En plena Guerra Civil, el lunes 26 de abril de 1937, las bombas de la Legión Cóndor de la Alemania nazi y de la Aviación Legionaria de la Italia de Benito Mussolini arrasaron la localidad vizcaína de Gernika, un ataque al que este martes ha aludido el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en su discurso ante el Congreso de los Diputados.

El bombardeo se produjo en un día de mercado, por lo que había multitud de gente en el centro de la villa, que quedó completamente destrozado por las bombas, en lo que se consideró un ensayo de las tácticas de la II Guerra Mundial, además de un ataque de apoyo a las tropas sublevadas.

El bombardeo se prolongó durante más de tres horas. Hacia las cuatro de la tarde apareció un primer avión que dejó caer algunas bombas. Quince minutos después llegó la primera oleada, con tres aviones en formación triangular volando muy bajo.

Los aviones, que despegaban del aeródromo de Vitoria, eran de tres tipos: Heinkel 111, Junker 52 de bombardeo y Heinkel 51 de caza y ametrallamiento. Su táctica consistió en arrojar primero bombas rompedoras ordinarias, luego racimos de pequeñas bombas incendiarias y simultáneamente ametrallar a las personas que se encontraban en las calles y los alrededores.

Más de 31 toneladas de bombas

En total se estima que se lanzaron sobre Guernica más de 30 toneladas de bombas. El 85,22% de los edificios -un total de 271- quedaron totalmente destruidos y el resto parcialmente afectados. Se generaron 60.000 metros cúbicos de escombros, que tardaron cuatro años en ser retirados por completo.

Además, las bombas incendiarias generaron un incendio que tardó al menos un día en ser sofocado. Por el contrario, las fábricas de armamento y el puente de Errenteria, los únicos objetivos estratégicos de la localidad vasca, quedaron intactos. Tampoco resultaron dañados el árbol de Gernika, símbolo de los fueros vascos, ni la Casa de Juntas.

Sin cifra exacta de víctimas

Nunca ha habido una cifra exacta ni fiable de víctimas por el bombardeo. El Gobierno vasco registró 1.654 muertos y 889 heridos. José de Labauria, entonces alcalde de Gernika, cifró los fallecidos en más de mil. Las últimas indagaciones rebajan el número de muertos a entre 250 y 300. Historiadores señalan al respecto de esta cantidad tan baja que no hubo más fallecidos porque, tras el primer bombardeo, la gente se refugió en el monte.

En cualquier caso, el régimen franquista nunca registró ninguna muerte. El mismo Francisco Franco jamás reconoció en público que el ejército alemán fue el responsable del bombardeo.

Tres días después del bombardeo, llegó a Gernika un contingente militar franquista. Muchos de los habitantes, especialmente aquellos conocidos como republicanos y nacionalistas, huyeron.