no toma ninguna precaución a la hora de dejar constancia del sello que delata el lugar del envío, San Lorenzo del Escorial, e incluye, incluso, su nombre y apellidos. La policía aclara rápidamente que el sujeto tiene problemas de salud mental y no fue privado de libertad. Este martes, el hombre se personó por su propio pie en dependencias policiales para declarar ante la Policía y la Guardia Civil. Ha quedado en libertad, sin medidas cautelares, y a la espera de ser citado por el juez.

4. El análisis de las balas

En cuanto a la investigación sobre las balas enviadas a Grande-Marlaska, Iglesias y Gámez, los investigadores no han encontrado huellas dactilares ni genéticas (ADN), según pudo saber El Periódico de Catalunya de fuentes de la investigación del caso. La ausencia de huellas dactilares en las tres cartas, todas ellas enviadas desde un mismo punto de la Comunidad de Madrid, indican que el autor tomo todo tipo de precauciones para no dejar rastro. Una forma de actuar muy diferente a la realizada en el envío de la navaja a Maroto. Sobre las balas, utilizada todavía en algunos departamentos militares y de la Guardia Civil, los análisis establecieron que se trataba de munición "muy vieja".

5. Distintas caligrafías

La carta dirigida a Díaz Ayuso y que fue interceptada por Correos en Sant Cugat contenía también dos balas. La misiva, que iba con destino a la sede del PP en la madrileña calle de Génova, fue escrita con plantillas, al igual que el resto de cartas amenazantes, según fuentes de la investigación explicaron a El Periódico de Catalunya. Sin embargo, la caligrafía de la carta dirigida a la candidata popular a las elecciones madrileñas no se asemejaba a la caligrafía del resto.

6. Los envíos

Correos detectó el envío de las cartas con balas a Díaz Ayuso y a la dirección general de la Guardia Civil el pasado martes y la misiva acompañada también con cartuchos a Zapatero. No obstante, no ocurrió lo mismo con las primeras amenazas de muerte contra Grande-Marlaska, Iglesias y Gámez. Las tres misivas escaparon al control de seguridad de Correos. El día que pasaron por el Centro de Tratamiento de la empresa de envíos en Madrid solo estaban funcionando dos de los cuatro escáneres de que dispone esa nave de servicio postal. El envío de Iglesias sí pasó por el escáner, pero no se detectó. El aparato y el vigilante que debieron verlo están encuadrados en una contrata de seguridad que fue elegida "por ser la oferta más económica".

7. Las incógnitas

La investigación policial aún tiene varias incógnitas por resolver. La primera de ellas es la intención de los autores de las amenazas de muerte. Una de las hipótesis que barajan en la investigación es que el envío de las cartas responda a un intento de incidir en la campaña electoral madrileña. Aun así, no se descarta que la intención sea llevar a cabo las amenazas. Por otro lado, queda por resolver si los autores de las distintas misivas están conectados entre sí, si se trata de un mismo autor o si por el contrario no hay ninguna relación entre ellos.