El Parlamento andaluz acoge la segunda sesión del debate de investidura que culminará este jueves tarde con la proclamación de Juan Manuel Moreno en un nuevo mandato como presidente de la Junta. No se sabe aún cuál será el sentido del voto de Vox, que Macarena Olona se cuidó de no desvelar en su intervención, pero da igual. La mayoría absoluta del PP le permitirá a Moreno con total garantía ser investido presidente y en esta nueva jornada se cuidó de nuevo mucho en prometer diálogo y moderación con todos los grupos. Sin vetos, prejuicios o exclusiones y “sin un diálogo exclusivo con nadie”, advirtió el dirigente popular en su primera réplica a Olona. Moreno no espera, dijo, apoyos de ningún partido que no sea el PP.

El presidente andaluz alejó en su intervención el fantasma de la recesión en la economía andaluza y española. Pese a dibujar un escenario complicado este otoño, lleno de “turbulencias económicas”, agravado por la propia noticia confirmada por el Banco Central Europeo de que subía medio punto el precio del dinero en una decisión histórica para controlar la inflación, el presidente andaluz llamó a la prudencia. “Yo no quiero hablar de recesión porque las palabras también ayudan a hundir la economía”, advirtió, “las palabras de calibre grueso terminan por machacar las oportunidades económicas”. “No quiero que haya recesión en España gobierne quien gobierne”, aseguró, convencido de que es mejor “no diseñar un escenario catastrofista” porque ya conocen, dijo, las dificultades graves que vienen.

Su tono es más prudente del que se le ha oído a su propio jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, que advirtió a principios de mes de un escenario de recesión y de una “profundísima” crisis económica que Pedro Sánchez “se niega a ver”. Moreno, no obstante, llamó a no hacer apología política del complicado escenario económico que aguarda a la vuelta de la esquina.

Andalucismo e impuestos

Las portavoces de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, Por Andalucía, Inma Nieto, y Vox, Macarena Olona, se han subido ya a la tribuna en una sesión matinal de cuatro horas y media, que se retomará esta tarde con el debut del líder del PSOE andaluz, Juan Espadas, en su primera intervención en la Cámara como jefe de la oposición y mientras su partido afronta una profunda crisis que cambiará toda la cúpula del PSOE, tras la derrota en las andaluzas y el cambio de ciclo que detectan las encuestas en España.

La jornada arrancó con la advertencia de la líder de Adelante Andalucía de que los diputados tendrán, gracias a las dos representantes de su grupo, “su dosis de andalucismo” aunque “las pongan de cara a la pared”, dijo aludiendo a la ausencia de Adelante de la Mesa de la Cámara. “Aquí estamos, más tranquilas libres y felices que nunca sin tener ninguna tutela de Madrid”, empezó como toda una declaración de intenciones. Rodríguez aseguró al candidato del PP que tiene mucho voto prestado que quería evitar que Vox “tocara pelo” en el Gobierno pero se mostró convencida de que Moreno no se pondrá mantener siempre en el terreno neutral en el que ha disputado la campaña electoral. “Gobernar es tener prioridades completas y tener que tomar partidos ante conflictos sociales que existen. Hay que elegir”, le advirtió. “Usted me plantea siempre una lucha de clases y hay un término medio en todo en la vida”, replicó el líder popular.

El presidente oyó en varias ocasiones pedir una solución para salvar Abengoa y debatió con las portavoces de izquierda sobre su paquete de bajada de impuestos. La representante de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, aseguró que no va a renunciar a mantener un intenso debate fiscal con el PP y le pidió a Moreno que empiece ya a parecerse a la derecha europea, a la Comisión Europea “o hasta al presidente de los Estados Unidos”, que abogan abiertamente por elevar la presión fiscal sobre los más ricos. “No me resisto a pensar que en algún momento usted saltará a la base lógica que es la justicia fiscal”, dijo, convencida de que “el sostenimiento de los servicios debe caer sobre quien goza de una posición más holgada”. “Es muy ‘antigüito’ lo que usted plantea y deviene en fracaso”, sostuvo.

Moreno presentó un nuevo paquete de rebajas fiscales para rentas hasta 35.000 euros en el tramo autonómico del IRPF y la supresión de impuestos como el canon del agua, con un impacto estimado durante toda la legislatura de 620 millones de euros. Un modelo contrapuesto al que defiende el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos para combatir la inflación, con ayudas públicas y nuevos impuestos a los beneficios extraordinarios de la banca o las empresas energéticas. Ambos políticos sí coincidieron en la necesidad de discrepar con educación y buenas formas y en alabar el disenso constructivo en la política. Moreno oyó también reproches de la izquierda por enarbolar la bandera del ecologismo mientras promete legalizar regadíos en Doñana y reproches por su gestión de la sanidad pública.

La guerra cultural

El choque fue intenso con la portavoz de Vox, Macarena Olona, que mantuvo dos intervenciones muy diferentes. En la primera empleó el tono sosegado y tendió la mano al PP, en la segunda volvió a ser la Olona dura y beligerante que ha protagonizado la campaña electoral, con ataques muy directos a Moreno por su defensa de la moderación y el diálogo a todas las bandas. La portavoz de Vox se erigió en defensora de “miles de andaluces, de los desheredados, los nuevos parias de la tierra” y afeó al presidente que cabalgue sobre “muchas contradicciones”, dejándole claro que ellos sí van a “dar la batalla cultural” y lamentando que, “como Pedro Sánchez”, Moreno hable de “cogernanza” o “imite las políticas socialdemócratas para garantizarse cuatro sonrisas de quien nunca los van a votar”. Su mano tendida, advirtió la portavoz de la extrema derecha, pasa porque el PP rompa los puentes con la izquierda. Su discurso se tornó en mitin, ante el rostro asombrado de los diputados andaluces, alertando a Moreno de que estaba obligado a elegir entre “poderosos y débiles”, “españoles o inmigrantes”, “agricultores y ecologistas”, “revanchismo y memoria histórica”, “hembrismo sectario y violento o igualdad”, “la cruz cristiana o el islamismo”…

Moreno no cambió su tono ni su guion. Apenas se inmutó. Se limitó a defender que él cree que “la democracia es concordia”, que hay que hablar con todo el mundo, defendió con evidencias científicas el cambio climático y animó a Vox a abandonar los clichés y las guerras culturales que guían su discurso político. “Ni tener conciencia ambiental es de izquierdas ni enarbolar la bandera y amar España es de derechas”, defendió, convencido de que el diálogo con sindicatos y empresarios es imprescindible para avanzar como país. Su otro gran reproche fue que Olona hablara de “estado del bienestar de los políticos”. “No generemos más descrédito. En la política ha habido malas prácticas y hay sinvergüenzas, en todos los partidos, son a esos a los que hay que condenar y achicarle los espacios. No podemos deteriorar desde aquí la imagen de la política ni la imagen de Andalucía”, concluyó el presidente.