"El referéndum es válido y no hay que volverlo a hacer. Ya hemos votado", ha asegurado Carles Puigdemont entre aplausos durante el quinto aniversario del referéndum del 1-O. Aclamado a gritos de "President", Puigdemont ha destacado que fue la participación ciudadana la que marcó el 1-O. "Las papeletas llevan vuestro nombre", ha dicho agradeciendo a la gente su presencia. Durante su intervención no ha perdido la oportunidad de lanzar algún que otro dardo al Govern. "Mientras se gestiona la autonomía hay que preparar la independencia", ha apostillado el 'expresident'.

Puigdemont, además, en tanto que presidente del Consell per la República (convocante del acto) ha advertido a los partidos independentistas -aunque sus palabras iban especialmente dedicadas al actual jefe del Govern, Pere Aragonès- de que sus votos derivaban, precisamente, del desbordamiento democrático del 1-O. Y que, si se apartaban del camino marcado ese día, se toparían de frente con su entidad. Toda una advertencia en el momento en que su partido, Junts, se halla inmerso en una negociación con ERC en la que, uno de los elementos en discusión, es negociar con el Estado de un referéndum pactado.

En contraposición, la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha sido duramente abucheada durante su discurso. "Necesitamos una estrategia común", ha dicho Forcadell despertando la ira de los concentrados. Gritos de "traidora", silbidos y abucheos han llegado a eclipsar su intervención en varios momentos. Forcadell ha dicho que comparte la desilusión: "Estáis desilusionados: lo entiendo y lo comparto. En 2017 lo tuvimos tan cerca, que yo también me siento así. Pero estoy contenta porque veo que seguís movilizados".

El hartazgo y la decepción han quedado claros desde el primer momento en el acto del Arc de Triomf de Barcelona. "Volem dimissions", han coreado los cerca de 60.000 asistentes, según la organización, en varias ocasiones. Los silbidos a Marta Rovira contrastaban con los aplausos y vítores a Carles Puigdemont, que ha intervenido de forma telemática al final del acto.

Manifestación del 1-O. Manu Mitru

La crisis de Govern, y la división en el seno del independentismo, ha hecho mella en las bases secesionistas. Entre las pancartas han abundado ultimátums y quejas dirigidas a los políticos. "Govern: DUI o dimissió" o "els partits ens heu traït" han sido algunos de los eslóganes. "Los votos que permiten gobernar la Generalitat vienen del desbordamiento, por tanto es lógico que hoy nos dirijamos a ellos. Si no se avanza en la línea del 1-O, el Consell tiene la obligación de ponerse delante", ha amenazado Puigdemont al respecto.

"Govern dimissió"

“Cada vez que nos pegaban entendíamos que nos pegaban porque teníamos posibilidades de ganar”, ha dicho Dolors Feliu i Torrent, presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), recordando las cargas policiales. Tras ello, ha defendido que si los partidos no llegan a un acuerdo saldrán con una lista cívica y ha llamado a crear ya el nuevo embate contra el Estado: "No nos frenarán". “Salimos a la calle el 11 de septiembre y hemos hecho que se mueva un gobierno inmovilista”, ha dicho en referencia a la crisis del Govern contra la que ha esgrimido la convocatoria de una conferencia nacional para la independencia, "sea corta o larga la legislatura", ha dicho con una sonrisa sardónica.

“Esto no es un acto de nostalgia y lagrimita. Es un acto reivindicativo”, ha resumido Xavier Antich, presidente de Òmnium Cultural. “Nada puede parar la fuerza de este pueblo. Aquí no sobra nadie, esto va de ganar”, ha afirmado. “Corremos el riesgo de perder la fuerza colectiva que hizo posible el 1-O”, ha dicho en referencia a la crisis del Govern. Tras ello, los asistentes han vuelto a silbar y gritar “queremos dimisiones” y “ya basta”.