El líder del PP acudirá este miércoles a un acto protagonizado por el presidente de la CEOEAntonio Garamendi, en pleno pulso del Gobierno por la reforma laboral y sin que ningún ministro tenga prevista la cita en su agenda. El desayuno será en el Hotel Ritz, en pleno centro de Madrid y muy cerca del Congreso de los Diputados, y Pablo Casado volverá a reencontrarse con el presidente de la CEOE después de meses en los que las relaciones se han enrarecido mucho, según publica El Periódico de España.

El acto de apoyo del jefe de la oposición, que sí estará escuchando la conferencia de Garamendi, contrastará con la ausencia en pleno del Ejecutivo. Según las previsiones enviadas por Moncloa en la noche del martes, ninguno de los ministros irá al acto. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, tiene previsto pronunciar otra conferencia en la Universidad Autónoma de Madrid, pero a la una de la tarde. En el caso de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se encuentra en Roma de viaje, donde se reunirá con la principal confederación sindical italiana. 

La coalición del Gobierno atraviesa su momento de máxima tensión a cuenta de la derogación de la reforma laboral. El encuentro que ambas partes mantuvieron el lunes por la tarde no sirvió para zanjar sus discrepancias, aunque tras el Consejo de Ministros de este martes Moncloa ya asumió que Yolanda Díaz podría estar al mando de la coordinación de los trabajos con los agentes sociales, siempre y cuando el PSOE tenga garantizada un sitio en la mesa de negociación.

La presencia o no de Nadia Calviño y el peso que tiene que tener la vicepresidenta económica ha marcado el inicio de todos los problemas, al considerar la titular de Trabajo que suponía una “injerencia”. El propio presidente del Gobierno respaldó a la ministra de Economía, asegurando que se ocuparía de la “coordinación”, aunque ahora da la sensación de que los socialistas están dispuestos a ceder en ese sentido.

El otro punto de fricción, además de concretarse qué aspectos de la reforma laboral del PP se derogarán (por ahora no está claro) también tiene que ver con los consensos. Díaz prioriza el acuerdo con los sindicatos y está dispuesta a seguir adelante sin el apoyo de la patronal. Pedro Sánchez descarta este extremo y, de ahí, la importancia del acto protagonizado por Garamendi. Casado, por su parte, insistió en defender la vigencia de la reforma de 2012 que aprobó Mariano Rajoy con mayoría absoluta, y aprovechó su intervención en el Congreso Nacional de la Empresa Familiar el lunes para reivindicar que los empresarios deben estar al tanto y de acuerdo en cualquier modificación de las relaciones laborales.

Desde el pasado mes de junio la relación entre PP y CEOE se ha resentido mucho. El apoyo velado de Garamendi (que luego rectificó) a la posición del Gobierno con los indultos para reconducir la situación en Cataluña que tantos quebraderos de cabeza da al empresariado sentó muy mal dentro de las paredes de Génova, hasta el punto de que el PP reprochó duramente su actuación al presidente de la patronal. “Si sirven para normalizar, bienvenidos sean”, dijo textualmente Garamendi, aunque después recurrió a muchos matices. La respuesta de los populares fue casi inmediata a pesar de la “encerrona” que vieron entonces por parte de los empresarios en Cataluña. 

A partir de ahí,, tanto los populares como la patronal han tratado de reconducir las relaciones. En el entorno de Casado aseguran que la relación sigue siendo fluida y que nunca ha desaparecido, pero la realidad es que las tiranteces se han hecho notar durante meses. El reencuentro de los dos se produjo a principios de julio en unas jornadas organizadas por ATA en las que la frialdad entre los dos líderes, el político y el empresario, fue más que notoria. Garamendi no estuvo presente en la convención nacional del PP a pesar de la participación de otros miembros de la CEOE y de organizaciones empresariales.