El presidente del Gobierno y el líder del PP se volverán a enfrentar en el Senado justo un mes después. El cara a cara de este martes se produce en un momento de especial convulsión para Pedro Sánchez, a solo dos días de que el Congreso aborde en pleno la reforma del Código Penal sobre el delito de sedición (está por ver lo que ocurrirá con la malversación) y en plena tormenta de la ley del ‘sólo sí es sí’. Precisamente, la coyuntura llevará a Alberto Núñez Feijóosustituir su habitual discurso económico (centrado en los datos macro, la deuda, la bajada de impuestos, la inflación y la cesta de la compra) por uno más político e ideológico en el que se lanzará contra el presidente.

Así lo reconocen a este diario fuentes de Génova, que aseguran que “las circunstancias actuales” obligan a que la economía quede en un segundo plano por mucho que sigan considerando los datos “muy preocupantes”. 

En el entorno del líder conservador avanzan que se podrá apreciar un tono más duro contra Sánchez y, a pesar de que la obsesión de Feijóo sigue siendo hacer una oposición muy distinta a la de su principal rival por la derecha, Vox, este martes con seguridad sacará un perfil “más contundente”.

Esa contundencia coincide también con el inicio de la campaña a pie de calle, como adelantó este diario, con actos en distintas provincias de España en las que será el propio Feijóo quien protagonice mítines con afiliados y simpatizantes. El PP ha huido de las manifestaciones que propone la ultraderecha e insiste en que las suyas no serán “protestas” como tal, sino una fórmula intermedia que permita expresar el rechazo a las decisiones del Gobierno, implicando a la ciudadanía y sin perder la oposición institucional que pretende Feijóo.

Un equilibrio difícil al que el PP se somete día a día y en mitad de un debate, especialmente mediático, sobre si los conservadores están ejerciendo una oposición suficientemente sólida contra Sánchez en un momento delicado. Feijóo ha respondido a la eliminación del delito de sedición (y su sustitución por desórdenes públicos agravados) asegurando que si llega a la presidencia del Gobierno lo revertirá. 

Esa ha sido su única propuesta en firme. De hecho, dos días después de su comparecencia, recién llegado de su gira por Latinoamérica, el líder del PP intervino ante el comité ejecutivo de su partido asegurando que el rechazo a la reforma del Código Penal, “hecha a medida de los socios de Sánchez” no debe ir en ningún caso de la mano de “insultos” u “ocurrencias” como las planteadas por el resto de la oposición, y que el partido debe seguir mirando al centro. El plan pasa por seguir atrayendo votantes socialistas o de centro izquierda que se han decepcionado con Sánchez y necesariamente, dicen en la dirección, no pueden permitirse “estridencias que los ahuyenten”.

Frente a eso, Ciudadanos y Vox, en una clara pinza contra su principal competidor, han propuesto una moción de censura que por mucho que no cuente con el apoyo suficiente para desalojar a Sánchez, al menos retrasaría la modificación del Código Penal y exhibirá el rechazo de una parte importante de la Cámara. Santiago Abascal también promoverá en los próximos días nuevas manifestaciones como la de este fin de semana en Barcelona, que no fue capaz de congregar a más de 300 personas.

Campaña propia en la calle

El primer acto de calle al que acudirá Feijóo será este jueves en Badajoz y el fin de semana será el turno de Madrid. La idea son mítines abiertos a la ciudadanía pero bajo las siglas del PP en todo momento.

 

En Génova le han dado vueltas hasta dar con una fórmula que encajara a Feijóo. El líder conservador no es partidario de calentar la calle como tal y quería una fórmula que acercara los puntos de vista de su partido a la sociedad, con actos abiertos a quienes comparten las críticas o la indignación ante las últimas decisiones de Sánchez, pero que no se sienten representados en acciones que inflamen más el ambiente.

Y de hecho esta subida de tono en el Senado no será un giro en la forma de hacer oposición. El entorno del dirigente gallego insiste en señalar que no cambiará su rumbo ni sus objetivos políticos, y que adaptará el discurso de oposición al momento político, pero sin perder el rumbo de la centralidad por muchos “debates y ruido” que se generen.