Ayuso está tranquila porque sabe que tiene todo el poder en el PP de Madrid y se acabaron los problemas artificiales. Y Feijóo tiene la capacidad de llenar el espacio de líder de la oposición sin sombras internas, cosa que antes no pasaba con el presidente”. Esta reflexión que recoge El Periódico de España coincide dentro del partido madrileño y en la sede nacional de Génova. 

La llegada de Alberto Núñez Feijóo ha terminado de un plumazo con la crisis que sacudió todos los cimientos de la formación y se llevó por delante a Pablo Casado. Ni más enfrentamientos públicos, ni pulsos constantes, ni competiciones internas por marcar perfil nacional. La presidenta de la Comunidad ha vuelto a volcarse en la gestión autonómica y la próxima semana se hará con las riendas del partido madrileño, cuyo congreso se celebra los días 20 y 21 de mayo.

Si algo tenía claro el dirigente gallego es que la primera decisión orgánica que tomaría como presidente nacional sería poner fecha al cónclave que tantas disputas provocó en el pasado y que la dirección de Casado se negaba a fijar para taponar el poder de Ayuso. El gesto no pudo ser más simbólico ni más efectivo. En mes y medio las disonancias dentro del PP se cuentan con los dedos de una mano y se limitan, sobre todo, a la desconfianza que la madrileña siente a la hora de acercar posturas con el PSOE.

No es un perfil que incomode a Feijóo. Todo lo contrario. El reparto de papeles es más que evidente y la estrategia del ya expresidente de la Xunta de Galicia, que pasa por una oposición de Estado tendiendo la mano al Gobierno (con una propuesta económica sólida y un nuevo ofrecimiento de política internacional, también habrá otro sobre el CGPJ cuando pasen las elecciones andaluzas) se complementa con el discurso duro de la presidenta madrileña.

Feijóo sigue pensando que Ayuso es el principal activo electoral del PP y, por eso, reconocen en Génova la madrileña tendrá vía libre en todo lo que ocurra dentro de la Comunidad de Madrid, igual que sus aportaciones en todas las campañas sirven y seguirán sirviendo para frenar las pretensiones de Vox de comerse parte del electorado popular. 

“Sin Ayuso sería imposible ganar en España”, reconocen en el núcleo duro de Feijóo. Una apreciación que resume perfectamente lo que tiene en la cabeza el gallego: ensanchar al PP, desde lo que representa Ayuso a lo que piden dirigentes más moderados como Juanma Moreno Bonilla en Andalucía para conseguir, como hizo antes la madrileña, una mayoría suficiente que corte el paso al partido de Santiago Abascal.

Precisamente, el objetivo prioritario de los populares de cara a la cita del 19-J pasa por no tener que reeditar un ejecutivo de coalición con los ultras y que Castilla y León sea, al menos por ahora, un pacto circunstancial. Feijóo no se meterá en la campaña de Moreno Bonilla ni pretende dar ninguna indicación en línea con lo que él pedía a Casado (y antes a otros líderes nacionales) cuando era presidente de la Xunta.

El dirigente gallego es un convencido de la autonomía política de los territorios y de que el conocimiento real de cada comunidad reside en sus propios dirigentes. Génova dará apoyo a la campaña andaluza, igual que en futuras citas autonómicas como la de Madrid, pero no buscará tutelar ninguna de ellas.

De hecho, en el entorno de Feijóo tienen clavado como un punto de inflexión de la crisis interna la campaña del 4-M que aupó con rotundidad a Ayuso en Madrid. Las injerencias de la dirección nacional fueron constantes, y la organización del mitin del cierre y de la propia noche electoral (con la polémica de si debía haber o no balcón en Génova y si debían posar junto a la presidente Casado y Teodoro García Egea, además de otros dirigentes del PP madrileño) desataron más problemas de los que podían imaginar. 

Si algo tiene claro el actual presidente es que no cometerá errores del pasado y, sobre todo, no alimentará polémicas artificiales que solo conducen a enfrentamientos internos. De ahí, que el reparto de papeles con Ayuso y la garantía de que ella podrá hacer y deshacer en Madrid sea una máxima. También ayuda, reconocen distintas fuentes, la relación de respeto mutuo que se tienen ambos y también Feijóo con personas fundamentales del entorno de la presidenta, como su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, con el que la anterior cúpula voló todos los puentes.

Menor presencia nacional

La “tranquilidad” que aprecian dentro del PP, también en Madrid, tiene mucho que ver con la menor presencia nacional que se viene apreciando en la dirigente madrileña desde hace semanas, coincidiendo con el desembarco de Feijóo. Que la presidenta de la Comunidad mantendrá un perfil propio no está en duda, pero la confrontación directa que durante meses ha vivido con el Gobierno (y no solo a raíz de la gestión de la pandemia) ha disminuido notablemente.

En materia educativa o en la gestión de la acogida de migrantes ucranianos han sido dos de los puntos en los que Ayuso ha vuelto a chocar con el Ejecutivo, pero en el PP todos coinciden en que Feijóo “llena el espacio de líder de la oposición” y que por primera vez en mucho tiempo no hay dudas sobre la solidez del liderazgo. “Ayuso es Ayuso y eso no va a cambiar. Pero nadie piensa que le haga sombra nacional al presidente y eso antes era recurrente”, zanjan diputados y dirigentes de todos los niveles.