El Consejo General del Poder Judicial acumula 960 días bloqueado pero, previsiblemente, serán muchos más. No hay forma de salir de la ratonera porque el PP no se aviene a negociar, y el presidente del Gobierno entiende que no hay fórmula para forzar la renovación, por mucha presión que reciba de Unidas Podemos. Después de la amonestación recibida por Bruselas, Pedro Sánchez no pretende retomar la modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) para rebajar las mayorías en la elección de los vocales del órgano de gobierno de los jueces. 

El jefe del Ejecutivo lo manifestó con rotundidad este miércoles. Justo al término de su apretada agenda en Nueva York, después de inaugurar las nuevas instalaciones de la Oficina Comercial de España en la ciudad americana, y en conversación informal con los periodistas. Antes, también, de emprender vuelo hacia Los Ángeles, la segunda estación de su gira por EEUU. 

Sánchez rechaza “recuperar” la proposición de ley que PSOE y Unidas Podemos registraron en octubre en el Congreso. El texto perseguía que los 12 vocales del turno judicial –los otros ocho son juristas de reconocido prestigio- fueran elegidos por mayoría absoluta de Congreso y Senado, y no por tres una mayoría cualificada de tres quintos. Pero esa maniobra no gustó a la Comisión Europea y el PSOE se echó atrás. Y después lo hizo Unidas Podemos. Esa reforma quedaba completamente aparcada. Lo que sí sacaron adelante los grupos que sostienen al Gobierno, con el apoyo de sus socios, fue que cuando venza el mandato del CGPJ, de cinco años, sus funciones queden recortadas. Reforma que está en vigor. El Consejo actual nació en 2013, en los tiempos en los que el PP disfrutaba de una comodísima mayoría absoluta, y fue fruto del consenso con un PSOE que entonces lideraba el ya fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba. Su mandato concluyó hace dos años y medio. 

La posición fijada de nuevo por Sánchez, una reafirmación más bien de la decisión que ya estaba tomada hace meses, es relevante por cuanto el nuevo ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se dispone este jueves a emprender una ronda de contactos con los grupos, empezando por el PP, para “reiniciar” el diálogo y buscar el relevo en el CGPJ. Bolaños fue quien, como secretario general de la Presidencia, pilotó a comienzos de año las conversaciones con los populares para desbloquear varios órganos. Sí se desatascó RTVE, pero las negociaciones por el CGPJ encallaron cuando el PP vetó a los candidatos propuestos por Unidas Podemos, José Ricardo de Prada y Victoria Rosell. Cegada esa vía, ya fue imposible seguir hablando del resto de instituciones pendientes, como el Tribunal Constitucional o el Defensor del Pueblo. A la lista se sumó, este mes, el Tribunal de Cuentas. 

Toca “prestigiar” los órganos

Sánchez, en su charla con los periodistas en Nueva York, rechazó también llamar personalmente a Pablo Casado para intentar reemprender el contacto. El mandato, defendió, es a los grupos. Recordó que las instituciones han hecho su trabajo y han requerido a las Cortes a que promuevan su renovación. Así que “quien entorpece es el PP” y lo que toca es “prestigiar” los órganos constitucionales, sostuvo. El Gobierno ya ha denunciado en reiteradas ocasiones que es el PP el que “incumple” el mandato explícito de la Carta Magna, que obliga a los partidos a acordar, mediante amplias mayorías, los relevos en las instituciones. 

Casado, sin embargo, se niega a facilitar el desbloqueo, con el argumento de que el Ejecutivo quiere utilizara a los jueces en beneficio partidista. Impone como condición que se refuerce la “independencia” de la Justicia y que el CGPJ sea elegido por los jueces, y no por el Parlamento como sucede hasta ahora. Alega que es la posición de Europa. Bolaños, sin embargo, sostuvo este miércoles en TVE que lo que “exige” la Comisión Europea es que el Consejo se renueve “cuanto antes” y no critica un sistema de elección “que tiene más de 30 años”. Bruselas, defendió, “solo” exige el desbloqueo. El ministro, que se definió como “un hombre de pactos”, dijo tender “la mano” al PP para buscar una salida. Unidas Podemos defiende que el Ejecutivo actúe para poner fin al “secuestro” de las instituciones y ha planteado estos días una salida, que los vocales del turno judicial sean votados, además de por mayoría absoluta, con el consenso de la mitad de los grupos de la Cámara. Pero, en el fondo, es volver al punto del partida del otoño al que el presidente no quiere regresar: la elección de esas 12 plazas sin contar con el PP.

No obstante, el presidente, en su breve conversación informal con la prensa, no quiso entrar a fondo en la política nacional, porque el cometido de su viaje a EEUU es otro, puramente económico: vender España como un potente polo de atracción de inversiones. Ni siquiera quiso pronunciarse sobre el fondo de diez millones creado por la Generalitat para respaldar las fianzas impuestas por el Tribunal de Cuentas a los ex altos cargos encausados. El Govern finalmente apoyará de manera directa a los investigados por el supuesto uso indebido de dinero público para la promoción exterior del procés. El conseller anunció este miércoles que rectifica su postura, usar la vía del aval directo para proteger a los servidores públicos. El Executiu rectifica porque los trabajadores del Institut Català de Finances (ICF) pidieron activar ese mecanismo del aval directo, al no haber ningún banco que ofrezca esa garantía, ya que hay dudas sobre la legalidad del decreto de la Generalitat. 

“No puedo posicionarme”, señaló el presidente, no tiene “criterio” todavía. Lo que sea legal no se recurrirá y lo que pueda infringir la legalidad será impugnado ante el Tribunal Constitucional, reiteró. Es decir, que el Gobierno mantiene la posición que él mismo expresó en Tallin (Estonia) hace dos semanas porque la decisión aún no está tomada. 

“Hay meses que valen por años”

El de este miércoles era el primer encuentro informal de la prensa con Sánchez desde primeros de abril, y el primero, claro, desde el cambio de Gobierno que acometió tras su gira por los países bálticos. Tampoco quiso darle más hilo a la cometa. “Hay meses que valen por años”, explicó. Es decir, que la pandemia, una emergencia “sin precedentes” ha quemado más rápidamente los motores de su nave, y la “nueva etapa” exige de “nuevos equipos”. Con la remodelación de su Gabinete ha dado “respuesta a una necesidad de seguir avanzando” mientras la oposición “habla”, sin hacer. 

Las encuestas, sin embargo, reflejan un fortalecimiento del PP a costa del PSOE. En la mayoría, con Casado por delante, aunque la del CIS de este miércoles apuntaba a una cierta recuperación de Sánchez tras los indultos del procés, con una parte del trabajo de campo hecha tras conocerse los relevos en el Ejecutivo. “Habrá muchas más sondeos hasta 2023”, cuando se convoquen las siguientes generales, señaló, restando importancia a los estudios demoscópicos. 

En este viaje a EEUU, Sánchez quiere centrar su mensaje en el aspecto económico, intentando que nada lo distraiga. Ni siquiera el hecho de que no haya ido a Washington para entrevistarse con Joe Biden. Aseguró que estará “encantado” de verse con él, pero no se ha hecho la gestión y recordó que la ministra de Industria, Reyes Maroto, que se unió este miércoles a él en Nueva York pero que antes pasó por Pittsburgh y Washington, sí despachó con dos miembros de la Administración demócrata. Explicó que si no ha ido a la Casa Blanca no es por su Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos, ni porque el apellido “socialista” de su Gabinete chirríe en Biden, porque este solo ha recibido, de entre los líderes europeos, a la cancillera saliente de Alemania, Angela Merkel

“Hay que poner las cosas en sus justos términos. Mi prioridad es animar a los fondos a que apuesten por España, y no es igual una videoconferencia que una reunión presencial”, defendió. Los altos ejecutivos de las gestoras de inversión y de fondos de capital riesgo le preguntaron por “todo”, desde la reforma laboral y de pensiones hasta la ley de vivienda que sigue atascada por el desacuerdo con Unidas Podemos. El presidente trató de tranquilizarlos prometiéndoles que no habrá rupturas y que el Gobierno seguirá mimando el diálogo con patronales y sindicatos. La paz social, en definitiva. Algunos de sus interlocutores le agradecieron “el intercambio directo”, el contacto personal. Y reconocieron el “esfuerzo de España en la agenda verde y digital”. Según su relato, también tuvo buen ‘feedback’ de los encuentros que mantuvo, por separado, con Michael Bloomberg, fundador de la compañía de información económica Bloomberg y exalcalde de Nueva York, y con Larry Fink, CEO de BlackRock, el mayor fondo del mundo. 

El lenguaje no verbal del presidente manifestaba cambios. Una cierta liberación por haber soltado lastre tras la crisis de gobierno, también satisfacción por su gira en EEUU, que ahora continúa en Los Ángeles y San Francisco. Para la semana que viene, cerrará el curso político en una comparecencia en la Moncloa. Será el 29 de julio, jueves. Unos días antes de lo previsto y la víspera de la Conferencia de Presidentes en Salamanca.