"Lo llaman sanchismo y es Partido Socialista Obrero Español". A boca llena y con todas las palabras. Así sonó Pedro Sánchez en el mitin de este domingo en Almería, cuando el PSOE andaluz ve como el PP de Juan Manuel Moreno le ha quitado cada una de las banderas con las que durante tantos años ha dominado la escena política en Andalucía. Dos datos de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de la pasada semana han herido el orgullo socialista. Los andaluces han dejado de ver al PSOE como el partido que mejor defiende los intereses de su comunidad. Un porcentaje nada desdeñable de electores socialistas aprueban la gestión del Gobierno de Moreno e incluso dicen que podrían votarle. Dos datos que parece que han servido para tocar de una vez la autoestima dañada del PSOE con tino suficiente como para que el partido se revuelva y pase al ataque.

En el segundo día de campaña electoral hacia el 19 de junio y con esa bofetada que el CIS ha dado en la cara del PSOE, Juan Espadas y Pedro Sánchez subieron en Cuevas de Almanzora (Almería) ante un multitudinario mitin, con unas 2.700 personas, según la organización, a apelar al orgullo del PSOE, a defender “el tesoro” de los socialistas, a contraponer datos y cifras al mensaje del PP, a proclamar que es el PSOE “el partido que ha traído todas las cosas buenas a Andalucía y a España”. “Ya está bien”, decían en los chats privados de militantes socialistas. “El mitin más redondo de Espadas hasta la fecha”, añadían para El Periódico de España.

El PP, que va lanzado y con todo a favor, tiene una estrategia clara en Andalucía. En cada mitin, el candidato Juan Manuel Moreno se dirige directamente a los socialistas desencantados o instalados en la abstención a pedirle su apoyo. Por ahí quieren conquistar su "mayoría suficiente". El PSOE hasta la fecha prefería soslayar esta realidad centrándose en que votar al PP era al final meter a la extrema derecha de Vox en el Gobierno. Ya no. Los socialistas dejaron ayer claro que el enemigo electoral es solo uno: el Partido Popular. Parece una obviedad pero hasta este domingo en Almería los mensajes no habían estado tan claros.

El candidato Juan Espadas se centró en las visitas de Alberto Núñez Feijoo en Andalucía. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la gestión de su Ejecutivo, con el dato de empleo como protagonista, y en el papel a la contra de oposición del PP. “Los presidentes del PP no dan una, Pedro. Viene por aquí Feijóo a decir que los socialistas tienen que votar a su Juanma. No, no, los socialistas no votan a la derecha, ningún socialista vota al PP, se equivocan”, sostuvo Espadas. “El partido que mejor defiende los intereses de Andalucía es el PSOE”, “Andalucía siempre ha sido un bastión progresista al que hemos mirado con envidia desde el resto de España”, proclamó Sánchez.

El candidato del PSOE atacó a Moreno, al que acusó de vivir “apuntándose méritos ajenos”, insistiendo en que son los socialistas los que defienden “las políticas sociales, los servicios públicos y el empleo”. Recordando que todos los líderes del PP, (Mariano) Rajoy, (Pablo) Casado y (José María) Aznar “meten la pata cada vez que hablan de Andalucía y les faltan el respeto”. Asegurando que por más que el PP hable de “una revolución verde” es el PSOE el único que ha defendido el medio ambiente en Andalucía y la protección de sus parques naturales, Llamando a las mujeres a salir a votar para frenar “ a una derecha rancia, arcaica, en blanco y negro”. “No les deis la confianza”, avisó Espadas. En resumen, disputando todas las banderas que el PP de Moreno han sabido coger sin complejos: el andalucismo, la defensa de los servicios públicos, el medio ambiente o la igualdad y el feminismo, y que antes estaban vetadas para la derecha en Andalucía.

Hubo un tiempo en los que las caravanas del PSOE andaluz eran un bálsamo. Los presidentes dormían hasta siesta. Un par de actos al día y triunfo asegurado. Casi les bastaba sentarse a esperar el día de las elecciones para volver a cosechar una mayoría absoluta. Eran esos días en los que el PP se desesperaba sin dar con el resorte para ganar en Andalucía y se revolvían utilizando una frase de Alfonso Guerra, que por cierto el exvicepresidente nunca ha admitido como suya: “Si el PSOE pone una cabra, gana la cabra”. Esos tiempos hace mucho que quedaron atrás. Entonces siempre había además un líder del PP nacional que arruinaba la estrategia del partido en Andalucía y regalaba una parte de la campaña al PSOE, el fuego amigo que hería a los andaluces y decían que los niños estudiaban en barracones, tirados por el fuego o que esta era una sociedad subsidiada de “pitas, pitas”. Eso ya pasó a la historia. Ahora es el PP el que manda y domina en Andalucía y el PSOE el que no da con el registro.

Agarrar las banderas perdidas

Por eso, los socialistas están teniendo serios problemas para volver a ser lo que fueron en esta comunidad que gobernaron 37 años sin interrupción. No pueden reivindicar su herencia sin más porque el caso ERE, un fraude de corrupción de más de 680 millones de euros públicos que ha condenado a la cúpula de sus gobiernos incluidos dos expresidentes, se les vuelve en contra. Es la primera campaña electoral en la historia de la Andalucía autonómica que hacen desde la oposición. Les queda vender los logros del Gobierno de España pero eso tampoco es fácil. Encuestas como la del Centro de Estudios Andaluces (Centra) insisten en dejar claro desde hace varias entregas que la valoración del Gobierno de Sánchez en Andalucía es pésima pese a transferencias históricas de dinero a la comunidad y políticas sociales que benefician claramente a los andaluces como el Salario Mínimo Interprofesional o los ERTE. En el haber del PP en la Junta queda todo lo positivo y en el debe del PSOE en el Gobierno de la nación todo lo negativo, según arrojan los cualitativos de los sondeos. Los pactos con los independentistas de ERC o Bildu indignan a los andaluces, además, y es lo que la derecha más jalea. El PSOE ha estado más enfrascado en su renovación y sus guerras internas que en desmontar a Moreno como presidente.

Los socialistas dan señales de que han comprendido qué es lo que tiene que combatir. Sánchez desplegó los datos históricos de creación de empleo pese a la pandemia y la guerra. Se preguntó por qué el PP se alegra de esas cifras en Andalucía, donde gobierna y se atribuye el mérito, y dice que “están maquilladas en España”. Llamó a no caer “en la trampa” de hacer ver que el Gobierno del PP es “inevitable”, insistió en que “el partido que mejor defiende a Andalucía es el PSOE”. Solo una vez mencionó que “los votos de la derecha y la ultraderecha son intercambiables” pero afinó con cifras, 1.000 millones de inversión en Almería frente a los 50 de la etapa de Rajoy, y le puso corazón y “orgullo”. Los militantes respondieron. Lo que no se sabe es si ya es tarde para que respondan los que siempre han sido votantes socialistas en Andalucía y ahora, según todos los sondeos, no lo son o no saben qué van a elegir.