El martes, Pablo Casado mantuvo un diálogo con la intelectual estadounidense Anne Applebaum, premio Pulitzer. La historiadora, periodista y escritora ha teorizado sobre el auge de los populismos de derechas y el desafío que supone para los partidos políticos de derechas y centro tradicionales. En el caso de España, ha estudiado el tema de Vox, que le está quitando electores al PP por millones. Y en sus libros ha dejado algunos consejos que, por ahora, Casado no parece querer seguir.

Una de las estrategias que Applebaum considera que funciona para que las formaciones clásicas logren frenar esos nuevos fenómenos es no entrar en su agenda. No hablar de los temas que la ultraderecha intenta colar en la conversación pública. Cree que es una de las razones por las que Joe Biden consiguió vencer a Donald Trump en EEUU el año pasado. En el caso de España, hay tres asuntos que son claves para Vox: la inmigración irregular, la seguridad y los derechos de gays y lesbianas.

Esta semana, Casado ha entrado de lleno en el primero de los temas. El líder del PP ha organizado un viaje a Grecia y Chipre para dar a sus mandatarios un mensaje de apoyo a la integridad territorial de esos países, ya que la llegada de inmigrantes irregulares a sus territorios ha aumentado considerablemente en los últimos meses por la pobreza extrema en AfganistánSomalia y República Democrática del Congo.

De hecho la de Casado es la misma ruta que está realizando estos mismos días el papa Francisco para, en sus palabras, tocar las "llagas" de la inmigración europea. El Pontífice volverá a la isla griega de Lesbos este domingo, donde visitará un campo de refugiados. Ya hizo lo mismo hace cinco años y se llevó a 12 personas solicitantes de asilo en el avión de regreso a Roma. El dirigente del PP se reunió el jueves con el primer ministro de Grecia, Kyryakos Mitsotakis, y este viernes ha visto al presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, a los que ha expuesto su deseo de que se potencie una política migratoria y de seguridad común en toda la Unión Europea, algo que los socios tienen pendiente pese a la presión en las fronteras de algunos de los países, entre ellos España. En unas declaraciones a la prensa en Lanarca, en el sur de Chipre, Casado ha asegurado que la integridad territorial debe estar asegurada por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) y también por las Armadas de cada país. Ese uso de los militares españoles para frenar embarcaciones y pateras con inmigrantes irregulares ya fue propuesto por Vox a finales del año pasado. El partido ultra proponía que los buques de guerra impidieran la entrada de embarcaciones con inmigrantes en las aguas territoriales españolas. La respuesta de la Armada ante esa idea es que su obligación ante una patera, porque así lo marca el derecho marítimo, es rescatar a esas personas si su vida corre peligro.

"Son fronteras de la Unión Europea y, por tanto, tanto Frontex como las propias Armadas de los países miembros lo que tienen que velar es por la integridad territorial de las fronteraspero también para evitar que miles de personas pierdan la vida en el Mediterráneo o en el Atlántico. Muchas veces están explotadas por mafias y llevadas a ese riesgo vital por la miseria que viven en sus países o por conflictos bélicos. La firmeza en la protección de las fronteras tiene que ser acompañada por la solidaridad europea a la hora de cooperar con los países de origen", afirmó a los periodistas.

Según apuntaron después fuentes de su equipo, Casado se refería a la necesidad de que la Armada "luche contra las mafias" y recordaron que el artículo 8 de la Constitución marca que las fuerzas armadas "tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional".