Para el PP la cita electoral de Castilla y León es crucial. Son unas autonómicas que en Génova miran en clave nacional. El objetivo es no dejar de acumular victorias y reflejar que el cambio de ciclo, tras el éxito de Madrid, continúa. La operación del adelanto electoral (negado hasta sólo unos días antes) estuvo perfectamente coordinada entre el presidente Alfonso Fernández Mañueco y la dirección nacional. Los dos compartían razones para ir cuanto antes a las urnas. Y por el mismo motivo ninguno puede permitirse un fracaso. Y en este contexto electoral se enmarca la imagen de Isabel Díaz Ayuso y Teodoro García Egea en el arranque del año político.

Unos metros de paseo y una conversación que no se producían desde hace meses. En la convención nacional de Valencia, a principios de octubre, coincidieron. Pero no hubo charla, ni fotografía conjunta. La escenificación de esa paz (en realidad una tregua controlada) es la mayor novedad que se ha producido en la crisis interna que tenía al PP convulsionado. Según ha podido saber 'El Periódico de España', no hubo llamadas ni mensajes para pactar el encuentro. “Fue todo lo espontáneo que podía ser. El secretario general esperó a la presidenta y decidieron entrar juntos”, explican en Sol.

Ayuso recogió el guante durante su intervención posterior, asegurando que a pesar de “los titulares” que la situación ha provocado durante un tiempo, todo el partido está centrado ahora en consolidar la alternativa a Pedro Sánchez y en ganar todas las elecciones que se presenten. “Han tenido que llegar unas elecciones para que todos nos cuadremos”, reconocían en el entorno más íntimo de la presidenta. En Génova también reconocen que todas las partes han entendido que había que “aflojar” para remar en la misma dirección en este periodo electoral. Pero la realidad es que desde hace meses los principales cargos del partido (aunque también alcaldes, diputados y concejales, especialmente de la Comunidad de Madrid) llevan clamando por algún tipo de acuerdo que terminara con “este sinsentido”.

Conflicto sin resolver

Las dos partes reconocen que esto no es una paz duradera porque el conflicto de fondo (el control del PP de Madrid y el auge de Ayuso) no está resuelto. Lo que ha cambiado, coinciden dirigentes nacionales y autonómicos, es el momento. Con el nuevo año llegan las elecciones de Castilla y León, donde el PP lidera todas las encuestas. Sin embargo, el resultado final será lo que determine si puede gobernar en solitario (como Ayuso) o se ve abocado a otro gobierno de coalición que, en este caso, podría tener a Vox como compañero de viaje. Un escenario que en el equipo de Mañueco prefieren ni vislumbrar.

El objetivo es lograr una mayoría consistente, como la de Ayuso, que sume más que el resto de fuerzas de la izquierda, y obliguen a Vox a una abstención y a quedarse fuera del gobierno. Aunque en Génova aseguran que las encuestas cambian cada día y que no se toman las decisiones en base a los sondeos, la realidad es que todos los estudios coinciden en que el partido de Santiago Abascal está en auge. Y no da la sensación de que vaya a experimentar un parón. 

En el PP evitan dar importancia al candidato castellanoleonés, un joven abogado de 30 años que se hizo viral en pocas horas por unos tuits de hace años (otros son mucho más recientes) con comentarios abiertamente homófobos y machistas. Porque entienden que Vox ahora mismo “arrastra” electores por las siglas. “Da igual a quien pongan. Sin candidato partían de un 10% del voto en todas las encuestas. La clave está en que se queden ahí o vayan bajando”, explican dirigentes de Castilla y León.

Mañueco busca a Ayuso

Ayuso es, al menos de momento, la dirigente popular que mayor capacidad ha mostrado para frenar a Vox y eso, por muy volátiles que puedan ser las encuestas, es un valor a tener en cuenta a la hora de hacer campaña en Castilla y León tanto para Génova como para el propio Fernández Mañueco. Aunque en las elecciones del 4 de mayo la formación que Rocío Monasterio lidera en Madrid consiguió sumar un escaño más (pasó de 12 a 13), la presidenta de la Comunidad arrasó y dobló el número de representantes del PP en la Asamblea, aniquilando a Ciudadanos en la cámara autonómica, y en estos meses ha logrado, si no torcer el brazo a Vox en sus aspiraciones para condicionar las políticas, sí al menos diluirlas.

Más allá de la tregua controlada entre Génova y Sol, el propio candidato popular ha dado ya muestras de querer contar con Ayuso para su campaña. Solo quince días antes del anuncio de la convocatoria de elecciones, ambos se vieron en Madrid bajo la premisa de una reunión institucional entre gobiernos autonómicos para hablar de la coordinación y el apoyo mutuo, pero el apoyo político real llegó cuando se coló en la conversación la posibilidad del adelanto electoral en Castilla y León y la experiencia previa de la presidenta de la Comunidad de Madrid sobre la disolución de su Gobierno de coalición con Ciudadanos y su posterior gestión en solitario con el apoyo externo de Vox.

Y ayer, durante el desayuno en el que Fernández Mañueco presentó a Isabel Díaz Ayuso, el castellanoleonés no dejó de alabar a la dirigente popular, ensalzando tanto los aspectos más personales, "da la cara, habla claro, toma decisiones y es especialmente valiente" dijo, como los políticos y de gestión, cuando reveló que Madrid es la referencia y motor de España por las políticas puestas en marcha por Ayuso y que son las que él mismo quiere "llevar a cabo a partir del 13 de febrero". Hasta en tres ocasiones utilizó Mañueco expresiones que le ligaban a la presidenta popular ("tenemos un empeño que nos une", "tanto ella como yo hemos tenido que tomar esta decisión" en relación al adelanto electoral o la mencionada sobre sus políticas). Llegó incluso a ironizar o bromear, pero el mensaje de que quiere a la política de moda de su lado en esta campaña quedó claro: "¿Me estoy Ayusizando?".

Las encuestas nacionales

A nivel nacional la situación es todavía más preocupante para el PP. La mayoría de sondeos siguen dando a Casado en cabeza, aunque el PSOE se queda muy cerca. La cuestión es que Vox no deja de crecer. En el equipo de García Egea dan por hecho que los números “están hinchados” y que a la hora de votar su formación se fortalecerá. Pero hay otros muchos cuadros populares que miran con bastante recelo a Vox, y consideran que puede ser un problema importante. En este contexto también enmarcan el acercamiento entre Génova y Ayuso: no sólo por la cita castellanoleonesa en sí, sino para enviar un mensaje de cohesión a los votantes decepcionados con la crisis interna desatada.

En los últimos meses los sondeos también han achacado a ese pulso la pérdida de apoyos de Casado, que antes del verano se situaba en el entorno de los 120 escaños (ahora vuelve a rondar los cien). En Sol siempre han defendido que el desgaste de la crisis repercutía, sobre todo, en Casado. Ni los afiliados y militantes, ni los simpatizantes y potenciales electores han dado muestra de culpar a Ayuso por la crisis con la dirección nacional. “El que sale perdiendo es sólo él”, insistían en su equipo más cercano. En los últimos días también han mantenido contacto la presidenta y el líder nacional, que dio positivo por coronavirus el 2 de enero. Hablaron, se felicitaron el año, compartieron impresiones y mantuvieron una conversación que llevaba enquistada semanas.