“Dicen que esto nos pasa por contratar a un político. Pues puede ser. No nos volverá a pasar”. Martínez-Echevarría, el despacho de abogados que anunció hace casi dos años el flamante fichaje de Albert Rivera —enfocado como un golpe de imagen y potencial captador de clientes— reniega ahora de los resultados obtenidos en este tiempo por el presidente ejecutivo. De hecho, el bufete asegura que este jueves se iba a producir una comida entre Rivera y el CEO, Vicente Morató, en el que se trasladaría al exdirigente naranja el descontento de la empresa.

Afirman que Rivera quiso “adelantarse” a los acontecimientos (encima de la mesa, insisten siempre desde el bufete, estaba la posibilidad de prescindir de sus servicios de manera inmediata) y puso en marcha la “salida pactada” que tanto él como su número dos en política y en el despacho, José Manuel Villegas, reclaman. “El rendimiento era bajo y la implicación también. Desde hace tiempo hay malestar por los resultados. No se corresponden con la retribución que tiene”, afirman a El Periódico de España, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico.

En el entorno del exdiputado muestran su sorpresa y aseguran que los datos hablan por sí solos porque la facturación del despacho ha pasado en este tiempo de 16 millones de euros a 20, y la oficina de Madrid, en la que Rivera tiene mayor presencia, de 1 millón y medio a casi cuatro. El punto de vista es distinto para el bufete, donde achacan a la “inercia” de la empresa el crecimiento y se reafirman en que la aportación del exlíder naranja “ha sido más bien nada”.

La crudeza de las palabras que se escuchan en el despacho contrastan con la sorpresa y el shock que aseguraron sentir en la mañana del lunes. Morato recibió un e-mail a las 8:50 en el que el abogado de Rivera y Villegas (que él no conocía) le informaba de que sus clientes querían resolver el contrato con Martínez-Echevarría que habían firmado por cinco años, tal y como adelantó ‘El Confidencial’. No han pasado ni dos completos. En el bufete critican “las formas” y “no dan crédito” a la comunicación electrónica cuando la relación personal entre ejecutivos es "total". Aseguran que tardaron tiempo en poder hablar directamente con Rivera y que la iniciativa de quien aún figura en la web como presidente ejecutivo “responde a todo menos a una salida amistosa”

La sensación del despacho es que Rivera sabía que “las cosas no iban bien” y que dio prioridad a “proteger su imagen” anticipándose a la noticia de un posible despido. En el entorno del exlíder político, sin embargo, reniegan de esa posibilidad y aseguran no comprender los reproches de la empresa. Sobre la presidencia ejecutiva, Martínez-Echevarría recalca que Rivera la ejercía y el variable no abonado, señalan, estaba condicionado a un rendimiento que ponen en duda.

El culebrón no parece terminar aquí, aunque según ha podido saber este diario, Rivera y Villegas cuentan con que “esa salida pactada” llegue a buen puerto. Ambos reiteran que la comunicación a través de su abogado fue la de resolver el contrato, negociar las condiciones de salida y seguir en el sector privado. Lo que no confirman, al menos por ahora, es si continuarán en el ámbito jurídico o apostarán por otro. Ambos aseguran que no piensan volver a la política.

Sorpresa también en Ciudadanos

En Ciudadanos también sorprendió la noticia. Dirigentes que compartieron ejecutiva con ambos reconocieron que no sabían nada de que fueran a abandonar el bufete por el que ficharon en marzo de 2020, dejando entrever una cierta curiosidad sobre cuál será su nuevo destino. Rivera vuelve a los titulares en una semana clave para la política española, a apenas seis días de las elecciones en Castilla y León donde el que fue su partido se juega la supervivencia una vez más.

El fichaje por Martínez-Echevarría se confirmó en otro momento importante, cuando faltaban solo unos días para conocer el resultado de las primarias que ganó Inés Arrimadas tras enfrentarse a Francisco Igea. En aquel momento Rivera aseguró que no era partidario de “tutelas” y que no contemplaba ser “un jarrón chino”. La realidad es que el expresidente no ha vuelto a participar nunca en un acto de la formación, aunque sí ha recibido algunas críticas veladas de dirigentes actuales que no han visto con buenos ojos sus manifestaciones en redes sociales. La gran mayoría dirigidas a criticar al Gobierno de Pedro Sánchez pero que, en ocasiones, se han interpretado como reproches a las posiciones de Arrimadas.

El partido estuvo sumido en un shock incomparable a cualquier otro tras la marcha de Rivera, coincidiendo con el mazazo electoral de los diez diputados (seis meses antes Ciudadanos consiguió llegar a los 57). Aquel resultado provocó la dimisión del líder naranja y su marcha de la política. En su entorno siguen defendiendo que es una marcha “definitiva”.

Los rumores de cercanía al PP se incrementaron con la contratación por parte del equipo jurídico de Pablo Casado al bufete de Rivera para presentar los recursos de inconstitucionalidad por la ley catalana del alquiler y la ley educativa de la ministra Celaá. A eso se sumó la especulación de algunos dirigentes de la cúpula popular sobre que Rivera podía participar en la convención nacional del pasado octubre del PP, un evento clave para el proyecto de Casado. Nunca llegó a participar ni ha manifestado su apoyo a los populares.