En septiembre de 2010, el entonces portavoz del PP en las Cortes Valencianas, Rafael Blasco, proyectó la película 'Invictus' para reflotar la moral de un partido que se desangraba. Nada de lo que pasó allí -el PP estaba cercado por múltiples casos de corrupción- tiene que ver con la situación actual del PSOE o el horizonte de un mal resultado de los socialistas en las elecciones andaluzas del 19 de junio. Pero lo que transmite esa cinta es muy similar a la arenga que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pronunció este miércoles en el Congreso en su reunión con diputados y senadores.

Un discurso planteado por el aniversario de cuatro años de la moción de censura que desalojó de La Moncloa a Mariano Rajoy pero que tuvo poco de celebración. El Gobierno y el PSOE atraviesan un bache emocional por el cambio de las perspectivas económicas tras la invasión rusa de Ucrania, que ha provocado una subida del alza de la energía y de los productos básicos y ha consolidado el alza de la inflación. Unido a la erosión que provoca la dependencia de ERC y EH Bildu, la tensión con Unidas Podemos, su socio de coalición, y la irrupción de Alberto Núñez Feijóo y su puja por el voto moderado. Como informó El Periódico de España en el partido ha prendido la idea de que un derrumbe en Andalucía puede abrir un cambio de ciclo político en España. Para impedir que esto suceda se apunta internamente a que será necesario que Sánchez reacciones con decisiones como una nueva remodelación del Ejecutivo.

Del modo de conjurar ese pesimismo fue la intervención del presidente el miércoles, que pidió a los parlamentarios socialistas salir a la calle y defender y vender la gestión del Gobierno. Pero en Ferraz niegan la mayor. Ni hay nervios ni preocupación, sólo encuestas, en referencia a las últimas que se han conocido, que sostiene que Juanma Moreno podría sumar más que toda la izquierda, que pretenden ser "generadoras de opinión". Según fuentes de la dirección, se está intentando instalar un clima irreal. Las cosas en Andalucía, señalan, no van mal. Eso es, explican, lo que reflejan los sondeos en poder del partido, con una muestra infinitamente mayor que el resto. "Vamos a dar la sorpresa", mantienen, sin que hasta la noche del 19-J sea posible saber si es un método más de motivación o es un pronóstico real.

Pero en prenda ofrecen una señal para ellos inequívoca de que al PSOE no le irá mal. "En 2018 nos tiraban la papeleta a la cara y eso ahora no sucede", indican, en referencia a los comicios que Susana Díaz perdió contra pronóstico, en parte, defienden en el partido, por no afrontar algunos de los problemas sociales y territoriales abiertos en su mandato. El problema, reconocen, es que "no hay tensión electoral". "Lo que tenemos que hacer nosotros es que la haya". Este diario ya publicó que, a un mes de las elecciones, el PSOE no lograba sacar de la abstención a buena parte de su electorado. Ahora mismo, esta continúa siendo la mayor dificultad.

Un "ejército" de alcaldes

Las campañas socialistas, insisten, "siempre van de menos a más". En Ferraz recuerdan que los socialistas gobiernan en más de 450 municipios de Andalucía y que ese "ejército" va a ser la clave para impulsar la movilización. En realidad es la misma idea que Sánchez transmitió a diputados y senadores, a quienes pidió ser los "embajadores" de la gestión del Ejecutivo y de los "avances sociales" que han logrado estos cuatro años. "España cuenta ahora con un Gobierno social y ejemplar", dijo.

La tesis del presidente, y que apuntala también la dirección del PSOE, es que "la derecha (PP, Ciudadanos y Vox) generan "ruido", en alusión a su mensaje de que todo va mal, y lo hacen para "desanimar" y "desmovilizar a la España progresista". Lo que intentan, dijo Sánchez, es "tratar de abrumar con ese ruido ensordecedor para presentarse luego como la solución". "Llegar al poder por puro agotamiento". Por ello, reclamó a sus parlamentarios, "no podemos caer en su trampa, ni hacerles el juego".

A pesar de su alocución, de su actitud 'modo Invictus', en el partido hay mucho recelo sobre lo que puedan deparar las elecciones andaluzas. También ciertas críticas a la estrategia del candidato Juan Espadas, quien señala un dirigente territorial, al dejar la Alcaldía de Sevilla para ser senador "ha perdido una relevancia institucional brutal". Además, "promete más PSOE, no un nuevo y diferente proyecto socialista".

Mientras Ferraz se agarra a sus encuestas y Sánchez se ha echado la campaña a la espalda. Con tapones en los oídos para el ruido, también para el que ocasiona Unidas Podemos, dentro y fuera del Gobierno. Ante eso una máxima: "Ganamos todas las votaciones".