El Govern llegaba a su primer debate de política general en un período de tregua de pocos días tras el primer incendio a cuenta de la mesa de diálogo y sus integrantes. El objetivo de unos y otros era tratar de mostrar una imagen de unidad, cargando contra el Estado por cuestiones como la ley audiovisual española o la retirada del proyecto de ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat. Pero el discurso del president Pere Aragonès en la apertura del debate, reafirmándose en su apuesta por la vía negociada frente a los "atajos mágicos" no gustó nada a Junts. Y el partido de Carles Puigdemont no hizo nada para disimularlo, justo en un contexto en el que el propio Puigdemont había sido detenido días antes y sobre ello Aragonès casi pasó de puntillas.

Los diputados de Junts hablan en privado de falta de "cultura de coalición" y afean al president que no sea consciente de "como llega a ser de ofensivo" su discurso para la formación posconvergente de Puigdemont. "Se ha acabado creyendo que tiene 50 diputados", añaden. Aparte, afearon al jefe del Govern un discurso tedioso y carente de liderazgo.

La detención de Puigdemont

La portavoz adjunta del partido, Mònica Sales, de perfil habitualmente bajo, fue clara en rueda de prensa: "el acuerdo de Govern no se ha visto reflejado en su totalidad". No se ha visto reflejado porque Junts echó de menos referencias a la "confrontación cívica y pacífica" para forzar al Estado a "asumir la realidad". Una confrontación que está en el acuerdo de Govern como plan paralelo al del diálogo, reiniciado recientemente. Sales recordó que el propio Aragonès asumió que el Gobierno no ha hecho propuesta alguna para resolver el contencioso catalán.

Pero lo que sobre todo molestó en Junts son las escasas referencias del president a la detención de Puigdemont en Cerdeña. "Nos hubiera gustado una reflexión sobre las consecuencias políticas de este suceso y de que el Estado siga con la persecución contra el president. Por ello, el partido prepara una resolución propia -que está por ver si ERC comparte y firma- respecto a lo sucedido respecto al expresident. Junts también replicó a Aragonès que no ha de subirse al carro del diálogo porque nunca ha renunciado al mismo y ha sido vetado de la mesa por los nombres que propuso para completar la delegación catalana.

Deseos y realidad

El discurso tampoco convenció a la CUP que, en un comunicado, consideró que Aragonès confunde deseos con realidad: “El Estado nunca se sentará a negociar sobre eso que impugna su propia naturaleza: la autodeterminación de los pueblos”, señalaron, y abogaron por fijar un referéndum en esta legislatura como recogen en una propuesta de resolución que se votará el jueves. Asimismo, criticaron que el president “se reafirme en un modelo de país basado en el aeropuerto, los Juegos Olímpicos y un nuevo decreto para las energías renovables de espaldas al territorio”. “No muestra ni una pizca de ambición para dibujar políticas que provoquen cambios estructurales”.

Un discurso para Junts

El PSC afeó a Aragonès que se dirigiese sólo a los catalanes independentistas en un discurso “aburrido y decepcionante”: “Querríamos un president que dialogase para acordar, pero quiere imponernos lo que piensa una parte […] Es un grave error que hoy podía haber podido enmendar”; lamentó la portavoz del partido en el Parlament, Alícia Romero. Sostuvo que las divergencias entre socios no han acabado y que es un “presidente reincidente en los errores del pasado”.

Así, parte de la oposición hurgó en que el discurso del 'president' sonó a justificación y excusas hacia sus socios. La líder de En Comú PodemJéssica Albiach, espetó que parecía un tercer discurso de investidura y que, aunque la "partitura" le pareció acertada, "la orquesta no puede sonar más desafinada". Una reflexión que compartieron las filas del PPC por boca de la diputada Lorena Roldán, quien aseguró que Aragonès se dedicó a “repetir la misma colección de mantras de la última década” y a “pedir perdón a sus socios por no implementar la república mañana mismo”.  

El portavoz de Cs, Nacho Martín Blanco, defendió que, pese a las diferencias dentro del independentismo, “coinciden en la voluntad de seguir con la confrontación”, y avisó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de esos alegatos con "tono amenazante" de Aragonès sobre la desconexión y por la "vinculación" entre la actual comisaría de Vía Laietana con las torturas del franquismo. La extrema derecha se reafirmó en lo mismo y dijo que el jefe del Govern "será responsable de las agresiones" a los agentes que custodian el inmueble.