El PP presionará a los diputados del PSOE hasta el final en el debate sobre la modificación del Código Penal. El objetivo de pedir que la votación de eliminar la sedición, que se debate en el Congreso este jueves, se haga por llamamiento directo (con nombre y apellidos uno a uno) pretende retratar a los socialistas y también, explican fuentes de la dirección popular, “agitar conciencias” ante una medida que los conservadores entienden que tiene muy mala lectura entre el electorado de Pedro Sánchez.

Fuentes de Génova afirman que, según los datos internos que manejan de estudios hechos la semana pasada, más del 70% de los votantes del PSOE rechazan derogar ese delito que beneficia a los socios del Gobierno condenados tras el procés. Casi el 80% ve con malos ojos la reforma del delito de malversación, que en los pasados días estuvo encima de la mesa, y que ahora parece que quedará en un cajón.

Como publicó este diario, el PSOE estaba muy tensionado con esta última reforma, que abría en canal el melón de beneficiar también a condenados por corrupción y que tendría efectos directos sobre casos como el de los ERE. Desde el primer momento la noticia no fue bien recibida en las filas socialistas e incluso ERC, el grupo que en principio se iba a ocupar de plantear el cambio a través de una enmienda, dudaba sobre cómo hacerlo teniendo en cuenta su discurso tan combativo contra la corrupción.

Pero fue el propio Oriol Junqueras quien afirmó esa opción en una entrevista en ‘El Periòdico de Catalunya’ dejando claro que la reforma de la malversación afectaría al voto de los republicanos en los Presupuestos Generales. Pero, al final, el Gobierno se aseguró la mayoría necesaria incluso sin los votos de ERC, de la mano de Bildu y el PNV entre otros. Y todavía está por ver qué ocurrirá con esa reforma, que muchos dirigentes ya dan por muerta antes de nacer.

Sea como sea, el PP cree que el Código Penal “a medida” de los socios de Sánchez ya ha supuesto un desgaste para el Gobierno que no podrá revertir. Eso, unido a la polémica de la ley del ‘sólo sí es sí’ (que tampoco parece que el Ejecutivo vaya a reformar hasta escuchar al Tribunal Supremo) han encadenado dos semanas complicadas en Moncloa. Y de ahí surge la campaña de calle de los populares que, como adelantó este diario, huye de las manifestaciones impulsadas por Vox pero que pretende acercar el cabreo de la ciudadanía a las siglas del PP.

Y muy especialmente a los votantes del PSOE o electores de centro izquierda que ya no se sientan representados por Sánchez. Esa es la estrategia marcada por Génova desde hace meses y todas las acciones se dirigen por ese camino. De hecho, desde hace dos semanas, en cuanto se conoció que el Gobierno cambiaría el delito de sedición por el de desórdenes públicos agravados el mensaje de Alberto Núñez Feijóo estuvo dirigido a todo el Partido Socialista, “que es mucho más que Sánchez”.

En los días sucesivos todos los dirigentes han replicado de distintas formas lo mismo: la apelación constante a la responsabilidad de cada uno de los diputados que este jueves votarán eliminar la sedición, sobre todo aquellos de comunidades autónomas cuyos presidentes han manifestado expresamente su rechazo: el caso de Castilla-La Mancha y Aragón.

Según explican en Génova, la presión del PP continuará por esa línea todo el día de mañana y será uno de los puntales en los actos a pie de calle. El primero, este jueves también en Badajoz. Y el segundo, el sábado en Madrid. 

Los conservadores tienen testado el rechazo de los electores a estas medidas que benefician a los independentistas por mucho que el PP sea consciente de que la situación política en Cataluña se ha desinflamado respecto a años atrás. Pero también hay dirigentes que advierten de que queda tiempo hasta las próximas elecciones de mayo y que la polémica no se mantendrá en cotas máximas todos estos meses.