La celebración de la Cumbre de la OTAN los días 29 y 30 de junio en Madrid ha puesto en tensión al socio minoritario del Gobierno y su máxima exponente, Yolanda Díaz, tendrá que medir muy bien sus pasos en todo lo que envuelve el encuentro internacional. La tradición pacifista y antiatlantista de las fuerzas que componen su espacio ha llevado a que Podemos se haya cerrado en banda a asistir a los actos relacionados con la reunión, pero la condición de Díaz de vicepresidenta segunda hace previsible que sí sea requerida en citas de carácter protocolario. Unas invitaciones que la dirigente aceptará o rechazará en función de su relevancia institucional, ya que nuestro país ejerce de anfitrión.

La también ministra de Trabajo ha abordado con Podemos y el resto de partidos -IU, En Comú Podem y Alianza Verde- la agenda de las próximas semanas. La conclusión común de este primer debate entre facciones difiere: en el partido morado afirman que se llegó a un acuerdo para no acudir a los eventos relacionados con la OTAN, aunque se muestran conscientes de que la vicepresidencia de Yolanda Díaz podría cambiar su posición. Piensan que Pedro Sánchez "presionará" para que esté en algunos de los actos paralelos a la cumbre. Y si eso sucede, creen, con cierta resignación, que hay muchas posibilidades de que ella asista, a pesar de que la posición política es la de no participar.

En el entorno de la dirigente, en cambio, eluden hablar de algo ya pactado y limitan la conversación a la puesta en común por las distintas partes de la situación. Su análisis es que es poco probable que algún miembro del ala morada del Gobierno sea invitado a los actos oficiales, donde que sólo parece asegurada la presencia del presidente y de los ministros de Defensa y Exteriores, Margarita Robles y José Manuel Albares. La propia Yolanda Díaz ya se pronunció sobre este punto el jueves en la Sexta: “No creo que me vayan a invitar. Es conocido que en las cumbres de la OTAN van los jefes de Estado y los ministros de Defensa”, sostuvo, para destacar a continuación que su postura "es conocida" y que su carrera política está ligada a Izquierda Unida, con una trayectoria “disidente” respecto a esta organización militar. De hecho, IU nació en 1986 al calor de las manifestaciones contra la entrada de España en la OTAN.

"Hay gente con dudas"

Pero, precisamente desde IU se muestra una actitud muy comprensiva ante lo que pueda hacer Díaz. Confirman que "en todo el espacio hay diferentes posiciones" y entienden que "haya gente con dudas". "No nos parece que deba ser un línea roja. A veces da la sensación de que se usa OTAN NO para dividir internamente".

Esta visión avala lo que finalmente pueda hacer Díaz ya que aún está pendiente de confirmarse si la dirigente es invitada a alguno de los actos alrededor de la cumbre, que conmemora el 40º aniversario de la adhesión de España a la Alianza Atlántica. Ya ha trascendido que se celebrará la cena de más de 40 jefes de Estado que tendrá lugar en el Museo del Prado, y que supondrá el cierre de la pinacoteca durante dos días. Yolanda Díaz no ha recibido de momento ninguna invitación pero en el caso de producirse, destacan en su entorno, habrá que "valorarlo".

Si se requiere su presencia, apuntan, "se llegará a una postura común" con Unidas Podemos sobre la asistencia o no a estos actos. Aunque algunas fuentes del espacio destacan que "en Unidas Podemos hace tiempo que no se pacta nada", sí es previsible que la dirigente gallega ponga en común con el resto de fuerzas sus planes, con el objetivo de evitar tensiones dentro del grupo.

En IU cierran la puerta a acudir a ninguno de los actos relacionados con el encuentro internacional y en Podemos también han dejado claro su escaso interés por todo lo relacionado con la OTAN. Los morados incluso han llegado a acusar al ala socialista del Gobierno de adjudicar "a dedo" los más de 30 millones de euros destinados a la organización de la cumbre. Unas manifestaciones que fueron después corregidas por Yolanda Díaz, que defendió desde La Moncloa la "legalidad" de los contratos, que habían sido aprobados en Consejo de Ministros también por los miembros de Podemos en el Gobierno.

No obstante su cargo de vicepresidenta segunda hace que una eventual invitación de este tipo la ponga en un auténtico compromiso tanto ante sus posibles electores como con los partidos que conviven en el espacio. Esta difícil posición la obliga a moverse con pies de plomo y evitar ir por libre en un asunto especialmente delicado, buscando el plácet y la sintonía del resto de organizaciones antes de confirmar sus próximos pasos.

La gallega debe poner en equilibrio su tradición pacifista y su ineludible condición de número tres del Ejecutivo. Una responsabilidad que le llevaría a tener que aceptar peticiones protocolarias, como ella misma dejó entrever el jueves. "No creo que me vayan a invitar, pero si lo hacen hay que ser institucional", declaró la titular de Trabajo en La Sexta. “Todo el mundo es institucional cuando ostenta cargos de responsabilidad”, zanjó.

Esta posibilidad no entusiasma demasiado a Podemos, que quiere mostrar un rechazo frontal a la celebración de la cumbre y al aumento de los gastos en Defensa. Molesta menos a IU pese a reconocer que "nuestra gente convoca la anticumbre". La idea de Díaz parece ser esquivar su presencia en los actos de la OTAN pero la decisión definitiva no se tomará hasta conocer todo el programa alrededor de este encuentro.