CRÓNICA PARLAMENTARIA

¿Es el Congreso un planeta lejano del que 'pasa' la gente? Hablan los diputados

Una decena de parlamentarios y parlamentarias cuentan la conexión entre su trabajo y la realidad de la ciudadanía

¿Es el Congreso un planeta lejano del que 'pasa' la gente? Hablan los diputados.

¿Es el Congreso un planeta lejano del que 'pasa' la gente? Hablan los diputados. / NACHO GARCÍA

Ángel Alonso Giménez / Nacho García

Jaime de Olano es diputado del PP por Lugo y hace unos días recibió en su despacho del Congreso a un obispo de la Iglesia ortodoxa rumana. Un amigo le llamó y le pidió que lo recibiera. De Olano reconoce en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, que justo después de concertar la entrevista se preguntó qué podía hacer un tipo como él por un obispo rumano. El obispo fue al Congreso, se reunieron, le expuso un asunto fiscal relacionado con la religión y el diputado popular tomó nota. Y algo muy importante: su señoría se enteró de algo de lo que no tenía ni idea

Gabriel Rufián, portavoz de ERC en la Cámara, está ahora enfrascado en la campaña electoral para la alcaldía de Santa Coloma. Por fuerza ha de escuchar y hablar con cientos de ciudadanos. Bueno, por fuerza si quiere aspirar algo, porque si no sale a la calle y palpa el ambiente de los bares, las plazas y los mercados, no le va a ir nada bien. Él lo hace a menudo, se reivindica.

Así que cuando no se viste de candidato, se viste de diputado, y con el atuendo de diputado por Barcelona, portavoz de ERC y titán mediático, se fue a la Universidad Carlos III de Madrid hace unos días y compartió unas horas con cerca de 300 estudiantes. 

Fue una experiencia que le dio “esperanza”, afirma durante la charla con este medio. Rufián es de los que piensa que el discurso y el relato de la extrema derecha está calando en capas sociales que hace no mucho sólo creían en la izquierda. Lo de que “todos los políticos son iguales” va impregnando los imaginarios de los barrios humildes, en donde la desilusión y el escepticismo se convierten en abstención y en votos contra el sistema. “Hay muchos ratones votando a gatos”, comenta. “La derecha no defiende los intereses de la clase trabajadora”, añade.

Fue con temor a la universidad, cómo no ir así tal y como está el patio. Pero fue también con respeto. Se encontró una experiencia más que gratificante al final porque notó “conciencia de que se puede cambiar el mundo”. Y de ahí su esperanza.

El portavoz de ERC, como casi todos/as en su grupo, dedican los días fuera del Congreso, fuera de Madrid, a implicarse en actos ciudadanos, en seminarios, debates, conferencias, mítines. Pilar Vallugera, hace aproximadamente un mes, estuvo en Abrera, un municipio barcelonés humilde en el que residen muchos trabajadores y trabajadoras de SEAT. ¿De qué hablaron? Vivienda y efectos de la ley del sí es sí, responde.

Precisamente los asuntos que por entonces recorrieron los pasillos del Congreso con más fuerza. Los asuntos que más volumen metieron al debate político. ¿La música de lo que pasa en el hemiciclo llega fuera? Una decena de diputados y diputadas relata sus impresiones y experiencias.

Lo que se oye en el Congreso y lo que se oye en el bar

Dice Elvira Ramón, diputada del PSOE por Granada, que “el Congreso no es una burbuja aislada”. “Lo componen personas con los mismos problemas que los demás. Pagamos nuestra hipoteca, hacemos la compra, tenemos una vida normal. No somos extraterrestres”, cuenta.

La percepción varía según a quién se pregunte, pues en la política, como en todo, influye el lugar desde el que se mira. Mirar el ejercicio parlamentario desde la mayoría que impulsa leyes es una cosa. Mirarlo desde la minoría que no logra el triunfo de ninguna de sus normas es otra.

Pedro Navarro, diputado del PP por Zaragoza, pieza clave en la campaña electoral de Jorge Azcón para la presidencia de Aragón, lo que le obliga pegarse a la capa emocional de la ciudadanía, hace una reflexión interesante: “La agenda ideológica del Gobierno, la inflación, sus consecuencias, todo esto hace que lo que se oye en el Congreso y lo que se oye en el bar se parezcan más que nunca”, asegura.

Sara Giménez, representante de Cs por Huesca, se propuso nada más sentarse en el escaño por primera vez que haría cuanto estuviera en su mano por acercar las inquietudes y peticiones ciudadanas a su rutina.

Tres años después, cree que “existe lejanía entre las necesidades reales de la gente y la labor parlamentaria”. Numerosos debates, agrega, “están fuera de las preocupaciones cotidianas de la gente, que son el empleo, llegar a fin de mes, el alquiler…”. No le gustan a Giménez discusiones tan ideológicas. Es como si la Cámara se convirtiera en otro planeta. En ocasiones le dicen “a ver si puedes influir más, Sara, para que lleguen a acuerdos y se dejen de tonterías”, según sus palabras.  

María Muñoz, compañera de grupo, en declaraciones a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, es rotunda: “Las preocupaciones sociales son los políticos, la economía, la sanidad y la educación. La primera es los políticos porque no hablan de lo que importa y sobre las otras tres… Pues ya me dirás cuántos debates ha habido en el Congreso”.

El relato contra la verdad

Giménez recuerda que en una reunión reciente le preguntaron por la esterilización forzosa en las mujeres, prohibida por ley, y si algo así era posible en España hasta hace relativamente poco. 

Esto nos lleva a la información, y a su vez, a los medios de comunicación. El diputado del BNG, Néstor Rego, opina que “los grandes medios se centran las prioridades y las agendas de los tres-cuatro principales partidos a escala estatal”, lo que relega las reivindicaciones de las formaciones pequeñas.

El gallego no baja los brazos, mucho menos la voz. Es de los que suele bregar los martes en el Congreso para que sus ruedas de prensa acaparen al menos un poco de atención. No es sencillo. Gracias a las redes, sin embargo, y sobre todo gracias a que trata temas directamente salidos de la realidad de los gallegos, comprueba que “las posiciones del BNG son conocidas en Galicia y muchas veces compartidas”.

No hay discurso que haga en el que no reluzca un problema de su comunidad autónoma, la profusión de torres eólicas, por ejemplo. Quiere Rego regular esto porque el paisaje en Galicia y su propia sociología están sufriendo este "boom disparado de lo eólico". 

El diputado Jordi Salvador, de ERC, se muestra más escéptico. “A veces, cuando acabo el día y repaso lo que dicen los medios y las redes, veo un abismo con lo que he vivido en el Congreso”, advierte. Su tesis invita a la reflexión. “Importa más el relato que la verdad. Se ve con la reforma laboral", que critica a menudo porque no es una vuelta completa al modelo anterior a la llegada del Gobierno de Mariano Rajoy en 2011-2012.

Uxía Tizón, diputada del PSOE por Ourense, ha sido víctima de la desinformación, relata a este medio por escrito. Afirma que las “fake news” están en auge, por desgracia, y cuando va a su tierra a informar sobre los logros de su grupo parlamentario y del Gobierno tropieza con “ideas equivocadas” sobre lo hecho o, directamente, con una ignorancia llamativa. Resolverlo es “uno de los temas pendientes”, puntualiza.

Su compañera de bancada, Elvira Ramón, coincide. “La gente está menos informada de lo que pensamos. Me han comentado ‘tenéis que cambiar esto’ cuando el cambio ya está aprobado”, reflexiona. Para la diputada socialista por Granada, uno de sus principales cometidos es “informar a la ciudadanía en la calle, de tú a tú”. Tizón ahonda: “Es muy importante que cada uno de nosotros y nosotras hagamos pedagogía en nuestros territorios, en actos a pie de calle”.

Vivir como la gente

También proveniente de Zaragoza, como Navarro, es Noemí Villagrasa. Representa al PSOE. Su visión de la conexión Parlamento-Realidad es benigna. “A pesar del ruido y del intento de deslegitimar las instituciones y de ridiculizar el Parlamento de la extrema derecha, hay que entender que en el Congreso suceden muchas cosas que afectan al día a día de las personas y que no les son ajenas”, indica a este medio.

La moción de censura de Vox con Ramón Tamames de candidato, una iniciativa para tumbar al Gobierno que estaba abocada al fracaso desde antes incluso de su registro, es la manifestación más reciente de esta controversia sobre la utilidad del Congreso en la vida diaria de España. Durante dos días, la Cámara atravesó un debate que no sirvió absolutamente para nada, legislativamente hablando.

Efectos políticos sí hubo, sin duda, pero apuntan a la demoscopia y a los sondeos y a cálculos electorales, que son cosas que no ayudan a la gente a llegar con 100 euros más a final de mes ni contribuyen a fortalecer los derechos de las minorías sociales. 

Pero para la mayoría de los diputados/as consultados, aquello, aun ruidoso y controvertido, fue un trámite excepcional y aislado

Villagrasa rememora aquellos días de interlocución frecuente con los agricultores de su pueblo para informarles de los avances de la PAC y, más en concreto, de la enmienda que daba amparo a la quema de rastrojos. Rufián destaca cómo se esfuerza, antes de cada discurso, por eliminar “lo farragoso” y recurrir a un lenguaje que la gente entienda. Giménez pide justo esto: palabras inteligibles. De Olano valora el importantísimo trabajo de los diputados en las comisiones, ya que facilita especialización e, incluso, anticipación. Y Tizón ensalza el “profundo trabajo de escucha a colectivos y a miembros de la sociedad civil que ayudan a conocer de cerca las inquietudes y problemas de los diferentes sectores”.

Trabajar con la gente es fundamental para legislar. Pero éste no es el punto de partida. El punto de partida es vivir con la gente. Vivir como la gente. Dice Villagrasa: “La condición de parlamentaria no te quita la de ciudadana, la de militante, la de activista, la de vecina, la de madre. Compro pan en la tienda de siempre y ceno con mis amigos de siempre”.

Como Rufián, quien se sigue moviendo por su barrio de chaval y sigue quedando con los amigos y amigas de antes de que fuera un tipo que sólo necesita unos minutos para que sus tuit sumen 1.000 likes.

No olvidar de dónde venimos es esencial para saber a dónde vamos, o suele serlo. Esto, para los diputados, es de máxima importancia porque, al fin y al cabo, son ellos los que hacen las leyes que nos forman como sociedad.