¿Ha hecho usted algo memorable desde que está en el Ministerio de Cultura? 

Hombre, no. Casi nada pasa a la posteridad. Pero culminar la firma del contrato de arrendamiento de la colección Carmen Thyssen tuvo su qué; o culminar la Ley Antidopaje. Hemos iniciado la andadura de la Ley del Deporte. 

Prefería haber seguido en Política Territorial y le pasaron a Cultura. Con un intento fallido de presidencia del Senado. ¿Vale para un roto y un descosido?

Para cualquier cosa, no. Puede quedar un poco presuntuoso, pero creo que puedo ser útil en diversos sitios. Me gusta estar en lugares en los que considere que puedo hacerlo bien. No me veo de ministro de Agricultura, ni de Industria ni de Economía. La lista de sitios en los que no me veo sería interminable.  

Claro que para eso está su frase: “Cuando uno tiene el culo alquilado no decide ni dónde se sienta ni cuándo”

Eso es así. A veces me dicen que no soy muy claro. Y yo puedo decir que me gustaría estar esta legislatura y la que viene, pero es que no depende de mí, sino del presidente del Gobierno.  

“Yo siempre estoy en modo aparato”. ¿Sánchez es el más listo y el más guapo? (El más alto parece incuestionable).

Yo creo que tiene las virtudes requeridas para el liderazgo. Es un hombre con una gran resistencia y de grandes intuiciones políticas. Suele acertar y tiene una capacidad de seducción y de atracción de masas importante.

Ni media duda. Está en modo aparato.

Yo creo en los partidos, creo en la política como algo colectivo. Y creo que es necesario que los partidos estén bien dirigidos y cuenten con un aparato sólido y profesional. No siempre lo conseguimos.

Usted que entiende de bailes: ¿El presidente tiene cintura y swing?

El presidente lo que tiene es capacidad de atracción. Hay gente que para atraer no hace falta que se mueva mucho. Él, bailar, poco. Quedó bastante acreditado en aquel escenario en el que yo me puse en pleno desenfreno. Se quedó tieso. Luego me dijo que le podía haber avisado.

¿Para ensayar?

Bueno, para estar preparado, porque no se lo esperaba. 

Ahora resulta que Puigdemont enredaba con Putin. ¿Le sorprende?

No. No es que quiera minimizar, justificar ni perdonar nada. Pero pretendían la independencia unilateral y necesitaban apoyos internacionales. ¿Dónde iban a ir a buscarlos? ¿A Francia, a Portugal, a Italia?

Parece que el independentismo está más tranquilo. ¿El Tribunal Supremo es mano de santo?

No, yo creo que es un conjunto de cosas. En política hay veces que nos empecinamos mucho en cosas equivocadas y nos cuesta mucho rectificar. Ellos saben que lo que pretendían no lo han conseguido, y, por lo tanto, creo que están buscando otro camino. 

¿Con su grito de guerra “España me pone” no teme que Vox le convierta en su ídolo?

No creo. No me han dicho nada ni me han intentado captar. Yo creo que hay un patriotismo bueno, el querer a tu país, el enamorarte de tu país. Lo malo es cuando lo pones en contraposición y piensas que el bien de los tuyos implica el mal de los otros. Eso es un desastre. Yo soy un enamorado de Cataluña y un enamorado de España. Y este Ministerio me ha permitido conocer todavía mejor su creatividad y diversidad. 

Veo que en este despacho falta la bandera de la Unión Federal de Planetas, de Star Trek, que tenía en Barcelona.

La tengo todavía en mi despacho del PSC, junto a la bandera gay. Podría decir que soy treky. Me gustó mucho que lo que se entiende como una sociedad más avanzada que la nuestra se organice federalmente.

¿Desde el Consejo de Ministros se ve mucho planeta?

Yo creo que allí cada persona es un planeta, y algunos tienen un sistema solar propio. Pero admiro mucho a los compañeros. A mí Escrivá me encanta. Y las mujeres son fantásticas. La vicepresidenta Nadia Calviño ha estado hoy de diez. Yolanda Díaz me gusta. No he visto a nadie que sepa tanto de ecologismo como la vicepresidenta tercera.

Veo que, aparte del aparato, también respeta el organigrama.

No… Por ejemplo, un ministro al que yo adoro es Luis Planas. Y oyes hablar a Reyes Maroto de cualquier sector industrial y lo conoce entero. 

Ahora que se añaden nombres de mujeres a las estaciones o edificios emblemáticos, ¿apostaría por su amada Rocío Jurado para este Ministerio?

Seguramente no. Le pondría María Zambrano. Ahora, yo canto canciones de Rocío Jurado. Y no por casualidad se la conocía como La Más Grande. Rocío era muy grande. La más. Y nos conmovía.

Conmuévame usted.

¡Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo… ¡[Se lanza con voz potente] O ¡¡Si amanece y ves que estoy despiertaaaa, porque de tu amor aún no estoy llena, ámame otra vez…!! La fuerza de Rocío yo solo la he encontrado en Tina Turner. 

“Me encanta exhibir un desconocimiento enciclopédico”. Pero si ahora la humildad no mola, ministro…

Bueno, pero no es humildad. Es reconocer la realidad. Hay muchas cosas que no sé. Y lo que he aprendido en mi vida es que reconocer que no sabes no es malo. Y preguntar para empezar a saberlas es muy bueno.