El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, escribió este martes por la mañana tres mensajes al ministro de Presidencia, Félix Bolaños; a la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra; y a su homólogo en el grupo parlamentario del Congreso, Héctor Gómez, para preguntarles qué votaría el PSOE cuando tocara decidir si la comisión de investigación sobre el espionaje con el sistema Pegasus se crearía durante el pleno de la semana próxima. Les transmitió la importancia de su voto cara al futuro político a corto y medio plazo, pues rechazarla asestaría un duro golpe más a la legislatura y apoyarla podría mantenerla a flote.

Fuentes conocedoras de este cruce de mensajes han informado a El Periódico de España, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico,  sobre el intento de Rufián de recuperar la senda de entendimiento que su partido y el socialista preservan desde enero de 2020, desde la investidura de Pedro Sánchez como presidente. Ha habido altibajos, algunos notables, los últimos verdaderamente significativos. ERC se desmarcó del decreto de la reforma laboral y acaba de desentenderse del decreto que contiene el Plan Nacional de Respuesta a las consecuencias de la guerra de Ucrania. El "escandalazo" Pegasus, en palabras del propio Rufián, amenazaba hace una semana con comprometer la estabilidad política. Este martes, la amenaza se ha hecho más grande, a su juicio.

Las fuentes citadas han destacado que Bolaños no respondió por encontrarse en el Consejo de Ministros y que Adriana Lastra lo hizo horas más tarde, ya que cuando se produjo el envío estaba ocupada en una serie de asuntos personales en su Asturias natal. El que contestó con más premura fue Héctor Gómez, quien indicó a Rufián que la posición del Gobierno y del PSOE sobre la comisión de investigación la había fijado el propio Bolaños instantes antes, en una entrevista en la cadena SER. Destacó el ministro que la investigación parlamentaria resultaba inconveniente en este momento y que todas las expectativas había que ceñirlas por ahora a la Comisión de Control de los Gastos Reservados, también conocida como comisión de secretos oficiales o comisión de control del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

La comisión recién constituida, a pesar de haber estado toda la legislatura sin ver la luz (incluso ya desde un año antes), va a celebrar la sesión inicial el jueves que viene a las 9.00 horas. Para el Gobierno, tal y como ha explicado Bolaños en la emisora, es aquí donde deben sustanciarse las primeras explicaciones de calado sobre un asunto que día tras día no ha hecho más que zarandear al Ejecutivo, al PSOE en concreto.

Pero los aliados del Gobierno en el Congreso no comparten tales expectativas. La Comisión de Gastos Reservados se reúne a puerta cerrada y los asistentes, un diputado por grupo, la presidencia del Congreso y el/la compareciente, tienen prohibido contar fuera lo que se diga dentro y compartir la documentación que se muestre. Más que por la contundencia de las explicaciones públicas, el Gobierno cree que la comisión será útil por la contundencia de las explicaciones privadas. La directora del CNI será quién dé las primeras versiones sobre el espionaje a más de 60 autoridades y previsiblemente, también, al que han sufrido el presidente, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Tensión puntual en la Junta de Portavoces

La reunión de la Junta de Portavoces transcurrió por el terreno de lo previsible a pesar de algunos encontronazos. El más llamativo fue el que enfrentó a Edmundo Bal, de Cs, con el propio Gómez, según han apuntado cuatro fuentes presenciales. El número dos de Inés Arrimadas se expresó en términos muy ofensivos acerca del papel que está teniendo Félix Bolaños en la presente crisis, lo que para el representante socialista fue una falta de respeto que no podía tolerar. Bal lamentó la "negligencia" y "torpeza" del ministro de Presidencia durante la conferencia de prensa convocada para el lunes pasado por sorpresa. Según la versión de las fuentes, el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, también criticó a su homólogo de Ciudadanos.

Asimismo, Rufián incidió en lo que había comunicado a los tres dirigentes socialistas antes de la Junta y lo que con dureza recalcó en la conferencia de prensa previa. A su entender, el PSOE no es consciente de que, al dar la espalda a la investigación sobre el espionaje, está dando la espalda a la legislatura. El año y medio largo que queda para las elecciones generales, siempre y cuando Pedro Sánchez no altere su planteamiento de aguantar hasta el final del plazo legal, se caracterizará por la ausencia de alianzas claras. El Gobierno tendrá que luchar ley a ley con los grupos para forjar mayorías. Esquerra, más o menos fiable hasta hace una semana, ya no puede facilitar una perspectiva más halagüeña.

A la Junta de Portavoces llegó el PSOE con una visión del escenario político confusa. Según han apuntado fuentes parlamentarias, Gómez hizo una ronda con sus homólogos para corroborar las posiciones con las que se toparía en dicho órgano parlamentario. En la dirección del grupo socialista había dudas con el voto del PP respecto de la comisión de investigación y de la comparecencia de Pedro Sánchez ante el pleno. Lo primero no ha supuesto problema, pues no habrá comisión al menos hasta antes de junio; lo segundo ha deparado un duro revés para el Gobierno. Cuando Gómez supo la posición de los populares tras hablar con Gamarra, lo tuvo claro: sería una derrota política.

Había dos propuestas encima de la mesa de la Junta de Portavoces: la que pedía la comparecencia de Sánchez ante el pleno del Congreso para aclarar las implicaciones del espionaje a más de 60 cargos independentistas, en su mayoría catalanes; y la que el PP registró este lunes tras conocer que los móviles del presidente y de la ministra de Defensa también han sido espiados, y también por medio del software Pegasus. La que ha prosperado ha sido la primera de las dos, lo que Gómez, en la posterior rueda de prensa, ha usado para rebajar la previsible euforia de los populares. La secretaria general y portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, no ha tenido reparos en participar del éxito de la propuesta.

Era más que lógico, porque, cuando se ha votado, ha vuelto a retratarse el tamaño de la soledad en la que puede caer el PSOE si las gestiones parlamentarias no cuajan en acuerdos y sintonía. A finales del pasado mes de marzo, la dirección socialista se dio de bruces con la oposición unida en bloque, incluso con Unidas Podemos dentro. Ocurrió cuando tocó debatir un posible cambio en el orden del día de la sesión plenaria, lo que requiere unanimidad. Héctor Gómez se negó y la hostilidad se hizo palpable, sobre todo la del portavoz del PNV, Aitor Esteban.

En esta ocasión, lo que ha sucedido es que PSOE y Unidas Podemos se han quedado solos en la defensa de la no comparecencia de Sánchez. La fecha está aún por determinar, pero desde el PP a EH Bildu esperan que se celebre cuanto antes. Gamarra, en la Junta, ha advertido del perjuicio que podría causar un ardid habitual en las Presidencias del Gobierno: aprovechar que hay más de un motivo para la comparecencia para juntarlos todos en un único debate. Pasó hace dos meses, cuando Sánchez expuso ante el pleno la posición española en el Consejo europeo que permitió la "excepción ibérica" en materia energética, y de paso, el viraje en la posición española sobre el conflicto del Sáhara Occidental.

Tensión ante los medios

Está el PSOE atravesando un momento delicado y la oposición mide hasta dónde puede llegar en el acoso al Gobierno. El PP, en palabras de Gamarra, ha optado de momento por la prudencia, a la espera de la comparecencia de la directora del CNI. Los demás grupos, no, de acuerdo con sus manifestaciones en sus respectivas ruedas de prensa.

Íñigo Errejón (Más País) ha pedido al Ejecutivo que "depure responsabilidades" y que "rueden cabezas" ante "la inmensa intranquilidad" que inflige el espionaje a las autoridades. Edmundo Bal directamente ha dicho que no se cree las explicaciones de Bolaños. Echenique ha considerado "inconcebible" que no se diluciden "responsabilidades políticas". Aitor Esteban (PNV) ha reclamado que se investigue "todo". Mertxe Aizpurua (EH Bildu) ha demandado "llegar hasta el final".

Y Rufián ha afirmado esto: "Quien crea que esto se va a tapar, que esto no les va a pasar por encima y que esto no se puede cargar la legislatura, no está evaluando la magnitud de lo que tenemos enfrente". "Esto es un escándalo de dimensiones mayúsculas y las explicaciones han sido patéticas".