Casi el 8% de las mujeres de más de 16 años que viven en España han sido violadas por su pareja o expareja, el triple de las violadas por un desconocido. La violencia sexual en el ámbito íntimo continúa oculta e infradetectada. Ahora, un equipo de investigadoras españolas ha descubierto que el perfil de víctima de violencia sexual en la pareja presenta ciertas diferencias con respecto a las de violencia física o psicológica, por lo que urgen a analizar este fenómeno para proteger a las mujeres de forma más eficaz.

La edad, la situación laboral, el nivel económico, la maternidad o la existencia de discapacidad son factores relevantes en la prevalencia de la violencia sexual en la pareja, donde las agresiones sexuales se cometen más que por otros agresores. Así lo aseguran científicas de la Universidad Complutense de Madrid, del Consorcio de Investigación Biomédica y en Red de Epidemiología y Salud Pública y de la Escuela Andaluza de Salud Pública en una investigación publicada en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health.

"En España, más mujeres han sido violadas por una pareja a lo largo de su vida (7,8%) que por otras personas (2,2%). En Estados Unidos, se estima que el 45,5 % de las mujeres que han sido víctimas de violación fueron violadas por una pareja actual o pasada. (...) Uno de los mitos más dañinos sobre la violación es que es un acto perpetrado por un desconocido y el estigma que caracteriza el abuso doméstico como un asunto privado más que como un comportamiento criminal que debería recibir la atención de las fuerzas del orden", alerta el artículo científico.

El objetivo de este estudio era analizar la prevalencia de la violencia sexual en España y perfilar las características sociodemográficas que presentan las mujeres que la sufren (tanto las que la denuncian como las que no), con la vista puesta en mejorar tanto la detección como las campañas de concienciación y sensibilización para su prevención, según explica a El Periódico de España una de las responsables de la investigación, Guadalupe Pastor-Moreno.

Se procedió a estudiar tres caras diferentes de la violencia sexual: la que se ejerce dentro de la pareja, la que se da fuera de una relación íntima y el acoso sexual. Para cada uno de ellos se perfilaron las características más comunes de las víctimas a partir de los datos de la Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer de 2019 (elaborada a partir de casi 10.000 encuestas de mujeres de 16 o más años que viven en España). Los científicos cruzaron los datos liberados por el Ministerio de Igualdad y realizaron "análisis más complejos" para hacer una panorámica de esta realidad.

Un perfil diferente

El trabajo es especialmente relevante por cuanto profundiza en el estudio de las violaciones en el ámbito de las relaciones íntimas, una forma de violencia de género que suele permanecer oculta y está infradetectada en comparación con la física o la psicológica, señala Pastor-Moreno.

"Las violaciones en el ámbito de las relaciones íntimas deben ser investigadas y analizadas en mayor profundidad. (...) Las campañas que hacen hincapié en la necesidad de denunciar están asociadas con la violencia física y es necesario un mayor énfasis en la violencia sexual en sus diversas manifestaciones", solicitan las investigadoras en el artículo científico.

El perfil de la víctima de la violencia sexual en la pareja difiere del que suele trazarse de las víctimas de la violencia de género: "Las mujeres más jóvenes y empleadas presentaban mayor riesgo de sufrir violencia sexual por parte de su pareja. En estudios que analizan la violencia de género en general, los grupos de mayor riesgo eran los de mujeres desempleadas y jubiladas, lo que muestra que cuando la violencia sexual se estudia de forma separada de otros tipos de violencia aparecen perfiles más específicos" de víctimas.

También ser madre (mayor riesgo cuanto más hijos) y tener un menor nivel de ingresos estaba asociado con este tipo de violencia machista, lo que parece indicar que las mujeres que sufren violencia sexual de una pareja tienen mayor dificultad para una independencia económica y emocional, y por tanto, para dejar atrás la relación violenta. Otro factor de riesgo es la discapacidad y el número de personas que viven en el hogar.

Una violencia normalizada

Pastor-Moreno precisa que la edad de las víctimas de violencia de género en general (no sexual) suele ser mayor y la hipótesis que baraja el equipo es que en el caso de violencia sexual existe una menor normalización entre las más jóvenes, que disponen de más información y tienen más facilidad para reconocerla.

La mayoría de víctimas no denuncia y los motivos que esgrimían para no hacerlo es que habían resuelto solas el asunto o dejado esa relación (61,7 %), que no consideraban los hechos relevantes o no sabían que podían denunciarlos (38,3 %) y los sentimientos de culpa, vergüenza o miedo a no ser creídas (24,1 %).

La investigadora incide en que la violencia sexual en la pareja permanece oculta e infradenunciada y que la falta de datos sobre este fenómeno dificulta el trabajo de detección y atención de las víctimas. "Probablemente, la violencia sexual es la más normalizada en la pareja, mucho más que la física o la psicológica. Son necesarias campañas dirigidas no sólo a la población en riesgo, las mujeres, sino a los presuntos y potenciales agresores. (...) Habría que explicarles a los hombres desde la niñez qué tipo de comportamientos son violencia sexual y qué significa el consentimiento", concluye.