Los dos socios del Gobierno de coalición, PSOE y Unidas Podemos, continúan inmersos en una batalla pública por la polémica sobre las macrogranjas, que ha provocado enfrentamientos cruzados dos días consecutivos y que no parece tener visos de solución. El horizonte de las elecciones en Castilla y León, el próximo 13 de febrero, alimenta la dinámica de ataques continuos, a pesar de que este ruido perenne es precisamente uno de los elementos de mayor desgaste del Ejecutivo.

El inicio del ciclo electoral, que estrena esta comunidad y que concluirá con las generales, explica en parte las profundas desavenencias en este asunto, según las fuentes consultadas, que aunque son reales se exprimen más para obtener el jugo de los votos. El lunes, cuando la controversia por la entrevista del ministro de Consumo en The Guardian, parecía haber bajado de intensidad, el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, la realimentó con una defensa del sector ganadero y de la calidad de la carne producida en España, frente a las consideraciones de Alberto Garzón, que censuró las macrogranjas porque, dijo, ofrecen "peor calidad", fruto del "maltrato animal" y con un "impacto ecológico descomunal". 

La entrada en escena del presidente disparó la crisis y provocó durísimas réplicas de Unidas Podemos, que le acusó de "deslealtad" por no defender a Garzón y dar pábulo a la tesis del PP de que el ministro había criticado a todo el sector y no sólo a la ganadería industrial. Pese a la trifulca, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, intentó que el conflicto no contaminara a todo el Gobierno, evitó que otros ministros morados replicaran a Sánchez y se descolgó con un "cuidemos la coalición y seamos cuidadosos con nuestras palabras", en línea con la petición del propio presidente de que haya "menos decibelios" en la coalición.

Parecía difícil continuar en un nivel tan alto de crispación pero ayer la situación empeoró. El ministro de Agricultura, Luis Planas, afirmó en Onda Cero, que las palabras de Garzón habían sido "bastante desafortunadas", lamentó que no le hubiera llamado, a pesar de que él es el responsable de Alimentación, y aseguró que es una "polémica lamentable, porque pone en tela de juicio la actividad de los ganaderos". "A mí como ministro de Agricultura todo este ruido me molesta, porque creo que nuestros ganaderos se sienten molestos con ser el foco de atención y con una puesta en tela de juicio que en absoluto merecen", sentenció.

Tranquilizar al sector

La sombra de las elecciones en Castilla y León, con gran tradición en el sector primario, parecía estar detrás de esta última reflexión. Algo que corroboró un tuit de la organización agraria Asaja en esta comunidad. "En la penosa deriva contra el sector ganadero español emprendida por Garzón las declaraciones del ministro de Agricultura han sido contundentes y responsables. Nos sentimos defendidos y representados por Planas".

Las manifestaciones del ministro reabrieron la guerra interna. La vicepresidenta segunda no tenía pensado volver sobre el tema, a pesar de que acudía a un programa vespertino de La Ser. Pero la intervención de Planas le hizo cambiar de planes. Díaz dijo que no cree que "defender las macrogranjas dé votos". "No vale todo en política", señaló, para insistir después en la importancia de "cuidar la coalición" entre PSOE y Unidas Podemos en el Ejecutivo. "Somos muy respetuosos. A veces hay comentarios inadecuados de todos los miembros del Gobierno, se deben de hacer las cosas con cierto cuidado y cariño", afirmó, en lo que se interpreta como una respuesta directa a Planas.

Tensión electoral

Su pronunciamiento revela dos cosas. La profunda tensión en el seno de la coalición y la sensación en Unidas Podemos de que el PSOE se ha lanzado a por el voto rural de Castilla y León con este estandarte. Pero, fuentes de esta formación, apuntan a que corren el riego de convertir a Garzón en "un héroe ecologista" e incluso de movilizar al electorado de Unidas Podemos en esta causa. Sin que eso, añaden, les genere ningún beneficio electoral. Las mismas fuentes consideran que el PSOE ha errado con su estrategia porque ha desviado el debate y no ha puesto el foco en el PP: en su decisión de adelantar las elecciones autonómicas en mitad de la sexta ola o en la negativa a apoyar la reforma laboral pactada con los sindicatos y la patronal. Que Sánchez podía haber corregido a Garzón, pero no esta virulencia. En este sentido creen que "ahora se ha vuelto contra ellos". El ministro de Consumo, que volvió a la carga acoche con nuevas declaraciones en los medios, defendió "contradicciones" en el PSOE sobre la cuestión de las macrogranjas,

Comunicación fragmentada

Otras fuentes de la formación morada atribuyen el enfrentamiento a que se ha iniciado un ciclo electoral que acaba en diciembre de 2023 y ésta va a ser ahora la dinámica entre los socios. La prueba es que la comunicación del Gobierno está partida en dos: el bloque socialista y el de Unidas Podemos. Planas por un lado, Garzón por otro. Y Sánchez y Díaz, con sus respectivos discursos.

En Moncloa no parecen estar muy descontentos con esto. La consigna desde el comienzo fue desmarcarse del ministro de Consumo. No se optó por un término medio. A la pregunta de por qué ayer salía Planas a escena para volver a abrir la discusión, fuentes socialistas explicaron que él es la "referencia" del sector. De este modo se da tranquilidad a los ganaderos, lo que redunda en la idea de que ambos partidos están volcados en la búsqueda de votos. No sólo en Castilla y Léon si no para consolidarse y crecer en sus respectivos espacios.