La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, una de las personas de la máxima confianza de Pedro Sánchez, se va. Dimite de su cargo, el que ocupaba desde junio de 2017, por razones personales, por la necesidad de "tranquilidad y reposo" debido a su embarazo, que le han obligado a tomar una baja laboral que se va a prolongar "un tiempo". Su salida de un cargo clave dentro de la ejecutiva federal del partido obliga a Pedro Sánchez a una remodelación de su estructura interna para relanzarlo de cara a las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 y las generales de final de año.

La noticia, adelantada por la Cadena SER y confirmada a los pocos minutos por un comunicado de la propia dirigente asturiana distribuido a los medios, sorprende relativamente, porque en las últimas semanas, como informaba este diario, cada vez era más insostenible su tensión con el número tres, el secretario de Organización, Santos Cerdán. La bicefalia no había funcionado (nunca operó bien en el PSOE) y urgía ponerle remedio, según indicaban distintos cargos en las últimas semanas. En el partido se esperaba, de hecho, que el líder tomara cartas en el asunto o bien que se produjera alguna salida. Ahora se produce, aunque no se preveía que se produjera este mismo lunes, el primero de resaca después del debate del estado de la nación. Para esta jornada no estaba prevista la convocatoria de la ejecutiva federal. La convulsión interna ha sido mayúscula.

Lastra (Ribadesella, 30 de marzo de 1979, 43 años) subraya en su comunicado que ser vicesecretaria general es "una de las responsabilidades más hermosas que existen", pero también "una tarea muy exigente en tiempo, esfuerzo y desvelos". Pero en los últimos meses "se han producido cambios importantes" en su vida personal, su embarazo, que le exigen "tranquilidad y reposo", tanto que en las últimas dos semanas se ha tenido que acoger a una baja médica. Ella misma, de hecho, no pudo acudir la semana pasada al Congreso para asistir al debate de la nación y participó de manera telemática en las votaciones. Tampoco acudió el sábado a la Fiesta de la Rosa de los socialistas leoneses.

"Por todo ello, y ante la dificultad de compaginar las exigencias de reposo y cuidados, imprescindibles en mi situación actual, con la intensidad que exige la dirección del partido, he presentado mi dimisión como vicesecretaria general del PSOE. Así se lo trasladé, hace días, al secretario general del partido", Pedro Sánchez, "a quien quiero agradecer su confianza todos estos años recorridos en un camino que muchos creyeron imposible y que hemos hecho realidad paso a paso", escribe Lastra. “Querida Adriana, eres una socialista ejemplar. Gracias a tu compromiso y entrega durante todos estos años, el cambio en el PSOE y en España fue posible. Seguiremos trabajando juntos”, correspondió el jefe del Ejecutivo vía Twitter.

Sin la portavocía parlamentaria desde 2021

La gran duda es qué ocurrirá a partir de ahora. Porque Sánchez puede cubrir esa vacante (decisión que formalmente ha de ser ratificada en un comité federal) o redistribuir sus funciones. Nada será problema, porque el secretario general no recibe contestación en ninguno de los órganos de dirección. A estas horas, con un partido en estado de ‘shock’ por la salida de una dirigente muy reconocida y puntal del proyecto del presidente, nadie se atreve a conjeturar qué hará el líder. Y cuándo.

La diputada siempre estuvo al lado de Sánchez desde el comienzo de su andadura. Desde 2014, cuando se enfrentó al entonces presidente del Principado y líder de la Federación Socialista Asturiana, Javier Fernández, que confiaba en el vasco Eduardo Madina para dirigir el PSOE tras la dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba. Sánchez ganó aquellas primarias, con el empuje imprescindible de los aparatos regionales (y Susana Díaz al frente de ellos), y nombró a Lastra responsable de Política Municipal. Tras su defenestración como líder en el luctuoso comité federal del 1 de octubre de 2016, ella siguió siempre a su vera.

Nunca le abandonó. Con José Luis Ábalos, coordinó la campaña de las primarias en las que Sánchez batió a Díaz de manera arrolladora. En ese congreso federal, el número 39 en la historia del PSOE, Lastra pasó a ser la número dos, la vicesecretaria general, y Ábalos el tres, como responsable de Organización. Él acabó cayendo hace justo un año: el presidente lo cesó de ministro y forzó su dimisión como jefe del aparato del PSOE. Ella aguantó, aunque perdió la portavocía parlamentaria, que pasó en septiembre al canario Héctor Gómez, con quien también ha mantenido evidentes diferencias. Para algunas fuentes del partido, la asturiana nunca llegó a digerir bien su caída como líder de los diputados socialistas.

La caída también de Ábalos

La dupla con Cerdán, el sustituto del dirigente valenciano en Organización, no funcionó bien y la maquinaria se acabó resintiendo. Un choque de trenes a finales del año pasado, tras el 40º Congreso Federal que confirmó a ambos en sus puestos, obligó a Sánchez a poner por escrito las funciones de cada uno. En el reglamento de la ejecutiva. Sobre el papel, el líder reequilibraba las fuerzas en Ferraz y robustecía el rol de la vicesecretaria general.

Pero las diferencias, aunque con sordina, seguían ahí. Con el mar de fondo, claro, de las elecciones andaluzas del 19-J, que se saldaron con un enorme fracaso para el PSOE. Fue a partir de entonces cuando los tambores de cambio sonaron más fuerte. Y pese al contraataque de Sánchez en el debate de la nación, todo el mundo sabía que los posibles relevos era una tarea pendiente. La duda era si se acometerían ahora o a la vuelta de verano y a quiénes afectarían. Porque también en el PSOE se sabe que las pugnas internas irritan al jefe del Ejecutivo: lo demostró el año pasado cuando destituyó a dos altísimos cargos enfrentados en la Moncloa: a Carmen Calvo y a Iván Redondo, su vicepresidenta primera y su jefe de Gabinete.

Lo cierto es que es la dos quien da un paso al lado y ayuda al líder a tomar decisiones y reparar las disfunciones en la sede federal. Lastra, en su comunicado, dedica dos últimos párrafos a los agradecimientos. A “todos” los compañeros de la ejecutiva federal y al personal de Ferraz, un “orgullo” para el partido que, “con ellos, siempre estará en buenas manos”. Y también expresa su agradecimiento, “de corazón”, a “todos los afiliados y militantes socialistas”. “Ha sido un honor ser vuestra vicesecretaria general y lo es representar a nuestro partido en el Parlamento. Pero, sobre todo, es y será siempre el mayor de mis honores ser vuestra compañera, mis queridos compañeros y compañeras del Partido Socialista. Nos encontraremos en las agrupaciones y casas del pueblo”, se despide.

En cuanto se conoció la noticia, llegaron los mensajes de cariño de los suyos, entre ellos, del presidente asturiano, Adrián Barbón —para ella era como su hermano—, de la exvicepresidenta Calvo o de algunos de sus colaboradores más cercanos, como su director de Gabinete, Javier Aunión, o Cristina Hernández. También Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, con quien ella trabó una fuerte relación, especialmente a partir de que tuviera que negociar con su partido la investidura de Sánchez. Y varias horas después de que trascendiera su salida Cerdán escribió un protocolario mensaje de despedida, igual que el responsable de Política Municipal, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, cercano a él.

Con la dimisión de Lastra, justificada por un embarazo de riesgo, ardían las redes sociales, porque el mensaje casaba mal con la trayectoria de un partido y una dirigente feministas. Pero la dirigente asturiana "ha tenido clara su decisión desde que la tomó y con todas las consecuencias", según indicaban fuentes de la cúpula. “Es una decisión suya, solo suya, y Pedro se quedó flipado cuando ella se lo comunicó. Pero no ha habido ni una sola filtración”, abundaba un dirigente de primer nivel que la conoce bien y que sí conocía su voluntad “desde hace un montón de días”. Ahora, en cualquier caso, se abre una nueva etapa en el PSOE.