España es una marmita en la que se revuelven multitud de culturas, de tradiciones y formas de hablar. Un ejemplo de ello es el bable (dialecto asturiano), que en los últimos días ha recibido un impulso definitivo para ser reconocido como lengua cooficial del Principado. Una declaración que está lejos de ser alcanzada por el dialecto regional, ya que el Estatuto de Autonomía no reconoce aún este patrimonio inmaterial de todos los murcianos y, ahora que estaba a punto de aparecer en dos artículos, al menos "tímidamente", se ha paralizado el trámite.

"Amar el murciano no significa ir contra el castellano, pero sí querer lo propio de las tierras murcianas para que la población pueda alcanzar una autoidentificación con la historia de Murcia, que no es solo castellana, también aragonesa, valenciano-catalana y mozárabe". Esta es la tesis recogida por el profesor de la Universidad de las Islas Baleares Ángel Custodio Navarro en el ensayo Necesidad de la protección urgente, por la vía legislativa, del patrimonio lingüístico de la Región de Murcia y de toda la Cuenca del Segura.

Ya en el año 1978, Fraga Iribarne incluyó en el debate constitucional la necesidad de proteger el dialecto murciano en la carta magna. Sin embargo, la carrera por la protección de las hablas murcianas comenzó en el año 2001 cuando la asociación L’Ajuntaera pa la Plática, el Esturrie y’el Escarculle de la Llengua Murciana presentaba por primera vez ante la Asamblea Regional una petición para incluir en el Estatuto regional la protección de la lengua murciana, declarar a esta Bien de Interés Cultural y tomar todas las medidas necesarias para su protección, promoción y difusión.

Pese a la negativa inicial, Manuel Zapata Nicolás, presidente de L’Ajuntaera, volvió a comparecer ante la Comisión Especial de Estudio y Valoración para una eventual reforma del Estatuto de Autonomía de la Asamblea Regional de Murcia. En esta ocasión, solicitó que el artículo 8.1 del nuevo estatuto reconociera al murciano como "conjunto de hablas y modalidades lingüísticas de la Región, en toda su riqueza y variedad". Además, se propuso la protección del valenciano, propia de municipios como Abanilla, Jumilla y Yecla.

Unas reivindicaciones que han sido incluidas tímidamente en los artículos 28 y 29 de la reforma del estatuto regional, que actualmente se está tramitando en el Congreso de los Diputados, aunque la Asamblea Regional, con los votos de Vox, PP y expulsados de Ciudadanos y Vox, ha paralizado el trámite al solicitar el texto para que no se aprueben enmiendas presentadas por los diferentes partidos de la cámara baja.

El panocho solo es una parte de esta riqueza

A pesar de lo que la gran mayoría de murcianos piensan, panocho y murciano no son lo mismo. Mientras el murciano engloba a todas las hablas de la Cuenca del Segura, que geográficamente se encuentra limitada por los ríos Almanzora, Júcar y Vinalopó, el panocho es el dialecto o variante del murciano originario de las comarcas de la Vega Media, la Huerta de Murcia y la Vega Baja. Sin embargo, el hecho de que la mayor parte de la literatura murciana se haya basado, a lo largo de la historia, en la literatura panocha ha propiciado que erróneamente se tienda a identificar la una con la otra.

Los artículos que por fin recogerá el Estatuto de Autonomía, si es que finalmente pasa los trámites en el Congreso y el Senado, invitan a cuidar las particularidades lingüísticas de la Región, además de fomentar y afianzar los rasgos sociales, históricos, lingüísticos y culturales de la Región de Murcia en toda su variedad y extensión.

Un reconocimiento, según Navarro Sánchez, "demasiado pobre". "Es una protección minúscula, sin cita del fondo lingüístico propiamente dicho de lo que se quiere proteger y describir; tampoco puede ser que el Estatuto reformado se olvide de que en la Región de Murcia también se habla valenciano-catalán, porque así lo exige el Consejo de Europa, advierte.

Para este murciano hablante resulta contradictorio que Andalucía y la Comunidad Valenciana se hayan adelantado a la Región de Murcia en la protección de las distintas modalidades lingüísticas existentes en la comunidad. "El Estatuto Andaluz siempre ha protegido las hablas murcianas de Almería, partes de Granada y Jaén. Por otro lado, la Generalitat reconoció en 2016 el valenciano-catalán de la Sierra del Carche. Mientras tanto, la Comunidad Autónoma sigue sin reconocer la existencia de ninguna de esas dos lenguas", lamenta Custodio Navarro.

En el texto pendiente de aprobar en la cámara baja invitan a afianzar los rasgos sociales y lingüísticos

El investigador apunta a la creación de un artículo explícito, en la parte general o título preliminar del Estatuto, para todo el patrimonio lingüístico murciano como medida más necesaria. De este modo, apunta Navarro Custodio, "se alcanzaría una protección similar a la andaluza. Y también referirse explícitamente al valenciano-catalán del Carche, como exige el Consejo de Europa, en cumplimiento de la Carta Europea de las Lenguas Regionales Minoritarias".

"Es imperante la necesidad de reconocer y dignificar todo este patrimonio lingüístico en lo que se refiere al estricto territorio de la Región de Murcia, el cual merece una atención particular por arte de la ciudadanía y las distintas instituciones, por cuanto brilla por su ausencia la atención hacia lo autóctono del dialecto murciano. Una variedad lingüística, que aún es denostada, considerándola irregular, añeja y vulgar", concluye Custodio Navarro.

El panocho solo es una parte de esta riqueza

A pesar de lo que la gran mayoría de murcianos piensan, panocho y murciano no son lo mismo. Mientras el murciano engloba a todas las hablas de la Cuenca del Segura, que geográficamente se encuentra limitada por los ríos Almanzora, Júcar y Vinalopó, el panocho es el dialecto o variante del murciano originario de las comarcas de la Vega Media, la Huerta de Murcia y la Vega Baja. Sin embargo, el hecho de que la mayor parte de la literatura murciana se haya basado, a lo largo de la historia, en la literatura panocha ha propiciado que erróneamente se tienda a identificar la una con la otra.