La estrategia cambió tras el 19-J, tras la debacle socialista en las elecciones andaluzas. Y desde entonces Pedro Sánchez no hace más que reafirmarse en ese nuevo camino: giro a la izquierda, combate con “determinación” contra los “poderosos”, aunque su Gobierno resulte “incómodo” para ellos; pedagogía y más pedagogía, “empatía” con los ciudadanos y lucha cuerpo a cuerpo con el PP. Y demostración de hiperactividad del Ejecutivo, de que no se va a quedar parado ni se pondrá “de perfil” para dar respuesta a las consecuencias de la guerra de Ucrania, la incertidumbre económica, la disparadísima inflación. Se desvivirá, repite, para “proteger a la clase media y trabajadora” y transformar el país. Y por descontado que agotará legislatura y llegará hasta el final: diciembre de 2023 (y no enero de 2024 en ningún caso, por cierto).

El presidente cerró el curso político este viernes antes de partir para los Balcanes con una comparecencia de balance en la Moncloa. La rueda de prensa, diseñada para contar el grado de cumplimiento de los compromisos contraídos por el bipartito hasta este primer semestre de 2022, encajaba en las mismas coordenadas políticas de las últimas semanas. Envoltorio que buscaba llenar de sentido el principal anuncio de su rueda de prensa: la aprobación, el próximo lunes en Consejo de Ministros, de un plan de ahorro energético y de un decreto ley para coordinar y reforzar la prevención y extinción de incendios. Sánchez dio, eso sí, una pequeña vuelta de tuerca a su discurso, al señalar con nombre y apellidos a algunos de esos “poderosos” que intentan frenarle: Ana Patricia Botín, presidenta del Santander; Ignacio Sánchez Galán, mandamás de Iberdrola. “Si Botín y Sánchez Galán protestan, es que vamos en la buena dirección”, resumió, luciendo galones de izquierdas.

Descarta una remodelación de su Gabinete en septiembre y niega que pueda llevar las generales a enero de 2024: el tope será diciembre de 2023

Sánchez subrayó que aunque la guerra de Ucrania ha roto la legislatura, como antes lo hizo la pandemia, su obsesión será “proteger a la clase media y trabajadora” y “avanzar en una agenda de modernización de la economía”. Esto último, en un contexto bélico y de riesgo de corte de suministro del gas por parte de Rusia, significa acelerar la transición ecológica y no ralentizarla, como quiere el PP, y también atender la “solidaridad” con los socios europeos y procurar la rebaja de la factura de la luz.

Por eso, el lunes 1 de agosto por la tarde, y a la vuelta de Balcanes, en la última reunión del Gabinete antes del parón veraniego, el Gobierno aprobará un paquete de medidas urgentes para la “eficiencia y el ahorro energético”. Medidas, dijo, “trabajadas durante semanas, debatidas con el sector privado, comunicadas al conjunto de administraciones y los grupos”. Ahorrar energía es “prioritario”, es “tarea de todos”, sostuvo, porque se trata de “reducir” la factura eléctrica, disminuir la dependencia de Rusia y “doblegar la curva de la inflación”.

El líder socialista no quiso dar detalle del plan preparado por la Vicepresidencia de Teresa Ribera. Se limitó a decir que las medidas “van en línea con lo que están haciendo otros países europeos”. Según adelantaron varios medios, una de ellas es limitar la temperatura de comercios, empresas, hoteles y transportes a 27 grados en verano (aire acondicionado) y 19 grados en invierno (calefacción), informa EFE.

Sánchez sí recordó que España debe reducir de manera voluntaria un 7% el consumo de gas en los próximos meses, como acordaron los Veintisiete esta semana. No se tratará de “recortes”, prometió, y vendrán bien esas medidas a hogares e industrias, pues el ahorro se traducirá en un menor coste de la factura. “No hace falta más que entrar a un centro comercial para darse cuenta de que el aire acondicionado está demasiado alto”, ilustró. Sánchez acompañó el mensaje con un gesto: salió a su comparecencia con traje, pero sin corbata. Gesto, explicó, que había pedido que imitaran sus ministros y su equipo de la Moncloa, porque en mano de “todos” está ahorrar.

"Hay que ir más allá"

Además, España presentará a la Comisión Europea dos propuestas. Uno, reformar el funcionamiento del mercado eléctrico para desacoplar el precio del gas del mercado mayorista —el Gobierno lleva insistiendo en ello desde hace un año y la novedad es que Ursula von der Leyen se comprometió a presentar una nueva arquitectura con el nuevo curso—. Y dos, establecer un tope máximo al precio de las emisiones de CO2. Dos medidas, cree, que también ayudarán a reducir el alza de los precios y que beneficiarán a España, a sus hogares y sus empresas. “Hemos hecho mucho, pero hay que ir más allá” en Europa para plantar cara a la agresión de Vladímir Putin, argumentó.

El Consejo de Ministros del lunes también aprobará un decreto ley para “fortalecer las capacidades y la coordinación de todas las Administraciones en todas las tareas de prevención y extinción de incendios” y también para la “restauración” de las zonas afectadas. Sánchez alegó que aunque los medios del Estado (incluida la UME o las BRIF) han actuado en el 80% de los fuegos del país de este verano, es “evidente” que hay que establecer “unos mínimos” en las unidades de extinción para que no haya tantas “diferencias” entre comunidades.

El presidente no da detalles del nuevo paquete de medidas de eficiencia, que irá en la línea de otros países y que persigue recortar el consumo de gas un 7%

El presidente estaba señalando a Castilla y León, devastada por los incendios y cuyo Gobierno, el del popular Alfonso Fernández Mañueco, ha sido acusado de falta de previsión dado que la mayoría del operativo no se desplegó por completo hasta el 1 de julio. Los planes de prevención, dijo el jefe del Ejecutivo, “no pueden durar cuatro o cinco meses”, sino que “tendrán que durar 12 meses”, y ello exigirá “aumentar las capacidades” y “homogeneizarlas” entre autonomías.

La crítica al PP estuvo muy presente durante su comparecencia. Enfatizó que medidas como el decreto anticrisis o la excepción ibérica salieron adelante aun sin el respaldo “de la oposición conservadora”. “Mientras que el Gobierno se ha dedicado a proteger a la mayoría social… dejo a su criterio y a los ciudadanos a qué se ha dedicado la derecha y la ultraderecha”, contrastó. El líder socialista tiraba del hilo argumental que expuso en el debate del estado de la nación: los populares defienden los “intereses” de una casta “privilegiada”, y ahí no estará el Ejecutivo de coalición. En suma, para el presidente, el PP solo ha “cambiado de cara”, pero no de actitud, porque sigue en “el bloqueo, el negacionismo y el catastrofismo”.

Pero Sánchez también se explayó en esa línea de ataque contra los “poderosos”. “Las dificultades de la mayoría no pueden ser las alegrías de una minoría”, “arrimar el hombro no es un eslogan, es una obligación para las empresas que se están beneficiando de esta situación”, dijo sobre banca y energéticas, que estarán sujetas durante dos años a un impuesto que gravará sus beneficios extraordinarios. Porque entidades financieras y grandes energéticas, justificó, “pueden y deben ayudar al país a salir de esta situación igual que España ayudó a los bancos, lo mismo que hacen otros gobiernos europeos que son incluso de signo conservador”.

"Siempre vamos a dar la cara"

A poco más de un año de las generales, los socialistas quieren reanimar a su votante, muy desmovilizado, sacando pecho de políticas “socialdemócratas” y de discurso combativo contra los grandes poderes económicos. De ahí que citara por primera vez a Botín y a Sánchez Galán, y que mentara al presidente de la patronal, Antonio Garamendi, que comparó la política fiscal del Ejecutivo con la persecución nazi, aferrándose a una célebre cita de Brecht. De nuevo, el presidente buscó mostrar fortaleza. Resistencia: el Gobierno seguirá defendiendo a la “mayoría”, que el reparto de cargas consecuencia de la guerra sea “lo más justo posible”.

Continúa con la crítica al PP, por defender a una minoría “privilegiada” e instalarse en el “bloqueo, el negacionismo y el catastrofismo”

Sánchez ha interiorizado que debe mostrar un Gabinete activo y con alma. Este viernes lo reiteró: el Gobierno “no olvida para quién gobierna”, y menos en una época de “incertidumbre”, se hace “cargo” del sufrimiento e inquietud de los ciudadanos: “Nadie me va a escuchar poner paños calientes, no me voy a poner nunca de perfil. Ya tuvimos muchos años de parálisis y siempre vamos a dar la cara”, manifestó, porque entiende la política “con determinación y diálogo, con empatía y sensibilidad social”.

Esa receta se la aplica para el tiempo que queda antes de los comicios. Recalcó que el Ejecutivo trabajará para “dar la vuelta a las encuestas” que hoy son favorables al PP. ¿Cómo? No cayendo en el “catastrofismo” de la derecha, pero tampoco en la “euforia”, y echándole horas, “dedicación, compromiso y sentido común”. El presidente puso en valor los buenos datos de la EPA conocida este jueves (los 20,5 millones de ocupados), el crecimiento interanual del PIB del 6,3%… sin ocultar la “preocupante” inflación del 10,8%. Pero hay “fundamentos sólidos” en la economía, dijo, como para que se mire con “garantías el futuro”. Sánchez evitaba triunfalismos para acogerse a una cierta prudencia.

Apostilló, eso sí, que España, dado el cumplimiento de los hitos marcados por Bruselas, recibió este mismo viernes el segundo pago de los fondos europeos para el plan de recuperación, por valor de 12.000 millones de euros. Se ha alcanzado ya “velocidad de crucero”: el plan ya financia, ilustró, “más de 28.000 proyectos en toda España”.

No interfiere la jura de Leonor

El jefe del Ejecutivo aprovechó su rueda de prensa en la Moncloa, de algo más de una hora, para zanjar, a preguntas de los periodistas, la hipótesis de que lleve las generales a enero de 2024. “No, no hay opción. Se tienen que celebrar como tarde en diciembre de 2023”, subrayó, porque es “un mandato constitucional” y este Ejecutivo, a diferencia de otros (léase el PP), “cumple con la Constitución”.

El jefe del Ejecutivo evita el triunfalismo: ni pesimismo ni “euforia”, y sí “dedicación”. Resalta que España ha recibido ya el segundo pago de los fondos europeos

En efecto, la Carta Magna obliga a que las Cortes se disuelvan, si no hay anticipo electoral, 25 días antes de su vencimiento, que en este caso sería a los cuatro años de las últimas generales, el 10 de noviembre de 2023. No influye en este caso, expresó, que la princesa Leonor tenga que prometer su cargo cuando cumpla 18 años, el 31 de octubre del próximo año. Dicho de otro modo: para su cumpleaños, Congreso y Senado estarán disueltos.

Sánchez descartó también una remodelación de su Ejecutivo en septiembre porque está satisfecho con el equipo que tiene y agradecido de su trabajo. En el fondo, eso era decir poco, porque no implica que no pueda haber ajustes en su Gabinete más adelante, si bien sus dirigentes más cercanos no los prevén. Tampoco se recreó con los relevos en la dirección del PSOE: volvió a agradecer el trabajo de la ex vicesecretaria general, Adriana Lastra, y de los exportavoces en el partido y en el Congreso, Felipe Sicilia y Héctor Gómez, y cumplimentó a sus sustitutos, María Jesús Montero, Pilar Alegría y Patxi López, “políticos dispuestos a trabajar por el partido”.

Dos últimos temas de la comparecencia. De un lado, Cataluña: “Mientras haya” un Gobierno “progresista” en Madrid “habrá voluntad de diálogo”, apuntó, animando a todos a “desjudicializar” la política y a llegar a acuerdos “transversales”. Ni un apunte sobre la posibilidad de revisar el delito de sedición, como le pide ERC. De otro, la reforma de la financiación autonómica, que solo es posible, recordó, con un acuerdo de PSOE y PP, y mientras tanto, el Gobierno está entregando “volúmenes de recursos históricos” a las comunidades y los ayuntamientos.

Sánchez se exhibe cómodo en este nuevo registro. La temida vuelta del verano dirá si tiene que corregir la trayectoria o perseverar en ella.