El PP lleva semanas poniendo a punto la maquinaria pensando en el próximo ciclo electoral. La victoria andaluza activó a la formación internamente como no se había visto en mucho tiempo. En el último mes ha habido en Génova reuniones de los secretarios generales de las distintas comunidades y las visitas de los vicesecretarios con responsabilidades orgánicas, especialmente Miguel Tellado, mano derecha de Alberto Núñez Feijóo, a provincias de todo el territorio nacional se han ido sucediendo.

La dirección nacional está volcada en mayo del año que viene. Las autonómicas y municipales no solo son la próxima gran batalla electoral (solo hay que ver los movimientos dentro del PSOE para comprender lo crucial que es la cita para los dos grandes partidos), sino que para Feijóo es la oportunidad de consolidar el éxito andaluz, extenderlo a otras comunidades y fijar su posibilidad de terminar llegando a la Moncloa. Así lo plantean en Génova con un esquema que han ido perfilando poco a poco.

Y entre las prioridades electorales destaca la Comunidad Valenciana. Se trata de un feudo importantísimo para el PP y las sensaciones a día de hoy son “positivas”, según confirman a este diario fuentes del PP valenciano y de la dirección nacional. Coinciden los sondeos internos en que un cambio de Gobierno es a día de hoy “factible” tanto en la Generalitat como en el Ayuntamiento de Valencia, que es uno de los grandes símbolos municipales para el PP.

Feijóo viaja este jueves y viernes a Valencia y Alicante para apuntalar a sus candidatos. En el Ayuntamiento valenciano, María José Catalá aspira a hacerse con el bastón de mando. Y a nivel autonómico, el PP también tiene muchas expectativas depositadas en Carlos Mazón, especialmente por la debilidad en la que se encuentra el Gobierno de Ximo Puig tras la dimisión de Mónica Oltra y la polémica que ha salpicado al hermano del president recientemente.

La visión del PP es que el desgaste de Compromís “es ya irreversible” —“el caso Oltra les ha hundido”, explican a este diario, mientras que Puig, que sigue manteniéndose como uno de los barones más fuertes del PSOE y tiene aspiraciones de revalidar el cargo, “se enfrenta al asunto de su hermano y a la crisis económica como consecuencia de la inflación”. Son las reflexiones que hacen los populares de la Comunidad Valenciana, donde sí ven que la gestión económica podría pasar factura a la Generalitat. La inflación no perdona”, rematan considerando además que las posiciones de Puig, cercanas a Sánchez, no beneficiarán a los socialistas.

La tendencia demoscópica del PP a nivel nacional se ha visto reforzada con el CIS hecho público este martes, que por primera vez sitúa a los conservadores como primera fuerza, superando el 30% del voto. En la cúpula nacional le dan especial importancia al dato de la intención de voto directa, cuatro puntos por encima del PSOE. Aunque la prudencia sigue imperando en Génova, el ánimo de un cambio de ciclo no ha dejado de crecer tras el éxito de Juanma Moreno.

La mayoría absoluta de esa comunidad, sumada a la de Galicia y a la rotunda victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid deja un mapa electoral con tres núcleos de color azul muy significativos. El gran objetivo de la cúpula nacional pasa por que ese mapa se siga tiñendo del mismo color el próximo mayo. Y la Comunidad Valenciana es una de las prioridades, con altas expectativas en otros feudos socialistas como Castilla La-Mancha, Baleares o Aragón. En Extremadura, reconocen en la dirección, los números son más complicados. Pero descuentan un crecimiento “muy importante” en las urnas.

Castilla La-Mancha tiene una influencia muy importante de Madrid por el norte y de Andalucía en las provincias del sur de la región. En el equipo de Paco Núñez no esconden la “euforia” que los resultados de dos de sus comunidades limítrofes provocaron en sus posibilidades. E incluso aunque los populares necesiten el apoyo de Vox para alcanzar el poder en esta región (también puede suceder en otras), el pinchazo en Andalucía de Macarena Olona (creció en comparación de 2018 pero muy lejos de sus expectativas) también ha cambiado por completo la relación de dependencia del partido ultra.

Si hace unos meses daba la sensación de que Vox podía quedar muy cerca del PP en muchas autonomías y ayuntamientos (como ocurrió con Ciudadanos en 2019), el 19-J puso encima de la mesa que existen otras opciones. No solo de mayorías absolutas, sino que el PP pueda conseguir más sumas como la de Madrid (los conservadores obteniendo más escaños o concejales que toda la izquierda junta) y garantizarse una autonomía de Vox que antes no parecía posible.

En la Comunidad Valenciana el PP lleva meses reivindicándose como la única opción viable de la derecha. Mazón fue la apuesta de la anterior dirección con Pablo Casado y Teodoro García Egea a la cabeza, pero se ha mantenido en una posición de fortaleza con la nueva cúpula, que defiende sus opciones frente a Puig. Feijóo nunca fue partidario de hacer revoluciones en las candidaturas y, de hecho, solo habrá relevo de cara a 2023 en aquellos territorios en los que estaba previsto. Lo que sí advirtió es que espera resultados en mayo.