El presidente aragonés, Javier Lambán, mantiene su asistencia a la reunión de presidentes autonómicos prevista para el próximo 2 de noviembre en Santiago de Compostela para debatir y fijar una postura común sobre la financiación autonómica en los territorios más extensos y despoblados, con la defensa de un modelo que prime el coste real del servicio frente al peso demográfico de la comunidad autónoma. Ello a pesar de los reparos mostrados por Moncloa, que no ve con buenos ojos la cita, ante el temor de que se convierta en un foro de críticas al Gobierno central y al diálogo con Cataluña. Este viernes por la mañana, fuentes del Ejecutivo aragonés han vuelto a confirmar la presencia de Lambán en el foro gallego.

El anuncio este miércoles de Alberto Núñez Feijóo de que ocho presidentes autonómicos, del PP y del PSOE, se reunirán el 2 de noviembre en Santiago de Compostela para fijar una postura común sobre financiación autonómica, en su propio debate del estado de la autonomía y trufado de críticas al Ejecutivo de Pedro Sánchez, provocó este jueves una polvareda en las filas socialistas, que ha llevado a Extremadura y La Rioja a replantearse su asistencia.

Pero a quien realmente enojó esta convocatoria fue al Gobierno central, a quien no le gusta nada ni la reunión hace unos días de Ximo Puig y Juanma Moreno, ni la organizada ahora en Galicia, donde el presidente de Aragón, Javier Lambán, tiene la intención de acudir. En el listado inicial también aparecían: Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León), Adrián Barbón (Asturias), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Concha Andreu (La Rioja), Miguel Ángel Revilla (Cantabria) y Guillermo Fernández Vara (Extremadura)

Sistema "en el horno"

El Ministerio de Hacienda se ha comprometido a tener lista una propuesta de financiación el próximo noviembre. El nuevo sistema está "en el horno" y no quiere acciones de presión, en la que además estén implicados los propios presidentes socialistas. Menos aún si se justifican en que se celebra para evitar que el Gobierno pacte el modelo con Cataluña, sin contar con el resto de autonomías. "Que el mal llamado diálogo con los independentistas haga imposible cualquier otro modelo que no satisfaga plenamente a los partidos independentistas", sostuvo Feijóo.

Estas críticas y el acto en sí del 2 de noviembre provocaron que Moncloa llamara ayer a capítulo a sus presidentes autonómicos al entender que "se le hace el juego a la oposición", según ratifican distintas fuentes consultadas.

A primera hora de la mañana Fernández Vara publicó un tuit en el que instaba al dirigente gallego a aclarar si la cita era para "atacar a otras comunidades autónomas y al Gobierno". "Ya le dije al presidente Feijóo que no me gustan los frentismos". Y esto es precisamente lo que se esgrime desde el Ejecutivo: "Se trata de construir encuentros, no de levantar frentes".

Tras el primer movimiento de Vara se sucedieron las conversaciones entre los presidentes socialistas. El propio presidente de Extremadura, que este fin de semana será nombrado secretario de Política Autonómica en el congreso del PSOE, dirigió el debate interno, que cristalizó en otras manifestaciones públicas en la misma línea. Adrián Barbón manifestó que "no participaremos de ningún frente contra el Gobierno u otras comunidades". Y la jefa del Gobierno de La Rioja explicó que en el Ejecutivo hay ya foros en los que llegar a acuerdos en asuntos como el reto demográfico o la financiación. Ella es la única que por el momento ha anunciado formalmente que no acudirá a la reunión de Galicia.

Según explican desde el Ejecutivo gallego, Extremadura también es duda. No obstante la cita se mantiene en la agenda oficial de Vara y "dependerá" de lo que suceda en los próximos días, explican desde PSOE extremeño.

Por la tarde Feijóo hizo un esfuerzo por salvaguardar el encuentro con los ocho presidentes y defendió que no es una "reunión frentista", ni contra el Gobierno ni contra la Generalitat. Algunas regiones socialistas se mostraron satisfechas con estas palabras. Pero desde Mérida se mantuvo la duda sobre si su presidente acudirá, con el argumento de que las palabras de Feijóo no modificaban en nada lo que había dicho horas antes Vara. La herida sigue abierta.

El presidente aragonés, Javier Lambán, sí insistió en que la cita en ningún caso puede ser utilizada para fines frentistas contra el Gobierno de España o para hacer política anticatalana.

Un cita todavía pendiente

Pero la realidad es que hasta el estallido de esta crisis, motivado por el modo en que lo hizo público Feijóo y por el enfado del Ejecutivo ante la organización de las comunidades en "reinos de taifas", todos habían confirmado su presencia y cerrado una fecha. Les une su rechazo a que la financiación se establezca por unidad de habitante y proponen que sea por el coste del servicio en cada lugar. "Es mucho más alta en Aragón que en la Comunidad Valenciana o Andalucía", señaló ayer Lambán, por la dispersión y en el envejecimiento de su población. El presidente aragonés recordó que supone dar "continuidad" a otros foros anteriores de comunidades de distinto signo político de la España despoblada, que la cita de Santiago "procede" y que ya lo han hecho la Comunidad Valenciana y Andalucía por lo que goza, dijo, "de la misma legitimidad".

Su visión se comparte desde otras autonomías socialistas que reconocen que ha sido la entente entre Puig y Moreno y su defensa del peso de la población lo que les ha llevado a convocar la reunión de Santiago de Compostela. Según las fuentes consultadas, se empezó a hablar en la última Conferencia de Presidentes, el 31 de julio, pero "se activó" a raíz del encuentro de la Comunidad Valenciana y Andalucía. Las mismas fuentes minimizan el papel de Feijóo y aseguran que él sólo propuso que fuera en su región. Ahora la cita está en cuestión, pendiente de si el Gobierno sigue ejerciendo presión sobre el PSOE y del compromiso personal y político de los propios presidentes socialistas.